17.4.11

MATADERO EN VERDUN: EPILOGO ( IV PARTE )

Por parte alemana la campaña de Verdun quedó clausurada el 2 de septiembre tras un mandato de Hindenburg emitido el 2 de septiembre de 1916, finalizando tajantemente las actividades agresivas. Pero la validez del refrán de "dos no pelean si uno no quiere" es incierta en determinados casos. Los círculos gubernativos parisienses no se mostraron dispuestos a permanecer a la expectativa y presionaron a Joffre, cuyo bagaje en la conducción de la guerra era mediocre en el último bienio, para tomar la iniciativa. El generalísimo francés visitó el 13 de septiembre los campamentos de Verdun para condecorar a soldados destacados y departir con Nivelle y Mangin la conveniencia de recuperar el terreno perdido desde febrero. Además contaban con el incentivo de disponer de superioridad artillera local, gracias al incremento de la producción propia y la sustracción de piezas alemanas por el compromiso en el Somme; aunque las acuciantes necesidades también obligaron a los franceses a distraer ocho baterías de 155 mm para reforzar aquella batalla septentrional.

El plan de Mangin contemplaba el empleo de cuatro divisiones actuando en las canteras de Haudromont, Thiaumont y las crestas de la Culebra, justo entre el pueblo y el fuerte Douaumont. Mangin rectificó ampliando los objetivos e incluyo los propios fuertes de Douaumont y Vaux, al constatar la imperiosa necesidad de recuperar los puntos dominantes si se quería sacar algo en limpio. Las claves de la acción serían una meticulosa y potente preparación artillera con 969 piezas, inaugurada el 3 de octubre, y mantenida durante tres semanas, concediendo preferencia a la aniquilación de las baterías contrarias. En esa tarea la aviación francesa, que se había hecho con la primacía indiscutible sobre los cielos del saliente, desempeño un papel crucial orientando el tiro y eliminando a los aviadores alemanes. A partir del 19 de octubre y hasta el día 24 se intensificó la presión de bombardeo sobre la línea adelantada, con nada menos que 500.000 proyectiles de 75 mm y 100.000 de 155 mm

A las 8.20 del 22 de octubre los franceses recurrieron a una añagaza. El tiro de cañón se alargó formando una barrera móvil y arrasando las trincheras de comunicación. Este hecho hizo cundir la alarma entre los alemanes que lo interpretaron como un signo inminente de un asalto de infantería, e hicieron entrar en liza sin restricciones su propia artillería. Eso era precisamente lo que esperaba Mangin, que mantuvo a sus soldados tranquilamente a cubierto. Entretanto, las baterías alemanas que habían revelado imprudentemente su emplazamiento fueron machacadas, quedando fuera de combate 72 de las 158 que estaban disponibles al principio. De este modo, cuando realmente las unidades de infantería francesa atravesaron la tierra de nadie a las 14.40 del 24 de octubre, bajo una espesa niebla, la respuesta alemana fue débil.

El bombardeo sobre fuerte Douaumont requirió el empleo de piezas de calibre desmesurado entre ellas dos cañones de 400 mm sobre ferrocarril, secundados por morteros de asedio de 370 mm; las columnas de humo resultantes a los impactos se alzaban un kilómetro sobre el cielo en Douaumont. Algunos de los proyectiles fueron capaces de perforar 2´5 metros de hormigón blindado matando a cientos de hombres de la guarnición y cortando la electricidad en el interior de la fortaleza. A las 4.00 de la madrugada el comandante Rosendahl consideró insostenible la situación y ordenó la evacuación de la mayoría de las estancias. Tampoco la salida al exterior representaba ninguna seguridad, saturado como estaba por explosiones que desparramaban nubes de gas tóxico. Al amanecer del 24 de octubre, después de que último retén contra incendios se replegase, solo quedó en el interior un puñado de centinelas.


FOTO. UNO DE LOS PODEROSOS CAÑONES DE 400 MM EMPLEADOS EN LA RECONQUISTA DE FUERTE DOUAUMONT.OBSERVESE SU PINTURA DE CAMUFLAJE

Las unidades francesas asignadas a cada objetivo eran la división 38º ( hacia Douaumont ) la división 133º ( entre Douaumont y Vaux ) y la división 74º ( hacia Vaux ), aunque el total de tropas comprometidas incluía otras unidades de apoyo hasta totalizar 170.000 hombres. El panorama que contemplaban era apocalíptico, rodeados por una niebla sazonada por inacabables columnas de humo negro sobre una tierra arrasada y desgarrada. Las últimas catarata de proyectiles habían triturado los puestos alemanes liquidando a los defensores, sepultando las ametralladoras y explosionado los depósitos de municiones. La 25º división de la reserva había perdido el grueso de sus efectivos, y otras divisiones germanas presentes, como la 34º que guarnecía Douaumont o la 33º división de la reserva estaban en un estado de postración similar.

FOTO. ASPECTO DE FUERTE DOUAUMONT DESPUES DE SU RECONQUISTA POR LOS FRANCESES EN EL OTOÑO DE 1916. OBSERVENSE LAS TORRES DE VIGIA Y DE AMETRALLADORA QUE HAN SOPORTADO LOS MÚLTIPLES BOMBARDEOS

Todos los objetivos designados cayeron la misma jornada del 24 de octubre o en la madrugada del día siguiente. Thiaumont fue ganado sin lucha, mientras que las estancias de fuerte Douaumont fueron despejadas por el regimiento colonial de Marruecos al leve precio de dos muertos y cuatro heridos. Por tanto los franceses reconquistaron en unas horas la zona encarnizadamente disputada desde febrero. 

Tras unas semanas de pausan en las que los franceses adelantaron la artillería y construyeron 20 kilómetros de carreteras y 22 de ferrocarril de vía estrecha para proporcionar la logística adecuada, el 15 de diciembre Mangin completó su plan apoderándose en la margen izquierda del Mosa de Vacherauville y en la derecha de Bezonvaux con otro golpe rápido usando ocho divisiones. La operación se prolongó hasta el 18 de diciembre de nuevo con pérdidas propias asumibles, y capturando 11.000 prisioneros.

Gracias a estos limitados pero muy aplaudidos triunfos el equipo Nivelle-Mangin fue aclamado como el de los hombres providenciales en los que Francia debía depositar su plena confianza. Mangin se convirtió en comandante del 6º ejército, y a finales de diciembre de 1916 el desgastado Joffre fue reemplazado por el ídolo del momento, Nivelle, en la jefatura máxima del ejército francés. La devastada campiña de Verdun recuperó una paz engañosa solo rota brevemente por menores ataques franceses en agosto de 1917 y finales de 1918.

El total de los hombres sacrificados en Verdun sigue siendo motivo de debate estadístico. Los historiadores oficiales franceses contabilizarían 162.000 muertos y desaparecidos, con 216.000 heridos (378.000 bajas en total) . Las cifras alemanas ascenderían a 142.000 muertos y desaparecidos, junto a 187.000 heridos (329.000 bajas en total). Otras estimaciones fundadas dan un conjunto sumado de 420.000 muertos y desaparecidos, y de 800.000 heridos. Un precio, en cualquier caso, inasumible para la mente humana salvo en circunstancias excepcionales como las que se dieron en las pasiones desatadas de la Primera Guerra Mundial.