18.9.11

LA BAZA DE LAS NACIONALIDADES SIN ESTADO ( 2ª PARTE ) PILSUDSKI Y EL REINO DE POLONIA

En una serie de repartos iniciados en 1772 y culminados en 1795, el antiguo reino polaco quedó dividido entre sus vecinas Rusia, Austria y Prusia. Parcialmente revivido en 1807 y 1809  por Napoleón, que arrancó sus sectores  a los prusianos y austriacos para crear el gran ducado de Varsovia, volvería a desaparecer en 1815 cuando transformado en un "Reino del Congreso de Viena" quedó bajo la tutela del zar ruso. Las fracasadas insurrecciones de 1830 y 1863 arrojaron oleadas de exiliados con afanes  independentistas por el resto de Europa y América, o sirvieron para crear sociedades secretas en la propia Polonia rusa.

Entre sus miembros destacaría Josef Pilsudski, epítome del  fervoroso patriota polaco,  especialista en la lucha clandestina, curtido por muchos años de exilio y actividades subversivas. Nacido en 1867 en el seno de la pequeña nobleza nacionalista, coqueteó durante su juventud con el movimiento socialista, considerándolo una fuerza capaz de romper el status quo del zarismo, y de rebote, obtener la independencia polaca respecto a Rusia. Durante años compaginó su papel como editor de periódicos, agitador, presidiario en Rusia y Alemania, ladrón de bancos y terrorista ( llego a implicarse en el atentado contra Alejandro III que le costó la condena a muerte al hermano de Lenin ). Paulatinamente fue alejándose del socialismo de cuño internacionalista y acentuando su nacionalismo. En 1906 estableció su centro de operaciones en Cracovia y su comarca étnicamente polaca, por aquel entonces parte integrante del imperio austrohúngaro. Contaba con el beneplácito de Viena, puesto que las autoridades le consideraban el agente adecuado para vengarse de la agitación paneslava que San Petersburgo fomentaba  descaradamente contra su vecino danubiano. Creó una red de asociaciones deportivas que le sirvieron para formar unidades paramilitares embrionarias, que recibieron el reconocimiento austriaco como fuerzas auxiliares al estallar la guerra en 1914. El 19 de agosto de ese año el Estado Mayor Austrohúngaro ( AOK ) autorizó oficialmente el uso del idioma polaco en estas unidades. Durante los dos años siguientes él y sus partidarios formaron  la Legión Polaca, peleando junto a los austríacos contra los rusos. En noviembre de 1914 había recibido suficientes voluntarios como para alcanzar el tamaño de una brigada. Tras sufrir fuertes pérdidas en el invierno de 1914-15, fue restaurada con una nueva oleada de voluntarios, regresando a primera línea en marzo de 1915.

[ Documento de ampliación:]
LA COOPERACIÓN ENTRE LOS AUSTRIACOS Y EL MOVIMIENTO NACIONALISTA POLACO, CRÓNICA DEL PERIODISTA MURCIANO JUAN PUJOL

De hecho, hasta fue posible crear una segunda brigada de la Legión, compuesta por dos regimientos de infantería, tres baterías de artillería y dos escuadrones de caballería. Posteriormente surigiría una tercera brigada legionaria, de menores dimensiones. Estas tropas sirvieron con distinción en los Cárpatos, Bukovina, Besarabia, y contribuyeron a frenar en Galitzia la ofensiva Brusilov en el verano de 1916.


FOTO. PILSUDSKI ( CENTRO ) Y OTROS OFICIALES DE LA LEGIÓN POLACA EN 1914


Ludendorff, al llegar a la jefatura del OHL e incluso antes, durante la campaña de 1915, contempló Polonia como una posible cantera de tropas al por mayor, aunque bajo un rígido control alemán. La mayor parte de la Polonia rusa ocupada desde mediados de 1915 quedó bajo la jurisdicción de dos comandancias alemanas, una el Gobierno General de  Varsovia dirigido por el general Von Beseler, y otra con una dimensión más puramente militar en Brest-Litovsk y controlada por el Oberost ( dirigido por Max Hoffmann desde septiembre de 1916 ) Los austrohúngaros mantenían a su cargo una porción menor en torno a Lublin, bajo la dirección del general  Von Diller, reemplazado en abril de 1916 por Karl  Kuk.

 El canciller Bethmann-Hollweg mantenía una postura parecida a la de Ludendorff.  En conversaciones con  el ministro de exteriores austrohúngaro conde Burián  durante el verano de 1916  Hollweg acordó crear un estado polaco, pero muy disminuido en tamaño y funciones. No tendría política exterior propia y su ejército estaría supervisado por Alemania, en tanto que las cuestiones comerciales y de negocios serían compartidas por las Potencias Centrales. Bethmann Hollweg de hecho hablaba de una Polonia "autónoma". El gobernador Von Beseler escribió al canciller: " Desde que toda la cuestión de Polonia no concierne a ella misma sino a la seguridad de Alemania y su posición dominante en el Este, el tema es primariamente una cuestión militar y debe ser tratada con el OHL, con quien yo estoy en contacto".

El de 14 enero de 1917 se proclamó un Consejo de Estado Provisional, compuesto por 25 miembros bajo la dirección de Waclaw Niemojowski en el aspecto civil, con atribuciones limitadas, centradas en los campos de educación, justicia e información. Pilsudski desempeñaba la dirección militar del Consejo


SOLDADOS DE LA LEGIÓN POLACA, ATAVIADOS CON UNA IMPROVISADA MEZCLA DE PRENDAS Y EQUIPO DE DIVERSAS PROCEDENCIAS

Los alemanes trataron de potenciar la Legión pero manejándola según su criterio.  De este modo 20.000 hombres fueron transferidos desde la Legión al "Polnische Hilfskorps-Wehrmacht", bajo mando alemán. A partir de este punto, las relaciones de Pilsudski con sus patrones de las Potencias Centrales se deterioraron rápidamente, y  al negarse el 2  de julio de 1917  a realizar el juramento de alianza fue deportado  a Magdeburgo donde permaneció confinado hasta el fin de la guerra.. La mayoría de sus hombres siguieron sus consignas  y optaron por desertar y pasar a la clandestinidad, aunque algunos de los miembros de la 2ª brigada se mantuvieron en el Polnische Wehrmacht apelando al pragmatismo, hasta principios de 1918.  Para sustituir a Pilsudski y el disuelto  Consejo de Estado Provisional los alemanes recurrieron a un Consejo de Regencia integrado por el cardenal Alejandro Kakowski, arzobispo de Varsovia, el príncipe Lubomirski, que había ostentado la alcaldía de Varsovia en 1916,  y Jozef Ostrowski, un terrateniente y antiguo político en Rusia. La terna de candidatos a la monarquía seguía pendiente, a dilucidar entre varios príncipes de las casas de Sajonia, Baviera y Wurttemberg, aparte del candidato austríaco, el archiduque Carlos Estefan.

Por otro lado,  estas fricciones  y la debilidad de la  Rusia revolucionaria, que hasta entonces había bloqueado las simpatías de la Entente por los amplios círculos de exiliados polacos en Occidente, cambiaron drásticamente la postura en las capitales aliadas. En agosto de 1917, se fundó en París un Comité Nacional Polaco  bajo la presidencia del nacionalista Roman Dmowski, con la bendición de los Aliados, que ahora apostaron por la independencia del país.

2.7.11

LA BAZA DE LAS NACIONALIDADES SIN ESTADO: LA SUBLEVACIÓN IRLANDESA EN LA PASCUA DE 1916

En las décadas previas a la guerra mundial, las tormentosas relaciones de los irlandeses con Gran Bretaña giraron en torno al acalorado debate sobre el proyecto de autonomía para Irlanda, el denominado “Home Rule”. Los liberales del Parlamento de Londres manejaron dos iniciativas en ese sentido en 1886 y 1893 a propuesta de Gladstone, en ambos casos fallidas. El primer ministro liberal Asquith relanzó en 1912 la idea, con el respaldo del por entonces principal partido irlandés, el Partido Parlamentario Irlandés de John Redmond. La tercera “Home Rule” fue de hecho apadrinada por Lloyd George y aprobada en la Cámara de los Comunes después de apasionadas discusiones, pero la oposición judicial y callejera de los conservadores y de los protestantes irlandeses unionistas( en su mayoría descendientes de colonos angloescoceses asentados en los siglos XVI y XVII ) paralizaron la aplicación del texto, y el estallido de la guerra en el verano de 1914 dejó en suspenso  la puesta en práctica la “Home Rule”.

En particular, los protestantes de los condados del Ulster agrupados alrededor del Partido Unionista efectuaron convincentes demostraciones de masas, tales como el pacto del “Ulster Covenant”el 28 de septiembre de 1912, por el que 500.000 protestantes de desvincularon solemnemente de cualquier obediencia a un futuro gobierno autónomo con sede en Dublín. Esta postura traería importantes repercusiones en años posteriores, puesto que los liberales británicos, para disminuir las quejas, aceptarían que los 6 condados del Ulster quedaran desgajados administrativamente de la Irlanda del plan autonomista.

Además en los años de 1912-14, acompañando la reactivación de la vieja rivalidad entre unionistas y nacionalistas irlandeses ( fueran autonomistas o independentistas ) el fenómeno de las milicias más o menos encubiertas cobró nuevo auge. Por el lado unionista surgió en enero de  1913 la UVF ( Ulster Volunteers Force ), con 100.000 inscritos; y como contrapartida entre los nacionalistas católicos aparecieron los Irish Volunteers, que reunieron entre 1913 y 1916 más de 160.000 miembros, y el minoritario Citizen Army de Jack White y James Connolly, un jefe sindicalista.

El comienzo de la Gran Guerra escindió el ambiente nacionalista irlandés: una mayoría apostó por la colaboración con los británicos y el apoyo al esfuerzo bélico en los frentes. Entre ellos se contaban los autonomistas del Partido Parlamentario y el grueso de los Irish Volunteers, orientados en la sombra por la sociedad secreta de los Irish Republican Brotherhood; todos esperando obtener posiciones en la administración local como retribución a su implicación en la conflagración. De hecho, Redmond lanzó una apasionada arenga en Woodenbridge el 20 de septiembre de 1914  solicitando que los Irish Volunteers se enrolasen en el ejército británico. Este grupo sería conocido como los "National Volunteers" y muchos quedaron englobados en las divisiones británicas 10º y 16º. En cambio una minoria de los Irish Volunteers liderada por Eoin MacNeill aspiraba a la independencia plena y rechazaba secundar la política exterior de Londres, aunque en principio se mostraba reluctante a emprender un desafío armado sin garantías de éxito. Este grupo, de unos 12.000 miembros al principio, conservó el nombre de la organización  y estableció un consejo militar propio en 1915.  Más allá, el grupo de Connelly y un diminuto partido creado el 5 de mayo de 1905 por Arthur Griffith , el Sinn Fein, se mostraban bastante más dispuestos a fomentar una rebelión, eso si, cuando llegaran las circunstancias propicias.

A principios de 1916 la posición más ferviente de busqueda de la independencia inmediata la personificaban Patrick Pearse, profesor y poeta, relacionado con la asociación cultural de la Liga Gaélica, y el ya mencionado James Connelly. Ambos llegaron a la conclusión de la conveniencia de preparar un levantamiento armado, al que consideraban el unico modo de sacudir la actitud contemporizadora de la mayoría de los nacionalistas irlandeses. Para efectuar sus propósitos, ocultaron sus autenticas intenciones a los dirigentes de los Voluntarios Irlandeses ( en parte por seguridad, para evitar filtraciones a la inteligencia británica ). Los conspiradores escogieron inicialmente el Domingo de Gloria ( 23 de abril de 1916 ) como la oportunidad ideal, aprovechando la convocatoria de unas maniobras rutinarias de los Voluntarios Irlandeses.

El 22 de abril Sir Roger Casement, un exiliado y antiguo miembro del cuerpo diplomático británico que desde 1914 había permanecido en Alemania recabando apoyos para la causa irlandesa desembarco en el condado de Kerry despues de un viaje en submarino. Debía establecer contacto con los independentistas y coordinar un desembarco clandestino de armas alemanas transportadas por el carguero "Aud". Pero todo el plan era conocido por la inteligencia británica que interceptó el buque obligando a su autohundimiento, y arrestó a Casement.

El jefe de Estado Mayor de los Voluntarios, McNeill, desazonado por la noticia, intentó desactivar los preparativos suspendiendo los ejercicios previstos para el Domingo de Gloria pero Pearse se las compuso para mantenerlos, al menos en Dublin, y citó para lunes a parte de sus seguidores, ajenos a las intenciones últimas de su jefe.


FOTO. PATRICK PEARSE, PRINCIPAL JEFE DEL LEVANTAMIENTO IRLANDES DE 1916.
En la mañana del 24 de abril, Lunes de Pascua, una variopinta columna de 200 hombres dirigida por Pearse desfiló enarbolando la bandera republicana verde-blanca-naranja a lo largo de la calle O´Connell a la vista de los estupefactos paisanos hasta alcanzar el edificio de Correos de Dublin en la calle Sackville. Poco despues de las 12 de la mañana en el pórtico del edificio Pearse leyó una proclama demandando la "libertad y soberanía nacionales", y evocando las sucesivas y anteriores sublevaciones irlandesas de siglos pretéritos como elemento legitimador de su acción. La reacción del público fue dispar: desde encendidos aplausos, el sobrecogimiento y hasta algunas descalificaciones. Entretanto, los hombres de Pearse se hicieron fuertes en la robusta edificación, al tiempo que en otras partes de la ciudad hasta un millar de rebeldes se apoderaban de diversos puntos claves, como los tribunales o el ayuntamiento enmedio de la impotencia de la policia. El armamento de los rebeldes era muy precario: algunas pistolas y fusiles mausers alemanes, un puñado de Lee-Enfields británicos , revolveres Webley en tan escasa cantidad que solo los portaban los oficiales.; como único complemento simbólicas escopetas de caza o piquetas. Ni un solo cañon.


LA PROCLAMA DE LOS VOLUNTARIOS  IRLANDESES EN LA REBELIÓN DE 1916

A la una de la tarde se produjo el primer combate cuando Pearse repelió a una columna de Lanceros Reales que intentaba expulsarle de la sede de Correos. Al anochecer, los insurrectos dominaban el centro de Dublín, pero al faltar acciones semejantes en el resto del país su aislamiento los condenaba a una rápida derrota. El martes 25 los ingleses reaccionaron energicamente y 15.000 soldados al mando del general W. Lowe convergieron sobre la ciudad, apoyados por fuego naval desde la cañonera "Helga" apostada en el curso del río Liffey. Al atardecer los soldados emplazaron su propia artilleria en las calles, con la cual batieron las posiciones rebeldes en las barriadas periféricas. En particular, en el sector de Mount Street Bridge una veintena de irlandeses del 3º batallón de Dublin de los I.V. dirigidos por el comandante Eamon de Valera se hicieron fuertes en edificios como la Clanwilliam House o el Nº 25 de Northumberland  Road. Allí  se trabó el miércoles 26 una lucha muy reñida, donde los ingleses sufrieron 234 bajas entre muertos y heridos. Los rebeldes apenas pudieron mantener la comunicación entre ellos apelando a las piernas de sus mensajeros. Esa tónica se mantuvo durante toda la semana, con los sublevados del Ejército Republicano Irlandes ( IRA ) como lo bautizo Connolly para recalcar su carácter unitario, cada vez más acorralados: el viernes 28 el edificio de correos quedó envuelto en llamas y sus últimos defensores lo evacuaron y capitularon el sábado 29 de abril a las 15.45 horas.


MAPA. PRINCIPALES POSICIONES DE LOS REBELDES IRLANDESES Y LAS TROPAS INGLESAS EN DUBLÍN
El saldo de la insurrección fue de 3.000 muertos y heridos. Tras el aplastamiento, se declaró la ley marcial y se desencadenó una ola de arrestos sobre los nacionalistas, con unas 2.000 detenciones. En los juicios de excepción de los días inmediatos se decidieron 90 penas de muerte, ejecutadas fulminantemente entre el 3 y el 12 de mayo. Entre ellos se contaban Pearse, Connolly ( fusilado en una silla a causa de sus heridas ), el resto de firmantes de la declaración de independencia y los oficiales que habían estado al mando de las columnas rebeldes. Solo uno de ellos, gracias a su condición de ciudadano norteamericano,  De Valera salvó su vida, puesto que los ingleses consideraron que su muerte podía provocar un incidente diplomático con los EE.UU, inmersos ademas en la cercana campaña para la reelección del presidente Wilson, que no deseaba enajenarse la voluntad de los electores norteamericanos de origen irlandés.

FOTO. DE VALERA, PRISIONERO DE LOS INGLESES TRAS EL APLASTAMIENTO DE LA REBELIÓN

8.5.11

ACTUACIONES DE LOS SUBMARINOS ALEMANES EN 1916

La campaña submarina alemana se había apuntado una serie de éxitos a finales de 1915, a pesar de los condicionantes impuestos por Berlin tras el caso "Lusitania". Fueron hundidas un total 1.300.000 toneladas de cargueros aliados o neutrales en comercio con ellos. Esta impresionante cifra, con todo, podía ser asumida en vista de las construcciones navales británicas, 650.000 toneladas en el mismo periodo. Casi más dañinos eran los efectos indirectos de la amenaza submarina al repercutir gravemente sobre el coste de los fletes ( hasta diez veces superiores a los precios de 1914 ) y los sobrecostos derivados en combustible y tiempo al tener que navegar en zig zag o alargar las rutas marítimas más importantes para evitar el acecho de los sumergibles enemigos. En el mes de enero de 1916 el almirante Holtzendorff volvió a poner sobre el tapete la necesidad de anular las restricciones que pesaban sobre la actuación de los submarinos. Estimaba que con este procedimiento se podrían hundir en el Atlántico Norte y el Mediterráneo 631.000 toneladas al mes de cargueros aliados. Sosteniendo ese esfuerzo durante medio año se podría yugular el abastecimiento básico de Gran Bretaña. Se disponía de 46 unterseeboote y los astilleros proveerían de 100 unidades adicionales a lo largo del año. El informe se trató en el Cuartel General de Pless el 4 de marzo y fue recibido favorablemente, pero un nuevo desencuentro con EE.UU a resultas del torpedeamiento del paquebote "Sussex" de 1.117 toneladas que navegaba por el canal de la Mancha y el fallecimiento de pasajeros norteamericanos ( y del compositor español Enrique Granados y su esposa ) cambió la primera apreciación. El amago de una ruptura diplomática en la nota del presidente Wilson del 20 de abril, exigiendo que los submarinos procedieran según al método de detención, registro y evacuación de los cargueros surtió efecto. Los almirantes alemanes consideraban este método impracticable y arriesgado, y por tanto inasumible para sus tripulaciones, pero el gobierno alemán no estaba dispuesto (todavía ) a afrontar una posible implicación de EE.UU en la guerra si se aceptaba la campaña sin restricciones que prometía el éxito en el mar. El 24 de abril canceló sus planes. De este modo solo se mantuvieron en activo contra el tráfico la menguada flotilla de Flandes, la destacada en el Mediterráneo y la que operaba contra la navegación hacia los puertos rusos en las aguas del Ártico. En cierto manera, se repetía el escenario de 1915 que tanto frustró a Tirpitz y lo condujo a la renuncia en aquel entonces, con el agravante de que en 1916 si se disponía de un número de submarinos oceánicos capaz de mantener la presión en el nivel necesario. Durante los tres primeros trimestres del año el tonelaje hundido tuvo un promedio de 140.000 toneladas al mes, y en el último trimestre se disparó a las 320.000 toneladas mensuales. TABLA. TONELAJE ALIADO HUNDIDO POR LOS SUBMARINOS ALEMANES EN 1916 Es decir, una espectacular cifra de 2.200.000 toneladas hundidas en el cómputo anual. La moderada contrapartida fue la pérdida de 22 submarinos alemanes. La ausencia de medidas antisubmarinas específicas y eficaces aparte de los rudos método de la embestida contra el casco o del disparo a cañón, ( otras medidas como las cargas de profundidad o las minas sensibles del tipo H II aún estaban en fase de estudio y fabricación) explican la magnitud de los daños que obviamente habrían experimentado un alza si se hubiera autorizado una campaña sin restricciones. Pero el ya mencionado temor a una intervención norteamericana frenaba esta prometedora estrategia de la Potencias Centrales. En el escenario mediterráneo, no obstante, la fuerza submarina se mostró muy activa. A principios de 1916 la Deutsche U-flotille del capitán Waldemar Kophamel basada en la costa austro-húngara estaba compuesta por cinco eficaces unidades, los U-21, U-33, U-35, U-38 y U-39. A mediados de 1916 fueron reforzados con seis unidades del tipo UB II. Estas fueron desmontadas en piezas, transportadas por ferrocarril al puerto de Pola y ensambladas allí. Por el mismo procedimiento se incorporaron tres unidades del tipo UC II. Los UB-4,UB-42, UB-45 y UC-23 partirían más tarde hacia Estambul. Aparte, otro grupo de sumergibles germanos utilizando la ruta de los estrechos de Gibraltar y Otranto y esquivando a las patrullas de vigilancia aliada se unieron a la flotilla de Kophamel. Fueron el U-32, U-63, U-64, U-65, U-72 y el U-73. Los periplos más fructíferos se lo apuntó el que es sin discusión el as de ases de los submarinistas alemanes de ambas guerras mundiales, Lothar von Arnauld de la Pereire al mando del U-35 que consiguió hundir 57.148 toneladas en su salida del 9 de junio al 3 de julio ( y permitiéndose de paso una breve visita diplomática el 21-22 de junio a Cartagena donde entregó una carta de Guillermo II dirigida a Alfonso XIII expresándole su satisfacción por el trato a los alemanes huidos de Camerún e internados en España ). En su siguiente salida de Cattaro entre el 14 de septiembre y el 9 de octubre batió su propia marca con un registro de 66.747 toneladas. FOTO. EL JOVEN COMANDANTE ( 28 AÑOS ) DEL UB-47, WOLFGANG STEINBAUER A la cacería en el Mare Nostrum se sumó un recién llegado, el UB-47 de Wolfgang Steinbauer, que entre agosto y octubre de 1916 despachó al fondo del Mediterráneo central y del Egeo 24.426 toneladas de mercantes aliados. Lograría una espléndida propina cuando el 27 de diciembre sorprendió al acorazado francés predreadnought "Galois", de 14.500 toneladas y lo despachó a las profundidades, salvándose la mayor parte de la dotación.

17.4.11

MATADERO EN VERDUN: EPILOGO ( IV PARTE )

Por parte alemana la campaña de Verdun quedó clausurada el 2 de septiembre tras un mandato de Hindenburg emitido el 2 de septiembre de 1916, finalizando tajantemente las actividades agresivas. Pero la validez del refrán de "dos no pelean si uno no quiere" es incierta en determinados casos. Los círculos gubernativos parisienses no se mostraron dispuestos a permanecer a la expectativa y presionaron a Joffre, cuyo bagaje en la conducción de la guerra era mediocre en el último bienio, para tomar la iniciativa. El generalísimo francés visitó el 13 de septiembre los campamentos de Verdun para condecorar a soldados destacados y departir con Nivelle y Mangin la conveniencia de recuperar el terreno perdido desde febrero. Además contaban con el incentivo de disponer de superioridad artillera local, gracias al incremento de la producción propia y la sustracción de piezas alemanas por el compromiso en el Somme; aunque las acuciantes necesidades también obligaron a los franceses a distraer ocho baterías de 155 mm para reforzar aquella batalla septentrional.

El plan de Mangin contemplaba el empleo de cuatro divisiones actuando en las canteras de Haudromont, Thiaumont y las crestas de la Culebra, justo entre el pueblo y el fuerte Douaumont. Mangin rectificó ampliando los objetivos e incluyo los propios fuertes de Douaumont y Vaux, al constatar la imperiosa necesidad de recuperar los puntos dominantes si se quería sacar algo en limpio. Las claves de la acción serían una meticulosa y potente preparación artillera con 969 piezas, inaugurada el 3 de octubre, y mantenida durante tres semanas, concediendo preferencia a la aniquilación de las baterías contrarias. En esa tarea la aviación francesa, que se había hecho con la primacía indiscutible sobre los cielos del saliente, desempeño un papel crucial orientando el tiro y eliminando a los aviadores alemanes. A partir del 19 de octubre y hasta el día 24 se intensificó la presión de bombardeo sobre la línea adelantada, con nada menos que 500.000 proyectiles de 75 mm y 100.000 de 155 mm

A las 8.20 del 22 de octubre los franceses recurrieron a una añagaza. El tiro de cañón se alargó formando una barrera móvil y arrasando las trincheras de comunicación. Este hecho hizo cundir la alarma entre los alemanes que lo interpretaron como un signo inminente de un asalto de infantería, e hicieron entrar en liza sin restricciones su propia artillería. Eso era precisamente lo que esperaba Mangin, que mantuvo a sus soldados tranquilamente a cubierto. Entretanto, las baterías alemanas que habían revelado imprudentemente su emplazamiento fueron machacadas, quedando fuera de combate 72 de las 158 que estaban disponibles al principio. De este modo, cuando realmente las unidades de infantería francesa atravesaron la tierra de nadie a las 14.40 del 24 de octubre, bajo una espesa niebla, la respuesta alemana fue débil.

El bombardeo sobre fuerte Douaumont requirió el empleo de piezas de calibre desmesurado entre ellas dos cañones de 400 mm sobre ferrocarril, secundados por morteros de asedio de 370 mm; las columnas de humo resultantes a los impactos se alzaban un kilómetro sobre el cielo en Douaumont. Algunos de los proyectiles fueron capaces de perforar 2´5 metros de hormigón blindado matando a cientos de hombres de la guarnición y cortando la electricidad en el interior de la fortaleza. A las 4.00 de la madrugada el comandante Rosendahl consideró insostenible la situación y ordenó la evacuación de la mayoría de las estancias. Tampoco la salida al exterior representaba ninguna seguridad, saturado como estaba por explosiones que desparramaban nubes de gas tóxico. Al amanecer del 24 de octubre, después de que último retén contra incendios se replegase, solo quedó en el interior un puñado de centinelas.


FOTO. UNO DE LOS PODEROSOS CAÑONES DE 400 MM EMPLEADOS EN LA RECONQUISTA DE FUERTE DOUAUMONT.OBSERVESE SU PINTURA DE CAMUFLAJE

Las unidades francesas asignadas a cada objetivo eran la división 38º ( hacia Douaumont ) la división 133º ( entre Douaumont y Vaux ) y la división 74º ( hacia Vaux ), aunque el total de tropas comprometidas incluía otras unidades de apoyo hasta totalizar 170.000 hombres. El panorama que contemplaban era apocalíptico, rodeados por una niebla sazonada por inacabables columnas de humo negro sobre una tierra arrasada y desgarrada. Las últimas catarata de proyectiles habían triturado los puestos alemanes liquidando a los defensores, sepultando las ametralladoras y explosionado los depósitos de municiones. La 25º división de la reserva había perdido el grueso de sus efectivos, y otras divisiones germanas presentes, como la 34º que guarnecía Douaumont o la 33º división de la reserva estaban en un estado de postración similar.

FOTO. ASPECTO DE FUERTE DOUAUMONT DESPUES DE SU RECONQUISTA POR LOS FRANCESES EN EL OTOÑO DE 1916. OBSERVENSE LAS TORRES DE VIGIA Y DE AMETRALLADORA QUE HAN SOPORTADO LOS MÚLTIPLES BOMBARDEOS

Todos los objetivos designados cayeron la misma jornada del 24 de octubre o en la madrugada del día siguiente. Thiaumont fue ganado sin lucha, mientras que las estancias de fuerte Douaumont fueron despejadas por el regimiento colonial de Marruecos al leve precio de dos muertos y cuatro heridos. Por tanto los franceses reconquistaron en unas horas la zona encarnizadamente disputada desde febrero. 

Tras unas semanas de pausan en las que los franceses adelantaron la artillería y construyeron 20 kilómetros de carreteras y 22 de ferrocarril de vía estrecha para proporcionar la logística adecuada, el 15 de diciembre Mangin completó su plan apoderándose en la margen izquierda del Mosa de Vacherauville y en la derecha de Bezonvaux con otro golpe rápido usando ocho divisiones. La operación se prolongó hasta el 18 de diciembre de nuevo con pérdidas propias asumibles, y capturando 11.000 prisioneros.

Gracias a estos limitados pero muy aplaudidos triunfos el equipo Nivelle-Mangin fue aclamado como el de los hombres providenciales en los que Francia debía depositar su plena confianza. Mangin se convirtió en comandante del 6º ejército, y a finales de diciembre de 1916 el desgastado Joffre fue reemplazado por el ídolo del momento, Nivelle, en la jefatura máxima del ejército francés. La devastada campiña de Verdun recuperó una paz engañosa solo rota brevemente por menores ataques franceses en agosto de 1917 y finales de 1918.

El total de los hombres sacrificados en Verdun sigue siendo motivo de debate estadístico. Los historiadores oficiales franceses contabilizarían 162.000 muertos y desaparecidos, con 216.000 heridos (378.000 bajas en total) . Las cifras alemanas ascenderían a 142.000 muertos y desaparecidos, junto a 187.000 heridos (329.000 bajas en total). Otras estimaciones fundadas dan un conjunto sumado de 420.000 muertos y desaparecidos, y de 800.000 heridos. Un precio, en cualquier caso, inasumible para la mente humana salvo en circunstancias excepcionales como las que se dieron en las pasiones desatadas de la Primera Guerra Mundial.

29.3.11

REVELACIÓN DEL PODER AÉREO

Aunque el aprovechamiento de la observación aérea empleando globos se remontaba a las campañas del Directorio francés a finales del siglo XVIII, las limitaciones de maniobrabilidad de este ingenio habían impedido un uso realmente práctico. Los británicos retomaron su empleo en la guerra boer de 1899-1902, y los alemanes por su parte creyeron aunar en los zeppelines el concepto de aerostato con la indispensable cualidad móvil para conseguir una correcta exploración, especialmente sobre los mares.

La reciente aparición del aeroplano en 1903 fue acogida con desigual interés por los planificadores militares, a pesar de los rápidos progresos en el radio de alcance máximo de los vuelos del nuevo invento. Menudeaban declaraciones tan desatinadas como la de Richard Haldane ( ministro de la guerra británico ) en 1910 diciendo textualmente " No consideramos que el aeroplano tenga utilidad en la guerra". Aunque antes de 1914 se le reconocían ciertas posibilidades para emprender reconocimientos en profundidad sobre la retaguardia enemiga ( tarea que era la carencia principal de los globos ) lo cierto es que no se confiaba todavía en su plena fiabilidad técnica y, desde luego, ni se vislumbraba su uso como elemento activo de combate, debido a las dificultades de los primeros aviones para portar el peso de municiones y la absoluta carencia de armas adaptadas a su configuración.

En definitiva, los planificadores de los ministerios y estados mayores solo efectuaron inversiones reducidas para equipar a los principales ejércitos con unas cuantas docenas de aviones. En vísperas de la conflagración los británicos disponían de 87 unidades, los franceses de 136 y los alemanes de 180 ( otras fuentes citan 250 ), todas pensadas para efectuar vuelos de vigilancia y exploración. Los modelos eran muy diversos así como variadas las empresas fabricantes, si bien alguna de ellas aportaba un número crecido de aparatos como ocurría con la Voisin en Francia o la Fokker en Alemania.

La consagración y utilidad en las misiones de reconocimiento quedaron patentes desde las primeras semanas de la guerra, incluso en casos de notable relevancia estratégica. Un piloto francés detectó sin género de dudas el giro hacia el sur del I y II ejércitos alemanes durante la batalla del Marne, o de la información aportada por aparatos modelo Taube a Hindenburg y que le permitieron a este aclarar su visión sobre la disposición del II ejército ruso en Prusia Oriental, antes del enfrentamiento en Tannenberg.

Como era de esperar, estas actuaciones "indiscretas" de los vigías aéreos suscitaron las correspondientes contramedidas. Se dispusieron estratagemas de enmascaramiento y ocultación para las columnas de tropas en marcha a decenas de kilómetros del frente y aparecieron las nuevas dotaciones de cañones anti-aéreos especializados, equipados con granadas de techo de altitud cada vez más elevado, y estallido fragmentado. Pero rápidamente se consideró que el mejor antídoto contra el avión era...otro avión. De este modo nacieron las fuerzas aéreas de caza.

Al principio los lances eran enfrentamientos individuales en los cuales los pilotos utilizaban armas de fuego ligeras para tratar de amedrentar, y más tarde derribar, a sus oponentes en el éter. Incluso menudearon ensayos con métodos estrafalarios o pintorescos, usando arpones, ganchos o hasta el lanzamiento de grandes piedras para intentar dañar la estructura del avión contrario.

Pero desde el comienzo de 1915 la ametralladora demostró ser el medio de combate mas apropiado entre aeroplanos, por su alta cadencia de tiro y su amplio alcance. Además, a veces bastaba con acertar en la carlinga al piloto enemigo sin necesidad de dañar el mecanismo de su avión. El procedimiento usual era que el piloto disparase con un revólver o si se trataba de un biplaza, que el copiloto emplease la ametralladora en posición lateral o de cola. No obstante al quedar separadas las funciones de tirador y piloto en los biplazas la persecución del adversario y la búsqueda de la posición de disparo óptima se veían grandemente dificultadas.

La posición más idónea era colocar la ametralladora delante del piloto, para que este pudiera compaginar las dos funciones esenciales como "cazador", pero surgía otro problema: la interposición de la hélice en la trayectoria de las ráfagas. Un procedimiento engorroso consistía en elevar la ametralladora sobre un trípode por encima de la hélice, pero eso obligaba igualmente a estirarse al piloto poniendo en peligro su estabilidad en la carlinga y la precisión de disparo.


FOTO. UN MONOPLANO FOKKER E-III, CONSIDERADO EL PRIMER CAZA CONCEBIDO COMO TAL

Los franceses aplicaron un chapucero pero eficaz truco, el mecanismo deflector. Blindaron las hélices con paneles metálicos a fin de preservarlas de la trayectoria coincidente de las balas de la ametralladora. Con este método, el piloto Roland Garros derribaría en un par de semanas cinco aparatos enemigos y se convertiría en el primer "as" de las fuerzas de caza en abril de 1915. Precisamente los alemanes supieron del método cuando lograron incautar la unidad de Garros después de un aterrizaje forzoso de la misma. La efectividad del emplazamiento de fuego delantero quedaba demostrada, pero Antonius Fokker, un ingeniero de origen holandés pero asentado profesionalmente en el país germano, logró superar el primitivo sistema francés para preservar la hélice. Creó, a partir de un invento previo del suizo Schneider, un fiable mecanismo interruptor que permitía el disparo solo durante el intervalo entre el paso de las aspas de la hélice. Con esta incorporación armamentística, las 337 unidades fabricadas del Fokker Eindecker en sus series E-I, E-II y sobre todo la serie E-III ( en servicio a partir de agosto ) otorgaron temporalmente la supremacía del aire a los teutones hasta principios de 1916, cuando la introducción de los cazas franceses Nieuport  11 y Spad VII proporcionó ventaja a los Aliados.

FOTO. OTRA VISTA DE UN FOKKER E

En esta periodo de progresivo afianzamiento del elemento aéreo en la segunda mitad de 1916  destacó la influencia del as alemán O.  Boelcke, jefe del Jasta 2 ( escuadrón de caza ). Reequipado durante la batalla del Somme con los nuevos biplanos Albatros D-I y D-IIpudo desafiar otra vez a los Aliados en igualdad de condiciones. Entre los discípulos más devotos y aplicados de las reglas de Boelcke en el Jasta 2 se hallaba un joven aristócrata silesiano, Manfred Von Richthofen, llamado pronto superar a su maestro, y convertirse en uno de los iconos más célebres de la Primera Guerra Mundial cuando se convirtió primero en líder del Jasta 11 en enero de 1917 y mas tarde en jefe del Jagdgeschwader I.

En otro aspecto de aplicación, durante la campaña de los Dardanelos los británicos inauguraron el uso del avión torpedero  cuando un aparato del RNAS (Royal Navy Air Service) hundió un mercante turco.


5.3.11

ESPECIAL: EL EJÉRCITO BÚLGARO

FOTO. HOMBRES DE LA 7º DIVISIÓN BÚLGARA
Debido a su tormentosa historia desde la recuperación de la independencia en 1878, y a pesar de su reducida extensión y recursos materiales, Bulgaria era considerada la “Prusia” de los Balcanes. Después de la guerra ruso-turca de 1877, el congreso de Berlín del verano de 1878 frustró las expectativas de una Gran Bulgaria al sustituirla por el pequeño principado de Bulgaria ( obligado a prestar vasallaje al gobierno de Estambul hasta 1908 ) y además desgajado de la provincia de Rumelia oriental, de mayoría étnica búlgara, aunque los dirigentes de Sofia lograrían anexionarla en 1885. De este modo se alimentó el irredentismo, primero dirigido contra el imperio turco otomano y más tarde contra sus vecinos balcánicos cristianos por la posesión de Macedonia, cuyos habitantes eran catalogados de "búlgaros del oeste". En esas condiciones el ejército fue un organismo indispensable para mantener la integridad nacional y sostener las cambiantes fronteras, gozando de un fuerte arraigo y prestigio entre la población.

FOTO. EL GENERAL NEREZOV, COMANDANTE DE LA 9º DIVISIÓN JUNTO CON DELEGADOS ALEMANES.
El zar Fernando I ostentaba la máxima autoridad del ejército búlgaro ( “Bulgarska Voyska” ) pero el Teniente General Nikola Zhekov era el comandante operativo. Las fuerzas armadas reunían un total de 390.000 hombress. Estaban compuestas por el ejército en activo ( “ Deystvuyushta Armiya” ) de 85.000 soldados en ejercicio entre los 21 y los 23 años; el ejército de la Reserva ( “Reserna Armiya” ) con 250.000 hombres entre los 24 y los 40 años; y la Milicia Nacional ( “ Narodno Opolecnie” ) con 59.000 hombres entre los 41 y los 46 años.

IMAGEN. GRABADO REPRESENTANDO A OFICIALES Y SOLDADOS BÚLGAROS DEL PERIODO.

El país estaba dividido en tres regiones militares.

- la primera, con sede en Sofía, abarcaba la Bulgaria occidental.
- La segunda, con sede en Plodiv, se extendía por la Bulgaria meridional.
- La tercera, con sede en Ruse, comprendía la Bulgaria septentrional.

Más tarde se añadió una cuarta región con los territorios de la Macedonia serbia, ocupados y anexionados por los búlgaros desde finales de 1915, con sede en Üskub ( nombre búlgaro de Skopje )


MAPA. LAS REGIONES MILITARES BÚLGARAS ( INCLUIDA LA 4ª, CREADA TRAS LA OCUPACIÓN DE LA MACEDONIA SERVIA EN 1915)

Existían 15 divisiones de las cuales 13 eran de infantería ( una de ellas reconvertida en división de montaña en noviembre de 1916 ) y dos de caballería. Para las campañas se las agrupó en cuatro ejércitos:

El 1º ejército estaba bajo el mando del Teniente General Climent Boyadshiev, sucedido en 1916 por el Teniente General Dimit Geshov. Se desplegó en Macedonia bajo la supervisión del grupo de ejércitos del general alemán Mackensen.

El 2º ejército, al mando del Teniente General Georgi Todorov se acantonaba en la Macedonia suroriental.

FOTO. TROPAS BÚLGARAS EN EL FRENTE DE MACEDONIA

El 3º ejército, bajo el mando Stefan Toshev, sucedido en 1916 por el Teniente general Nerezov permanecía apostado en el norte de Bulgaria y se transformó en septiembre de 1916 al entrar en conflicto con Rumania, en el ejército del Danubio, en combinación con tropas alemanas y turcas. Participó en la conquista de la región costera rumana de Dobrudja, arrebatada a Bulgaria durante la II guerra Balcánica en 1913.

El 4º ejército del Teniente General Savov actuó como fuerza de ocupación en la parte griega de la Tracia occidental. Aparte de actuar en los ejércitos nacionales, seis divisiones estuvieron integradas temporalmente en el XI ejército alemán durante la conquista de Serbia.

 FOTO. AUTO BLINDADO AUSTIN II RUSO CAPTURADO POR LOS BÚLGAROS DURANTE LA CAMPAÑA EN DOBRUDJA, EL 17-XI-1916

Respecto a las divisiones, su dotación completa de hombres era de 24.000 efectivos, organizados en dos brigadas de infantería, cada una con dos regimientos, sumando así cuatro regimientos por división. Un regimiento contaba con 4.583 hombres ( por tanto 18.332 efectivos el total de regimientos divisionales ). Las cuatro compañías de un batallón reunían cada una 263 hombres, lo que 1.057 soldados por batallón. El regimiento se completaba con una compañía de ametralladoras de 80 hombres y una compañía de trabajadores no combatientes de 180 hombres.


IMAGEN. DIVERSOS UNIFORMES USADOS POR EL EJERCITO BÚLGARO EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL ( Original Osprey )


Aparte de los regimientos de infantería convencional, las divisiones contenían un regimiento de artillería de 1.959 miembros, compañías de policía militar ( “Polska Zhandermeriya” ), un batallón de ingenieros, un compañía médica, un batallón de caballería y una compañía de suministros.

En lo tocante a las divisiones de caballería, estas se componían de de dos brigadas, cada una con dos regimientos de 657 miembros. Un regimiento contaba con cuatro escuadrones de 141 hombres cada uno, incluyendo en sus filas personal no combatiente y ametralladoras. La división se completaba con un regimiento de artillería a caballo ( de tres batallones de tres baterías ) y compañías de señales, médica y de abastecimiento.


La mayoría de los fusiles y carabinas empleados eran Mannlicher austriacos 8 mm de los modelos 1890 y 1895, aparte de unos 50.000 Nagant M1891 rusos adquiridos durante las guerras balcánicas.

"LOST BULGARIA" EXCEPCIONAL GALERÍA DE FOTOS DEL EJÉRCITO BÚLGARO EN LA I GM 

6.2.11

CALLEJÓN SIN SALIDA EN EL ISONZO

El pulso particular que sostenían Italia y Austria-Hungría en los aledaños de los Alpes Julianos quedó momentáneamente en suspenso durante el invierno de 1915-16. Una gran acción preliminar entre el 1 y el 16 de marzo de 1916 , conocida como quinta batalla del Isonzo no aportó resultados tangibles. Los austriacos al mando del archiduque Eugenio aprovecharon el intervalo para recuperar posiciones en el Trentino. El XI y III ejércitos austrohúngaros desalojaron a partir del 15 de mayo a los italianos del 1º ejército del general R. Brusati, capturando la meseta de Asiago el 29 de mayo y exponiendo la llanura lombarda a una irrupción austro-húngara. Tan delicada fue la situación que el gobierno de Roma cursó urgentes peticiones de ayuda a Rusia solicitando una ofensiva de alivio en la retaguardia del enemigo. La demanda fue atendida y los austriacos se vieron obligados a retirar dos divisiones transfiriéndolas al frente oriental; a este hecho se sumaron las dificultades logísticas propias de un terreno tan montuoso, que acabaron paralizando la ofensiva de la monarquía dual. El 16 de junio los italianos lograron rehacerse parcialmente y retornar a la meseta de Asiago. El conjunto de pérdidas de esta campaña primaveral ascendió a 147.000 italianos ( de ellos 40.000 prisioneros ) y 81.000 austrohúngaros ( 26.000 prisioneros ) Dos meses después, engarzada dentro del planteamiento global de la coalición Aliada para efectuar un avance simultaneo en el verano de 1916, los mandos italianos desencadenaron el 4 de agosto la denominada sexta batalla del Isonzo, a lo largo de 24 kilómetros en las riberas de esta ensangrentada corriente fluvial. Planeada meticulosamente por el duque de Aosta, jefe del 3º ejército italiano, y por el muy cuestionado comandante en jefe, general Luigi Cadorna, famoso por su celo ordenancista, su estilo agrio y por culpar indiscriminadamente a la tropa de los fracasos acaecidos hasta la fecha, su propósito seguía siendo abrirse paso por la estratégica ruta Trieste-Laibach-Agram ( Zagreb ). Durante este enfrentamiento los italianos por fin despejaron el camino hacia la ciudad fronteriza de Gorizia, un objetivo calificado de principal y perseguido desde el año anterior, capturándola el 8 de agosto. Pero aún así la profundización territorial fue modesta, de entre 5-6 kilómetros, y como siempre, a un coste prohibitivo en pérdidas humanas, casi 20.000 muertos y 30.000 heridos entre sus filas, por otras tantas bajas austrohúngaras. Del 14 al 17 de septiembre los italianos volvieron a la carga en la séptima batalla del Isonzo, acción protagonizada por el 3º ejército. El frente de ataque se redujo a 10 kilómetros, un indicativo de las dificultades del país latino para reponer el enorme desgaste que suponía el tipo de lucha característico de las trincheras durante la Gran Guerra. Nuevos impulsos entre el 9 y el 12 de octubre dieron lugar a la denominada octava batalla del Isonzo, con el 2º y 3º ejércitos italianos enfrentados al V ejército austro-húngaro , y a un postrer esfuerzo entre el 1 y el 4 de noviembre conocido como la novena batalla del Isonzo. Tantos sacrificios continuados sumaron decenas de miles de bajas y fueron bastante estériles, porque apenas aportaron 3 kilómetros de perímetro ganado en torno a Gorizia. La región del Karst continuaba siendo esquiva para las huestes de Cadorna.

6.1.11

ESPECIAL: EL EJÉRCITO RUMANO EN 1916

El "Armata activa" o ejército ordinario, estaba formado por los hombres comprendidos entre los 21 y 28 años; el "Reserva armatei" o ejército de la reserva abarcaba a los que estaban entre los 24 años y los 40 años; y la milicia, los de 41 a 46 años. Entre 1914 y agosto de 1916 el ejército se amplió hasta llegar veinte divisiones de infantería y dos de caballería. El jefe del estado mayor era el general Dumutru Iliescu, aunque el rey Fernado I ostentaba legalmente el mando supremo.

FOTO. EL REY FERNANDO I DE RUMANIA ( IZQUIERDA ) DURANTE UNA VISITA A INGLATERRA. El 27 de agosto de 1916 el gobierno rumano se decidió finalmente a declarar la guerra a Austria-Hungría, con la pretensión de apoderarse de la región fronteriza de Transilvania, poblada mayoritariamente por rumanos aunque con grandes minorías de húngaros y alemanes. En esa fecha se movilizó a 833.601 hombres sumando oficiales y tropa, equipados con 800 ametralladoras y un auténtico museo de artillería de 1.300 piezas. Las divisiones de la Reserva número 21º,22º y 23º quedaron formadas el 9 de septiembre, dos semanas después del comienzo de la guerra para Rumania. A partir del conjunto de las divisiones disponibles se formalizaron siete cuerpos de ejército, distribuidos en cuatro ejércitos: I ejército del general Ioan Clucer, cuartel general en Craiova. Integrado por el 1º cuerpo de ejército. II ejército del general Grigoire Crainiceanu, cuartel general en Baicoi. Integrado por los 2º y 3º cuerpos de ejército. III ejército del general Alexander Averescu, cuartel general en Bucarest. Integrado por los 6º y 7º cuerpos de ejército. IV ( inicialmente "del Norte" ) del general Constantin Presan, cuartel general en Bacau. Integrado por el 4º cuerpo de ejército.

El 5º cuerpo de ejército permanecía a la expectativa para situaciones de emergencia.

FOTOS. MEDIOS DE TRANSMISIONES ANIMALES E INALAMBRICAS EN EL EJERCITO RUMANO A nivel de grandes unidades los ejércitos estaban estructurados en cuerpos, y estos en divisiones: las primeras 15 divisiones disponían de complementos de artillería y ametralladoras al completo, la decimosexta división de algunos, y el resto, de ninguno. La infantería era una mezcla de regulares, reservistas, territoriales y milicianos. Naturalmente los regulares recibían el mejor armamento y equipo, y la milicia debía contentarse con el más obsoleto. Una división del primer escalón ( las numeradas del 1º al 10º ) disponía de gran potencial, hasta 27.000 hombres. Estaba estructurada en dos brigadas de dos regimientos cada una ( por tanto 4 regimientos divisionales ). Aparte se les agregó una brigada de infantería de la Reserva. El reglamento estipulaba 4.793 hombres por regimiento divididos en tres batallones de 1.160 hombres cada uno. Un batallón se subdividía en cuatro compañías de a pie y una compañía de ametralladoras. En el caso de que el regimiento fuera calificado de infantería ligera ( " Vinatori" ) sus batallones se reducían a dos.

Las divisiones disponían de un escuadrón de caballería ( "Calarasi" ) y de una brigada de artillería compuesta de dos regimiento de dos o tres batallones cada uno. Asimismo se asignaba una compañía de ingenieros, una sección encargada de señales y comunicación ,y un batallón de servicios varios ( incluía servicios médicos y de aprovisionamiento ).

MAPA. LAS FRONTERAS DE RUMANIA EN 1916. ACANTONAMIENTO DE LOS EJÉRCITOS RUMANOS. La lista de las divisiones rumanas y sus mandos en agosto y septiembre de 1916: 1º Division: General Ioan Dragalina 2º Division: General Constantin Manolescu 3º Division: General Marin Nicolescu 4º Division: General Gheorghe Burghele 5º Division: General Petre Frunza 6º Division: General Constantin Cristescu 7º Division: General Ion Istrate 8º Division: General Ioan Patrascu 9º Division: General Ioan Basarabescu 10º Division: General Artur Vaitoianu 11º Division: General Ion Muica 12º Division: General Traian Gaiseanu 13º Division: General Alexandru Socec 14º Division: General Petre Vasilescu 15º Division: General Eremia Grigorescu 16º Division: General Constantin Anastasiade 17º Division: Desconocido 18º Division. Desconocido 19º Division: General N. Arghiescu 20º Division: General David Praporgescu 21º Division: Desconocido 22º Division: General Aristide Razu Curiosamente, las fuerzas armadas rumanas estaban bastante influenciadas por el modelo marcial de los Imperios Centrales en lo que se refería a vestimenta y armamento, puesto que en los años anteriores la monarquía rumana había procurado relacionarse cordialmente con ellos. Los rifles de infantería eran austriacos, sobre todo modelos Mannlicher de 1893 y 1895 y unas decenas de miles de Steyr M1912; y la artillería de campo la componían piezas de 75 mm Krupp modelo de 1903, alemanas. Baste recordar la apreciación socarrona que hacía Erwin Rommel mientras dirigía la toma de la villa rumana de Kurpenul en noviembre de 1916: "A la derecha yacía la batería que la 1ª sección habia destruido (...) Como no había enemigos en la zona de vanguardia me acerqué con una pequeña patrulla y eché un vistazo a la batería: ¡ cañones Krupp ! ¡ ingeniería alemana !" Respecto a la artillería pesada de campo se contaba con los Schneider M1910 del calibre 105 mm Aunque la milicia estaba dotada con equipos de 1870 como el fusil Peabody-Martini M1879, por otro lado había suficientes fusiles. La artillería adscrita a las divisiones de nueva formación ( de la 11º a la 20º ) eran cañones ligeros de 57 mm procedentes del desmontaje del anillo de fortificaciones de Bucarest y montadas sobre chasis improvisados, en los que el escudo lo constituía precisamente una parte de sus cúpulas originales. Los morteros eran una mezcla del modelo 1896 de la Vickers de 127 mm, y un surtido de modelos franceses y alemanes.

 El verdadero talón de Aquiles era la cuestión de la provisión de municiones. Había cuatro calibres distintos para los fusiles, pero el verdadero problema era que solo se disponía de 1.000 cartuchos por hombre, con lo que la escasez estaba garantizada. Con una industria armamentística débil, Rumania dependía para su municionamiento de capturas o importaciones aunque el gobierno, en la época en que decidía su intervención en la PGM apostaba por una guerra corta que haría innecesaria una reserva de municiones… La fuerza aérea ( "Corpul Aerian Romana" fundada el 20 de abril de 1913 ) estaba compuesta por cuatro escuadrones combinados ( "Escuadrila" ) encargados desde el 15 de agosto de 1916 de apoyar a cada uno de los ejércitos de infantería, y un "grup" adicional para custodiar Bucarest. En los primeros meses de la lucha estaba equipada con una desvencijada colección de aparatos franceses de preguerra ( en condiciones operativas eran 4 Caudron, 2 H. Farman, 10 M. Farman, 8 Voisin y 4 Nieuport ) aunque posteriormente recibiría considerables refuerzos formándose en enero de 1917 la "Aeronautica Regala Romana".

RUMANIA SE DECANTA POR LOS ALIADOS. HINDENBURG SUSTITUYE A FALKENHAYN

El gobierno de Bucarest, alentado por los efectos devastadores de la ofensiva Brusilov sobre Austria-Hungría y por el callejón sin salida de los alemanes en Verdun, se comprometió secretamente a unirse a la causa de los Aliados a mediados del mes de agosto aunque aguardó hasta el día 27 para efectuar su declaración oficial. Hasta entonces Rumania había sido un valioso suministrador de los preciados trigo y petróleo para Alemania y Austria-Hungría, con lo que su decisión les era doblemente perjudicial. El panorama se ensombrecía todavía más para los Imperios Centrales, ya muy agobiados por el cenit de las ofensivas enemigas del verano, al abrirse un nuevo flanco de combate en los Cárpatos transilvanos. Como amargo anticipo, Italia había declarado oficialmente la guerra a Alemania dos días antes, el 25 de agosto, (hasta entonces solo era beligerante contra Austria-Hungría) y se incautó de las propiedades y buques germanos presentes en el país.

Esta coyuntura desfavorable fue el colmo para la estrategia de Falkenhayn, totalmente deshauciada, un desprestigio que obviamente se extendió a su promotor. Empeoró su posición el haber descartado precisamente una intervención rumana a corto plazo. Sus últimos apoyos en el escalafón, como von Hohenborn, ministro de la guerra, el general von Lyncker, jefe del gabinete militar imperial, y von Müller, jefe del gabinete naval, le abandonaron. En el cuartel general de Pless, a lo largo de la tarde noche del 27 al 28 de agosto Guillermo II, ya bastante deprimido después de conocer la sorpresiva postura de Bucarest, recibió un aluvión de quejas de diversas autoridades civiles y militares. Asumiendo que Falkenhayn había perdido el favor de los altos grados del Heer, convocó unilateralmente a Hindenburg y Ludendorff para tratar de remediar la crisis, a pesar de la antipatía que sentía por ambos, temiendo ( acertadamente como se vería poco después ) que el impetuoso Ludendorff le despojaría de muchas funciones en la conducción del conflicto e incluso en la toma de decisiones en el gobierno civil de Alemania.

Consciente de que esa convocatoria a sus rivales en el mando representaba la retirada pública del favor del káiser, principal valedor que le restaba, el 29 de agosto Falkenhayn asumió que debía presentar su dimisión. Como paradoja final le fue encomendada la dirección de las fuerzas que debían reducir el desafío lanzado por los rumanos.

En la subsiguiente reunión celebrada el mismo día 29 con la pareja del Oberost, en la que estuvo presente el canciller Bethmann-Hollweg desplazado expresamente desde Berlín para atajar la tormenta, Guillermo II designó al viejo mariscal como nuevo jefe de Estado Mayor y a Ludendorff como segundo jefe en el puesto. Muy significativamente Ludendorff prefirió rebautizar su cargo como Primer General del Mando Supremo, estipulando que asumiría junto a Hindenburg la autoridad en "todas las medidas y decisiones que puedan ser adoptadas".

Inmediatamente se tomaron las primeras medidas tendentes a centralizar al máximo la conducción de las hostilidades, con la vista puesta en mejorar la eficiencia de los esfuerzos militares y civiles.

Hindenburg despachó una nota ese agitado 29 de agosto al ministerio de la guerra ordenando un drástico incremento de la producción bélica de municiones, que debía duplicarse, y de cañones y ametralladoras en una proporción triple. Todo antes de medio año, con vistas a dejarlas a disposición de las tropas para la siguiente temporada en la primavera de 1917.

Otra de las primeras disposiciones del  estreno del Duo estuvo orientada a crear un organismo decisorio que supervisase la actuación al unísono de todos los ejércitos de los Imperios Centrales y sus asociados. La propuesta fue sancionada en una conferencia presidida por el káiser Guillermo II en la que participaron delegados austrohúngaros, el zar de Bulgaria y el hombre fuerte de Turquía, Enver Pasha.Conrad von Hotzendorf, como jefe de Estado Mayor austriaco, trató de oponerse al severo recorte de competencias que suponía el surgimiento de esta institución, pero infructuosamente, dada la enorme dependencia en todos los aspectos de Austria-Hungría respecto a su socio alemán. De este modo nació el Mando Supremo de la Guerra desempeñado, claro esta, por Hindenburg y Ludendorff. El 8 de septiembre ambos acudieron a una conferencia  con los comandantes de los grupos de ejércitos y de los ejércitos mismos en el cuartel general del kronprinz Ruperto de Baviera, situado en Cambrai, para revisar la situación.

Después de un vivo debate, la asamblea de jefes aceptó que se había entrado en una fase de producción y desgaste, en la que los Aliados tenían la iniciativa operacional en el frente Occidental. La estrategia y las tácticas debían adaptarse al escenario resultante, para reducir las pérdidas en hombres y material, que tan terribles habían sido en 1916. Si no se obraba en consecuencia,  el riesgo de un colapso ante ofensivas enemigas reanudadas sería máximo en 1917.

Para contrarrestar esto, Ludendorff presentó a los grupos de ejércitos del Oeste una serie de pasos que incluían la conveniencia de construir dos “Ruckzugs stellungen” o posiciones de retirada fortificadas. Una debía cubrir la base del saliente de Noyon desde Arras hasta las cercanías de Soissons, que recibiría el nombre de Línea Sigfrido, y otra de menor longitud la base del saliente de Saint Mihiel o Línea Michel. Su objetivo era acortar el perímetro defensivo si fuera preciso, liberando unidades para crear una reserva de emergencia.

La planificación para las posiciones fortificadas se inició rápidamente. A finales de septiembre de 1916 el trazado de la línea Sigfrido estaba preparada y se acopiaron los materiales y personal para su construcción. 

La línea estaría a unos 40 kilómetros por detrás de los frentes del 1º, 2º y 7º ejércitos. En el centro de la línea la ciudad de San Quintín fue integrada como un baluarte. En la parte sur se aprovechó el valle del Oise y los altos boscosos del sector de Saint Gobain.

La longitud de la Línea Sigfrido abarcaba 142 kilómetros, acortando el frente unos 45 kilómetros. Sería capaz de recibir entre ocho y diez divisiones, aparte de una reserva de tropas y artillería. El 27 de septiembre, tras la aprobación del OHL, el Kronprinz Ruperto ordenó el inició de los  trabajos, que se esperaba concluyesen en cinco meses.

Otra posibilidad que puso sobre la mesa el Grupo de Ejércitos de Ruperto fue la construcción de una línea de retirada más al norte, entre Arras y La Bassee. Tendría unos 80 kilómetros de longitud y recibiría el nombre de la Línea Wotan. 


En cambio, discurría más cerca de la línea del frente del momento, a unos 15 kilómetros por detrás. Tampoco suponía un acortamiento del tramo a defender. Ludendorff le dio el visto bueno el 4 de noviembre de 1916, pero la escasez de materiales y obreros hizo que se retrasase su comienzo hasta que se completara la Línea Sigfrido.

La conferencia de Cambrai también puso las bases de una doctrina actualizada que se tradujo en una serie de documentos del OHL que promulgaban normas de construcción de fortificaciones, implantaban nuevas tácticas, e introducían cambios organizativas para gestionar en adelante las operaciones defensivas.