10.12.16

ESPECIAL: EL DEUTSCHE CONSERVATIVE PARTEI ( DKP ) y EL DEUTSCHE VATERLANDS PARTEI ( DVLP) DURANTE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

El estallido de la guerra en agosto de 1914 y la proclamación de la Burgerfriede alteraron el modo de tomar decisiones en el II Reich. Inesperadamente, la pugna política tenía que librarse con nuevas normas, con una perspectiva en buena medida diferente.

No había que preocuparse de nuevas elecciones generales, apenas por debates acerca de las tarifas del grano; la prensa estaba censurada en parte y la confrontación contra el partido socialdemócrata aplazada para no perturbar el esfuerzo bélico. Más adelante, la autoritaria influencia de los generales Hindenburg y Ludendorff se hizo sentir en la administración y en las decisiones del gobierno. Derivas perceptibles en la dinámica del partido desde 1911 se acentuaron con la guerra: tendencia hacia el nacionalismo radical buscando el consenso de todos los grupos populares de extrema derecha, con exigencias de anexiones tanto en el este como en el oeste; la desconfianza hacia el sistema parlamentario y la posible reforma del sufragio de las tres clases prusianas, la preservación de instituciones monárquicas y las sospechas sobre las intenciones de la socialdemocracia. También la determinación de convertirse en un partido de masas derechista, reclutando trabajadores asalariados y autónomos, buscando un nuevo nombre adecuado para semejante formación. Menudearon los lemas procedentes del ambiente Volkisch,  para acentuar la unidad del pueblo  durante el periodo bélico. 

Una muestra práctica lo constituye la postura del partido durante la discusión del incidente de Zabern. Una  escalada de disputas culminadas en arrestos de civiles y en el registro del periódico "Zaberner Anzeiger" por miembros del ejército en aquella localidad alsaciana en noviembre de 1913 provocó una crisis mediática y política, en la que el DKP se alineó con la actuación de los militares y la postura del káiser respaldándolos. Los conservadores criticaron la tibieza del canciller Bethmann cuando este explicó la postura del gobierno en el parlamento. El conde Kuno Westarp  afirmó que "el ejército es una valiosa parte de la nación a la que se debe proporcionar particular apoyo" señalando que esa identificación  "es una profunda tradición enraizada entre nosotros, los prusianos".

Otra preocupación creciente fue contrarrestar el vigor de la izquierda derrotista, especialmente en el parlamento. Hacia 1916 estos esfuerzos habían conducido al convencimiento de que era imprescindible sustituir al canciller Bethmann y a cualquier otro cargo de gubernativo que mostrara síntomas de fragilidad.

Las relaciones entre la Liga de Granjeros ( BdL) y el DKP fueron parecidas a las de los años de preguerra. Por un lado, los jefes de la BdL  criticaban la brusquedad con que eran propagados los comportamientos antes descritos, pero en general dieron su aquiescencia al programa de antiparlamentarismo,  rechazo al gobierno, a los socialistas y a los judíos. Roesicke y Wangenheim, dos de sus líderes más conocidos, contribuyeron significativamente a estas campañas tendentes a crear un polo nacionalista.

Por otra parte, el liderazgo oficial conservador de Heydebrand adoptó una postura reluctante ante cada nueva estrategia emprendida. Los compromisos por parte de los líderes del DKP no eran más fáciles que antaño. Heydebrand y sus colegas estaban muy lejos de ser capaces de  desactivar la agenda del nuevo nacionalismo que suplantaba el estilo tradicional por uno de estilo revolucionario. Esto contribuyó a un marcado escepticismo respecto a la hegemonía de Heydebrand sobre el partido, algo que hubiera sido impensable antes de 1914.

En septiembre de 1914 los pangermanos y otros nacionalistas radicales exigieron anexiones extremas. Tras la decepción de la batalla del Marne, la dirección conservadora estuvo más decidida a limitar la agitación anexionista y volcarla en demandas puramente económicas. En noviembre de 1914 los pangermanos y Hugenberg trazaron más planes detallados para resolver el destino de la Polonia rusa, conquistada por Hindenburg y Ludendorff en 1915, y para julio de 1916 el "Comité Independiente para una Paz Alemana" había ilustrado la amplitud del movimiento sobre los objetivos de guerra. Incluso entonces Heydebrand procuró contenerlos. Westarp fue el único miembro de alto rango del DKP que firmó el manifiesto del Comité Independiente.

Heydebrand no quiso implicar públicamente a su partido en el movimiento contra Bethmann, temiendo que en medio de la guerra esto pudiese socavar la autoridad del estado alemán. Esta postura fue interpretada como una muestra de hipocresía,  y denunciada por los pangermanos, los líderes de la BdL y todos aquellos conservadores hostiles a Bethmann. En agosto de 1916 los pangermanos conservadores que estaban usando el Comité  Independiente para consolidar su campaña contra Bethmann maniobraron contra Heydebrand al mismo tiempo. Según ellos, Heydebrand “ya era un líder solo de nombre”. Aunque esta afirmación era un tanto exagerada, las tensiones acumuladas y el impacto de la resolución de paz del Reichstag en julio de 1917 obligaron a Heydebrand a pronunciarse. Por tanto permitió a los portavoces del DKP expresarse con mayor entusiasmo respecto a los objetivos bélicos, una posición que mantendrían hasta el fin de la guerra. Para entonces, los objetivos ya no eran el asunto prioritario de los pangermanos, más preocupados por la agitación del “frente interior” y la necesidad de enfrentarse a la propaganda derrotista procedente del izquierdismo.

¿Por qué existió esa reluctancia conservadora a unirse al movimiento pangermano en la reivindicación de los objetivos de guerra radicales? Heydebrand permaneció distante tanto por razones de táctica política como por convicciones. El 31 de diciembre había escrito que los planes de Class y Hugenberg iban demasiado lejos, y no los consideraba ni practicables ni útiles. Heydebrand mantuvo esa postura muchos meses. Tanto él como  Westarp eludieron la súplica de subordinados como Grumme y Gebsattel que pedían suscribir una postura previa. Lo hicieron apelando al clásico margen de  libertad de maniobra de debían mantener los parlamentarios del partido: Heydebrand escribió: “Si llegaran las conversaciones de paz, sería mucho menos satisfactorio para el partido y su dirección, que tendrían que debatir responsablemente en el parlamento estando atados a demandas previas procedentes de representantes de la opinión pública ajenos al parlamento”.  Esta afirmación ayuda a comprender porque Heydebrand y Westarp  continuaron disfrutando de la confianza de ciertos sectores del Partido Conservador, que estaba en 1917 profundamente dividido. Cuando el Comité de los 50 se reunió el 18 de febrero de 1917, la rama de los conservadores pangermanos tomó la previsible actitud de atacar la postura titubeante de Heydebrand. Pero la mayoría estaba sólidamente detrás del presidente del DKP. Uno de ellos declaró que los cabecillas del partido habían actuado correctamente al no participar “en los fuegos de artificio baratos de una revuelta” contra Bethmann.

Por otra parte, la mayoría de dirigentes eran más hostiles ante Inglaterra que contra Rusia, y era inevitable que desconfiasen de la pretensión de grandes anexiones que los pangermanos reclamaban en el Este.

Los conservadores estuvieron siempre motivados por el deseo de dirigir el sentimiento expansionista pangermano para realzar su propia posición económica y política en el país.

Criticaron al gobierno por consentir la participación de socialdemócratas y sindicalistas en el diseño de la economía de guerra; se mantuvieron enrocados ante posibles cambios, incluso los propuestos por la derecha nacionalista. De hecho, ¿cómo reaccionaron ante los planes formulados por grupos ajenos al partido para una mayor captación de las masas? El Partido de la Patria Alemana (Deutsche Vaterlandspartei, DVLP) sería el resultante Sus orígenes pueden rastrearse en el memorándum de W. Kapp en mayo de 1916 titulado “Los círculos nacionalistas y el canciller del Reich”. Fueron distribuidas 300 copias entre personalidades nacionalistas, jefes militares y altos funcionarios del gobierno. Su tesis se resumía en que solo una paz victoriosa facilitaría “la concentración y reforma de los partidos políticos” y covertiría “nuestra fracturada vida partidista” en algo saludable. También criticaba a Bethmann por su política interior y exterior, y demandaba su sustitución. Bethmann lo calificó de “filibustero de la opinión pública”. También se aseguró de que Kapp no fuera designado de nuevo para su cargo de gobernador provincial de Prusia Oriental, que venía desempeñando desde 1906.