Entre sus miembros destacaría Josef Pilsudski, epítome del fervoroso patriota polaco, especialista en la lucha clandestina, curtido por muchos años de exilio y actividades subversivas. Nacido en 1867 en el seno de la pequeña nobleza nacionalista, coqueteó durante su juventud con el movimiento socialista, considerándolo una fuerza capaz de romper el status quo del zarismo, y de rebote, obtener la independencia polaca respecto a Rusia. Durante años compaginó su papel como editor de periódicos, agitador, presidiario en Rusia y Alemania, ladrón de bancos y terrorista ( llego a implicarse en el atentado contra Alejandro III que le costó la condena a muerte al hermano de Lenin ). Paulatinamente fue alejándose del socialismo de cuño internacionalista y acentuando su nacionalismo. En 1906 estableció su centro de operaciones en Cracovia y su comarca étnicamente polaca, por aquel entonces parte integrante del imperio austrohúngaro. Contaba con el beneplácito de Viena, puesto que las autoridades le consideraban el agente adecuado para vengarse de la agitación paneslava que San Petersburgo fomentaba descaradamente contra su vecino danubiano. Creó una red de asociaciones deportivas que le sirvieron para formar unidades paramilitares embrionarias, que recibieron el reconocimiento austriaco como fuerzas auxiliares al estallar la guerra en 1914. El 19 de agosto de ese año el Estado Mayor Austrohúngaro ( AOK ) autorizó oficialmente el uso del idioma polaco en estas unidades. Durante los dos años siguientes él y sus partidarios formaron
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LA COOPERACIÓN ENTRE LOS AUSTRIACOS Y EL MOVIMIENTO NACIONALISTA POLACO, CRÓNICA DEL PERIODISTA MURCIANO JUAN PUJOL
De hecho, hasta fue posible crear una segunda brigada de la Legión, compuesta por dos regimientos de infantería, tres baterías de artillería y dos escuadrones de caballería. Posteriormente surigiría una tercera brigada legionaria, de menores dimensiones. Estas tropas sirvieron con distinción en los Cárpatos, Bukovina, Besarabia, y contribuyeron a frenar en Galitzia la ofensiva Brusilov en el verano de 1916.
FOTO. PILSUDSKI ( CENTRO ) Y OTROS OFICIALES DE LA LEGIÓN POLACA EN 1914
Ludendorff, al llegar a la jefatura del OHL e incluso antes, durante la campaña de 1915, contempló Polonia como una posible cantera de tropas al por mayor, aunque bajo un rígido control alemán. La mayor parte de la Polonia rusa ocupada desde mediados de 1915 quedó bajo la jurisdicción de dos comandancias alemanas, una el Gobierno General de Varsovia dirigido por el general Von Beseler, y otra con una dimensión más puramente militar en Brest-Litovsk y controlada por el Oberost ( dirigido por Max Hoffmann desde septiembre de 1916 ) Los austrohúngaros mantenían a su cargo una porción menor en torno a Lublin, bajo la dirección del general Von Diller, reemplazado en abril de 1916 por Karl Kuk.
El canciller Bethmann-Hollweg mantenía una postura parecida a la de Ludendorff. En conversaciones con el ministro de exteriores austrohúngaro conde Burián durante el verano de 1916 Hollweg acordó crear un estado polaco, pero muy disminuido en tamaño y funciones. No tendría política exterior propia y su ejército estaría supervisado por Alemania, en tanto que las cuestiones comerciales y de negocios serían compartidas por las Potencias Centrales. Bethmann Hollweg de hecho hablaba de una Polonia "autónoma". El gobernador Von Beseler escribió al canciller: " Desde que toda la cuestión de Polonia no concierne a ella misma sino a la seguridad de Alemania y su posición dominante en el Este, el tema es primariamente una cuestión militar y debe ser tratada con el OHL, con quien yo estoy en contacto".
El de 14 enero de 1917 se proclamó un Consejo de Estado Provisional, compuesto por 25 miembros bajo la dirección de Waclaw Niemojowski en el aspecto civil, con atribuciones limitadas, centradas en los campos de educación, justicia e información. Pilsudski desempeñaba la dirección militar del Consejo
Los alemanes trataron de potenciar la Legión pero manejándola según su criterio. De este modo 20.000 hombres fueron transferidos desde
Por otro lado, estas fricciones y la debilidad de la Rusia revolucionaria, que hasta entonces había bloqueado las simpatías de la Entente por los amplios círculos de exiliados polacos en Occidente, cambiaron drásticamente la postura en las capitales aliadas. En agosto de 1917, se fundó en París un Comité Nacional Polaco bajo la presidencia del nacionalista Roman Dmowski, con la bendición de los Aliados, que ahora apostaron por la independencia del país.