13.9.13

DECLIVE DE LA GUERRA SUBMARINA EN OTOÑO DE 1917



 En  julio de 1917  los Aliados normalizaron el prometedor sistema de convoyes desde Norteamérica, y en agosto extendieron el procedimiento al resto de rutas procedentes de Suramérica, Asia y África. Una limitación inicial de los convoyes fue que solo se aplicaban sobre los viajes de ida a Inglaterra. En el  viaje de regreso desde Inglaterra, navegaban aislados, sufriendo importantes pérdidas. Comprobado este hecho  en septiembre de 1917, y a medida que se dispuso de más escoltas y más práctica en la organización de convoyes, el sistema de protección se implantó para los dos sentidos del recorrido. El perfeccionamiento de las tácticas antisubmarinas y su generalización, especialmente a base de barrajes de minas más sensibles en el mar del Norte y del estrecho de Calais, y de la masiva distribución de cargas de profundidad, también jugaron su parte para superar la crisis de la navegación mercante aliada.


El almirante Michelsen, en parte para desbordar  la creciente resistencia, ordenó a los submarinos alemanes atajar nuevamente por el paso de Calais, a la vez que ampliaba las áreas de caza al mar de Barents y al Atlántico central en torno a las Azores, encrucijada de los convoyes, recurriendo a los “U-Kreuzern” que disponían de  mayor radio de acción. A finales del verano disponía de para seguir sosteniendo la campaña de 140 “Frontboote”.

El mes de septiembre se saldó con el hundimiento de 353.602 toneladas mercantes aliadas, englobando 158 navíos. Uno de los cruceros más fructíferos de los "tiburones de acero"  fue  iniciado el 3 de septiembre por el experimentado y exitoso capitán Waldemar Kophamel al mando del U-151, que se apuntó 30.000 toneladas en 13 blancos.   

Por otro lado, los contragolpes aliados y los accidentes se cobraron  11 submarinos.
El U-28 del capitán Georg Schmidt fue alcanzado por la explosión de una de sus presas, un transporte de munición,  cuando se acercó en superficie para rematarlo, cerca de Cabo Norte. El U-66 de Gerhard Mühle desapareció cerca de Dogger Bank, seguramente minado. El 5 de septiembre terminaron las andanzas del U-88 de Schwieger, as de los submarinistas y  verdugo del “Lusitania” dos años antes, también por causa de las minas en el Mar del Norte. Al UC-42 de Hans-Albrecht  Müller le tocó la negra suerte el 10 de septiembre  por accidente con una mina propia que trataba de colocar en los accesos a Queenstown, al sur de Irlanda.

Al día siguiente fue el turno del U-49 de Richard Hartmann, abordado y cañoneado por un mercante. El 12 de septiembre fue baja el U-45 de Erich Sittenfeld torpedeado por el submarino británico D7 al oeste de las Shetland. El UB-32 de Benno von Ditfurth fue destruido por las cargas de profundidad de un hidroavión británico en el mar del Norte. El 13 de septiembre desapareció sin dejar rastro el UC-21 de Werner von Zerboni di Sposetti después de haber minado la costa de la Bretaña francesa. El 16 de septiembre el UC-33 de Alfred Arnold fue partido por el cazasubmarinos  P61, siendo precisamente su comandante el único superviviente. El 27 de septiembre tras salir de Zeebrugge fue aniquilado el UC-6 de Gottfried Reichenbach junto al buque-faro de Kentish Knock, por varias minas británicas. El último infortunado del mes fue el U-55 de Horst Rühle von Lilienstern por un accidente de minado que le dejó a merced de 3 patrulleros enemigos.

En octubre, el tonelaje hundido ascendió algo, hasta las 466.542, pero lejos de las ansiadas cifras necesarias para quebrar el tráfico aliado. Además, los codiciados ( y fuertemente escoltados ) transportes de tropas americanos que comenzaban a recalar en Francia se mostraron esquivos pese a los denodados esfuerzos de los submarinistas. De hecho, el 23 de octubre se organizó la primera gran unidad americana en suelo francés, la 4º brigada de marines.

La lista de bajas submarinas fue dolorosa pero más reducida que los meses precedentes. Empezó con el UC-14 de Adolf Feddersen, que chocó el día 3 de octubre con una mina ofensiva británica cuando retornaba a Zeebrugge. El UC-16 de Georg Reimarus  desapareció ese mismo día sin rastro, salvo el cadáver de uno de sus tripulantes arrastrado por la marea a la costa holandesa semanas después. El UB-41 de Max Ploen sucumbió el día 5 a una mina frente a Scarborough. Igual destino debió correr en el mar del Norte el U-106 de Hans Hufnagel cuando regresaba a su base .
Alrededor del 14 de octubre cesaron las noticias sobre el UC-62 de Max Schmitz, salido de Zeebrugge el 11 para minar la costa inglesa, seguramente víctima de un artefacto propio o enemigo. 

Los submarinos no eran el único esfuerzo alemán contra el tráfico enemigo. Conocedores de que los ingleses organizaban convoyes procedentes de Noruega, el almirante Von Scheer destacó a los nuevos y rápidos ( 28 nudos ) cruceros ligeros "Bremse" y "Brummer" para efectuar una incursión sobre los mismos. El día 17 de octubre sorprendieron a 125 kilómetros de las Shetland a una agrupación de doce  mercantes protegidos por dos destructores y dos patrulleras. Todos fueron aniquilados por los cruceros alemanes, excepto dos mercantes y las patrulleras. El "Bremse" y el "Brummer" regresaron  indemnes a su base después de atravesar sin contratiempos el Mar del Norte.

La tarea del dragado de minas en aquellas aguas trazando y limpiando constantemente canales seguros se convirtió en la dedicación principal de la flota imperial alemana. A su vez, los británicos trataron de entorpecer estos trabajos que  impedían su objetivo de embotellar a los submarinos en sus bases. 

Los hostigamientos culminaron el 17 de noviembre cuando los británicos montaron una ambiciosa incursión para dañar las flotillas de dragaminas alemanes. Estaba liderada por los cruceros de batalla "Repulse" y "Renown", acompañados por  los cruceros de batalla rápidos ( 31 nudos ) "Glorious" y "Courageus", 8 cruceros ligeros y dos flotillas de destructores . La mañana de ese día atacaron aproximadamente a la altura de la mitad de la línea Horns Reef-Terschelling a 20 dragaminas alemanes, capturando a uno de ellos y desbandando al resto, aunque los 4 cruceros ligeros del Segundo Grupo de Exploración del almirante Von Reuter que les daban escolta los ocultaron mediante cortinas de humo mientras se replegaban a toda máquina. Después de una trepidante persecución de 20 kilómetros, la oportuna intervención de los acorazados "Kaiser" y "Kaiserin"  ( que ejercían la  protección lejana ) con su artillería de 305 mm equilibró el duelo. Poco después, al acudir a la zona los cruceros de batalla "Hindenburg" y "Moltke"  el contralmirante Phillimore, que mandaba  la agrupación británica, consideró más prudente dar media vuelta.

FOTO. EL CRUCERO LIGERO "BRUMMER", VELOZ Y EXITOSO INCURSOR.


Sin embargo, para los dirigentes alemanes el mes de noviembre constituyó la  amarga confirmación de que sus optimistas planes para estrangular el abastecimiento de sus adversarios habían fracasado en su principal cometido. La cifra de naufragios cobrada fue de 126 barcos con un registro de solo 302.599 toneladas, el más bajo de todo 1917, y muy alejado de la cantidad necesaria para doblegar a los Aliados. Ciertamente, éstos habían tenido que invertir recursos ingentes en personal, trabajo en astilleros y gastos financieros para frenar la sangría en los mares, y el extraordinario esfuerzo y eficacia de las tripulaciones alemanes rentabilizando sus U-boote estaba fuera de toda duda, pero la realidad es que a pesar de ello el tránsito naval aliado cubría sobradamente los mínimos indispensables para que el esfuerzo de guerra de Gran Bretaña y sus socios pudiera mantenerse e incluso seguir aumentando.



En cuanto a las pérdidas de sumergibles en noviembre, estás se inauguraron con el UC-63 de Karsten von Heydebreck torpedeado el 1 de noviembre por el submarino británico E52 en el canal de la Mancha. El 3 de noviembre sonó la hora final para el UC-65 de Klaus Lafrenz en iguales circunstancias, esta vez a manos del británico C15. El 17 de noviembre el U-58 de Gustav Amberger fue hundido cerca de Queenstown por destructores norteamericanos mientras trataba de atacar  un convoy. La jornada de castigo no se cerró ahí, y ese mismo día el UC-51 de Hans Galter fue víctima de un mina en el canal de la Mancha. Al día siguiente llegó el turno del UC-47 de Gunter Wigankow, abordado y machacado con cargas de profundidad por el cazasubmarinos inglés P57 cerca de Flamborough Head, y también el final del UC-57 de Friederich Wissmann  en el Báltico por la detonación de una mina rusa mientras regresaba de suministrar armas a los finlandeses. El 21 de noviembre se perdió el U-48 intentando atravesar las barreras del paso de Calais, donde quedó atrapado y fue liquidado por 7 patrulleras y un destructor. Finalmente, el UB-61 de Theodor Schultz chocó con una mina ofensiva británica en los canales dragados y supuestamente seguros del golfo Alemán, cerca de Heligoland cuando retornaba tras cumplir una misión.

En diciembre hubo un cierto repunte de las cifras de hundimientos, hasta las 414.766 toneladas en 160 navíos, pero lejos de las marcas de la primavera, lo que confirmaba la decadencia irreversible de la campaña submarina. Aunque los submarinistas germanos seguirían representando hasta el final de la guerra una grave amenaza, la posibilidad de que ellos solos pudieran derrotar  a los Aliados se había desvanecido definitivamente.


FOTO. REINHOLD SALTZWEDEL, UNO DE LOS MÁS BRILLANTES VETERANOS DEL ARMA SUBMARINA ( CON UNA MARCA DE 172.768 TONELADAS ), ALCANZADO POR EL DESTINO EN DICIEMBRE DE 1917


Por su parte, el tributo mensual que pagó a cambio la armada alemana  fue la pérdida el 2 de diciembre del UB-81 comandado por el veterano Reinhold Saltzwedel, al chocar con una mina a 20 kilómetros de la isla de Wight y ser rematado por el patrullero inglés P32; el UC-69 de Hugo Thielmann por abordaje accidental del U-96 en el canal de la Mancha el 6 de diciembre; el UB-18 de Georg Niemeyer embestido el 9 de diciembre por un "bou" en el canal de la Mancha, arrastrando consigo a toda su tripulación; el UB-75 de Franz Walther desaparecido a partir del 9 de diciembre cerca de Flamborough Head seguramente minado; el U-75 de Schmolling  liquidado el 13 de diciembre por una mina cuando salía de un canal dragado en el Mar del Norte, pudiendo rescatarse a la mayoría de su tripulación; el UC-38 de Hans Hermann Wendtland al día siguiente por destructores franceses en el Mediterraneo; el UB-56 de Hans Valentiner,  que finalmente perdió la partida el 19 de diciembre por una mina en el barraje del paso de Calais; y el último del mes precisamente en la jornada de Navidad, el UB-87 de Rudolf Von Spethz-Schulzburg, hundido con toda su gente por los escoltas de un convoy en el Mar de Irlanda.




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