6.9.13

LA CAÍDA DE RIGA. EL FRUSTRADO LEVANTAMIENTO DE KORNILOV



La prevista maniobra de Ludendorff sobre Riga, estaba según sus propias palabras " meramente concebida como un medio para una mejora genérica de nuestra posición  que nos permitiera economizar tropas".  Con todo, también acariciaba resultados propicios en otro aspecto: al abrir el acceso por el litoral hacia Petrogrado,  sus habitantes experimentarían un sobresalto y su inseguridad aumentaría. La operación  debía por tanto, agudizar las tensiones en el  inestable régimen ruso. Estaba previsto después de concluir allí mantener la presión en la segunda mitad de septiembre,  transfiriendo las divisiones liberadas de nuevo al sur  para comenzar operaciones desde Bukovina hasta el río Sereth entrando en Moldavia”.
 
El ataque, levemente retrasado por los acontecimientos del III Ypres en Bélgica,  fue lanzado el 1 de septiembre de 1917. El general Oskar von Hutier y  su  VIII ejército estaban encargados de llevarlo a cabo. Se enfrentaba al 12º ejército ruso de V. N. Klembovski.

Von Hutier era un hombre de considerable capacidad creativa en temas militares, que sostenía la necesidad de cambiar las tácticas ofensivas habituales puesto que habían perdido su validez. Los bombardeos prolongados y las cargas masivas de infantería eran poco eficaces  y contraproducentes. En su lugar, e inspirándose en lo demostrado por su oponente Brusilov durante el verano de 1916, estimaba conveniente golpear sobre un objetivo concreto en base al recurso a la sorpresa y la velocidad. Hasta cierto punto, Nivelle había llegado a conclusiones parecidas meses antes, pero había fracasado al intentar crear un método alternativo durante la acción del Camino de las Damas. En cambio Von Hutier y su equipo elaboraron unas doctrinas que fueron bautizadas posteriormente como “tácticas de infiltración”.  Entre sus colaboradores destacaba el coronel Georg Bruchmüller, reputado especialista artillero. Se había distinguido en la última contraofensiva en Galitzia en julio.

Para el iniciar el asalto a Riga, ambos jefes del VIII ejército convinieron en desplazar la infantería y la artillería de noche, para evitar en lo posible su detección evitando que el enemigo estuviese sobreaviso, que moviese reservas, o preparase fuego de contrabatería.  Bruchmüller comenzó con un bombardeo con granadas de gas a las 4.00 horas  del 1 de septiembre, seguido con las primeras luces por el fuego de 170 baterías ligeras apoyadas por  otras 200 de tipo medio y morteros pesados. Unas 4 horas más tarde,  en torno a las 8.30,  y bajo la cobertura de una barrera de proyectiles de humo los primeros pontones fueron colocados sobre el río Dvina al sureste de Riga, en una punto donde la anchura del cauce era de 450 metros,  para permitir el cruce de las “Sturmtruppen” que encabezaban la acción. Mientras  tanto 3 puentes, uno para cada división que debía seguirlas, fueron levantados velozmente.  A las 10.30  los alemanes habían creado una cabeza de puente en la orilla opuesta de 2-3 kilómetros de profundidad por 6 kilómetros de anchura, y los puentes estaban terminados.  Superados desde el primer instante,  los hombres de Klembovski  evacuaron  con precipitación la cabeza de puente al oeste de Riga y al día siguiente toda la  ciudad, aunque el cuerpo de  Tiradores Letones proporcionó a las fuerzas rusas  en retirada una eficaz cobertura .

 En conjunto, el cruce ( del río Dvina ) fue ridículamente fácil” exclamó Hoffmann. Sus hombres  controlaron completamente el  puerto el 5 de septiembre.  Fueron tomados prisioneros 9.000 rusos y 200 cañones cambiaron de dueño.

Buena parte del mérito recayó en las  "Sturmtruppen". Venían actuando con anterioridad  en forma de tropas de choque a pequeña escala,  las “Stosstruppen”, participando puntualmente en  acciones cruciales como la batalla de Verdun.  Desde el 23 de octubre de 1916 Ludendorff había ordenado expresamente a cada uno de los ejércitos  del Oeste la creación de un batallón de tropas de choque en su seno. En noviembre de 1916 hasta 30 divisiones había gestado algún tipo de destacamento de asalto. Pero fue ahora, en el frente Oriental y bajo la dirección de Von Hutier cuando sus tácticas y armamento alcanzaron su madurez  y se empleó a las  unidades de asalto en  cantidad considerable.  Su consagración total  llegaría dos meses más tarde en Caporetto y Cambrai. 

En Riga,  numerosos grupos de "Sturmtruppen" de 14 a 18 hombres constituyeron la vanguardia alemana encargada de la ruptura. Estaban  equipados con ametralladoras portátiles tipo MG-08/15 de 19,5 kg y las aún mas livianas  Lewis británicas capturadas, rifles y subfusiles automáticos MP-18 ( el primero eficaz del mundo ),  morteros ligeros de 76 mm con un alcance de 1050 metros y las pistolas Luger P-08  con un impresionante cargador de 32 balas y Máuser la-96. Estas armas eran fácilmente portables durante el avance  y  proporcionaban una inédita potencia de fuego en el combate a corta distancia en las trincheras.  

Los grupos Sturmtruppen según la teoría de la infiltración se movían justo detrás de la barrera móvil de la artillería, y se abrían paso alrededores de los puntos fortificados enemigos. Unidades de mayor tamaño, respaldados por aviones en vuelo rasante, les seguían para neutralizar los reductos enemigos cercados y despejar el camino para los regimientos y divisiones encargadas de profundizar la irrupción y asegurar el terreno mientras la aviación seguía reconociendo  y hostigando al enemigo donde fuera necesario.

Los defensores rusos pronto estuvieron en franca huida, aunque pudieron recomponer sus líneas 32 kilómetros al noreste de Riga porque no fueron perseguidos. “Habríamos mantenido nuestro avance en la dirección de ( San ) Petersburgo, pero desafortunadamente tuvimos que parar, puesto que Ludendorff con la mejor intención del mundo, no podía dejarnos conservar las divisiones necesarias. Las necesita, y Austria también, así que debemos resignarnos  puntualizaba Hoffmann en su diario. 

Como Ludendorff había esperado, la exitosa operación produjo una línea defensiva más corta, y causó ansiedad en la capital rusa por la cercanía de las nuevas posiciones germanas.  Pero ahora las divisiones  vencedoras en Riga tenían nuevas y urgentes misiones que cumplir en Francia e Italia y fueron transferidas, anulándose el plan primitivo de  enviarlas a  Moldavia para rematar a los restos del ejército rumano.

La reacción del mando rusa ante este serio revés fue casi nula, porque Kornilov estaba absorbido por un pulso particular con Kerensky.  Pocos días antes de la  anunciada conferencia de Moscú del 26 de agosto varios activistas de extrema derecha le habían transmitido mensajes de respaldo. Durante la conferencia celebrada en el teatro Bolshoi, a la que habían acudido representantes de todo el mundillo de la política rusa ( salvo los bolcheviques )  desoyó las instrucciones de Kerensky de referirse únicamente al panorama estratégico, y en cambió enumeró públicamente las medidas de su programa: instauración de la ley marcial tanto en el ejército como en los ferrocarriles y fábricas de armamento, y la restauración de la pena de muerte, incluyendo  los casos de propagación de rumores, agitación pública y literatura sediciosa. También criticó vehementemente el descenso en la producción y los sabotajes que a su juicio lo motivaban. 

FOTO. EL GENERAL KORNILOV ( CENTRO ). DE METEÓRICA CARRERA, SE ENFRENTÓ A KERENSKY Y A LOS BOLCHEVIQUES.

 Al retornar al cuartel de la Stavka en Mogilev, la reacción del general ante los acontecimientos en Riga fue denunciar la cobardía y amotinamiento de las tropas, producto a su juicio de la actividad de los agitadores. Estas palabras abrieron un enconado debate en la prensa de la capital con cruces de recriminaciones mutuas entre los “kornilovitas” partidarios de aplicar el programa del comandante en jefe para restablecer el orden,  contra el criterio de  los adeptos del presidente Kerensky, de los bolcheviques y de otras formaciones izquierdistas que se consideraban a si mismas la encarnación de la auténtica revolución  opuesta al despotismo de los oficiales. 

Finalmente el día 8 de septiembre el primer ministro ruso destituyó a Kornilov de la jefatura de la Stavka, y este decidió ir a por todas.  Aunque todavía hoy existen ciertas oscuridades sobre cuales eran sus intenciones reales,  e incluso si fue víctima de una treta deliberada de Kerensky, parece que Kornilov  cavilaba la posibilidad un golpe de estado contra  el Gobierno Provisional y los partidos que los sostenían,  para sustituirlos por una dictadura militar transitoria presidida por él mismo que debería restablecer la disciplina en el frente y la retaguardia civil.  La fulminante destitución disipó  sus últimas dudas, a pesar de intentos de mediación de varias personalidades como Alexeiev y Miliukhov.  

 El día 10 Kornilov emitió un anuncio que  entre otras cosas decía “ el Gobierno Provisional, bajo la presión de la mayoría bolchevique en los soviets (…) esta actuando en consonancia con los planes de Alto Estado Mayor alemán”.

Documento de apoyo: PROCLAMA DE KORNILOV EL 10 DE SEPTIEMBRE  DE 1917 

Inmediatamente empezó a mover unidades de caballería hacia la capital. Kerensky delegó en el soviet de Petrogrado la defensa, permitiéndole armar a los trabajadores afines a los partidos menchevique y eserista. También se levantó la prohibición sobre la Guardia Roja, ilegalizada desde las "jornadas de julio", y dominada por los bolcheviques.  La mayoría de los apoyos que esperaba el ahora general rebelde se mostraron remisos, y denunciado como contrarrevolucionario por la mayor parte de los medios de comunicación su aislamiento fue creciendo hasta que finalmente se rindió pacíficamente en Mogilev el 14 de septiembre a Alexeiev. Este último había sido sacado de su retiro y nombrado nuevamente comandante de la Stavka. Kornilov fue encerrado junto con otros simpatizantes de su causa como Denikin y Kaledín ( atman de los cosacos del Don ) en el monasterio de Bykhov, pendientes del correspondiente juicio.

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