21.11.10

MATADERO EN VERDUN ( III PARTE )

Los alemanes al mando del capitán Guillhausen  consiguieron el 2 de junio de 1916 instalarse sobre la superficie de fuerte Vaux, mientras los franceses mantenían los subterráneos, al mando del comandante Raynal. Las escasez de agua en las cisternas se convirtió pronto en un problema para la guarnición del fuerte. Hubo intentos de auxilio desde el exterior con contrataques franceses los días 3-5 de junio, pero todos fueron rechazados por el fuego enemigo. La rendición final de los más de 500 defensores de Vaux se produjo el día 7 de junio.

 El 8 de junio los alemanes irrumpieron a través de los altos de Chambitoux de camino a Fleury. Se interponían unidades de la 52º división. Una de ellas, la brigada 103, retrocedió bruscamente 700 metros ante la amenaza, exponiendo el flanco derecho de la 151º división apostada en la granja Thiaumont, que no pudo mantenerla, causando un imprevisto revés a los franceses. Sobre los sucesos de esa madrugada se abrió una investigación que estableció que el 291 regimiento se entregó en masa en cuanto acometió el enemigo. El comandante Robert, del 293 regimiento, acusó a su unidad vecina, el batallón 347º, de faltar a su deber abandonando sus numerosas ametralladoras. De hecho, algunos de sus componentes desbandados fueron identificados en la propia ciudad de Verdun, donde habían buscado refugio.

El general Nivelle, consciente de la necesidad de cortar los brotes de pánico entre sus filas ordenó al comandante de la división aplicar las más severas sanciones. Varios oficiales y soldados fueron arrestados; dos tenientes corrieron peor suerte y fueron ejecutados sin juicio previo. El batallón 347º y el regimiento 293º fueron disueltos poco después por indicación de Joffre . Pese a los fracasos sucesivos la mayoría de los defensores seguían obedeciendo fielmente las consignas de proteger cada palmo de terreno, pero ciertamente andaban escasos de fe en la victoria y de confianza en sus mandos.

Después de que Vaux sucumbiera solo quedaba una, una sola, línea atrincherada por perforar para que los hombres del Kronprinz entrasen por fin en el esquivo centro de Verdun: la enclavada entre las cuestas de Thiaumont, las ruinas de Fleury y el fuerte Souville.
Solo con apoderarse de esas posiciones sus cañones podrían tirar sobre los puentes sobre el Mosa a menos de cinco kilómetros de distancia, decantando definitivamente la suerte de Verdun.
A lo largo de las primeras semanas del estío, Von Knobelsdorf no cejó y ordenó empujes continuados en el área, en una espiral creciente de pérdidas para ambos bandos. El 21 y 22 de junio una nueva cortina de fuego se desplomó sobre las asoladas trincheras francesas. Sacos terreros, alambres, parapetos, cuerpos humanos, quedaron hechos añicos. Esa noche del 21 al 22 se empleó un arma secreta: el gas fósgeno, conocido también como "cruz verde". Las máscaras antigas francesas no eran totalmente efectivas ante este nuevo tóxico, que en particular neutralizó a los sirvientes de las baterías artilleras. Las unidades de la guardia bávara aprovecharon para percutir a lo largo de seis kilómetros, asegurando las ruinas de Fleury en un épico combate en el que la sección de "sturmtruppen" de la división Alpina arrastró entre los escombros sus ametralladoras pesadas MG-08 neutralizando los puestos franceses con ráfagas directas. Desde allí su tiro alcanzaba las calles de Verdun.

 

IMAGEN. CUADRO REPRESENTANDO A LOS STURMTRUPPEN ALPINOS IRRUMPIENDO EN LAS RUINAS DE FLEURY EL 23 DE JUNIO DE 1916

Pero los alemanes estaban perdiendo impulso y estrechando demasiado su punta de ataque por pura carencia de los efectivos indispensables. En Fleury los bávaros precisamente tuvieron que frenar sus acciones a causa del fuego de flanco efectuado por los franceses desde los laterales del saliente. En particular la disminución de su cobertura artillera, hasta la fecha una de sus principales bazas, debido a la creciente amenaza en el Somme y en Galitzia les estaba haciendo perder pegada en el teatro del Mosa. Es un dato significativo que a primeros de agosto de 1916 la reserva divisional del OHL en el frente occidental ascendiera a ¡una unidad!

El desánimo que arrastraba el Kronprinz desde mayo empezó a contagiarse ahora al propio Guillermo II, a pesar de que seguía aferrándose en su fe por el jefe del OHL. La lista acumulada de bajas, sumadas a las del Somme, aumentaba vertiginosamente. Desde aquel momento la credibilidad y la confianza depositada en Falkenhayn por la opinión pública y por sus colegas militares se resquebrajaron. El canciller Bethmann-Holweg mostró abiertamente su preferencia por un relevo a favor de Hindenburg, y no fue el único dirigente destacado en adoptar esta postura. Entre ellos se contaban el kronprinz de Baviera Ruperto, industriales encargados de la industria bélica como Rathenau, Krupp, Ballin y Duisberg, o el líder del SPD en el Reichstag, Erzberger.

Entretanto, aún a sabiendas de que el suelo crujía bajo sus pies, Falkenhayn secundó la postura de Von Knobelsdorf y respaldo el empecinamiento en los ataques. Recibiría muchas críticas por ello.

Se volvió a apelar a la entrega y habilidad de los guardias bávaros. El 11 de julio se pusieron en marcha despejando los alrededores de Fleury y aplastaron a la 255 brigada francesa, cuyo jefe , el coronel Colequin de Lisle sucumbió en su puesto de mando, igual que el coronel Driant en el bosque de Caures medio año antes. Pero en cambio, el 140º regimiento de Prusia Oriental no pudo romper hasta el punto acordado de encuentro, el fuerte de Souville. Una partida aislada de bávaros del 2º batallón si consiguió alcanzar la explanada del fuerte proporcionando la que sería última alegría a los jefes del 5º ejército alemán, que creyeron estar ante un nuevo milagro como el de fuerte Douaumont. Pero una oportunísima barrera de fuego artillero francés les infligió un 50% de bajas y acabó con el atrevido intento de captura de Souville.

Después de esto, Falkenhayn reconoció implícitamente su fracaso dando consignas contradictorias para cesar los asaltos a gran escala a la vez que autorizaba poco después una "defensa agresiva". En definitiva, sin atreverse a dar la orden explícita de detenerse y admitir por tanto que renunciaba a Verdun, y seguramente, a su puesto en la conducción de la guerra.

El Kronprinz Guillermo puso fin a esa reluctancia de Falkenhayn para reconocer el fracaso destituyendo a Knobelsdorf el 21 de agosto. Esto suponía una censura directa al responsable del OHL. El propio Kronprinz dio paso voluntariamente al general Lochow, hasta entonces rector de las operaciones en la margen derecha del Mosa, para que ocupase la dirección del exhausto 5º ejército. Mientras, en el otro campo, Mangin, que durante el todavía crítico mes de julio había promovido contrataques sin descanso, se apuntó un tanto al desalojar definitivamente a los alemanes de las ruinas de Fleury el 18 de agosto. Verdun estaba salvada, aunque la lucha para recuperar el terreno perdido no había concluido.

23.8.10

EL DILEMA GRIEGO: MACEDONIA, CAMPO DE LUCHA DE BÚLGAROS Y ALIADOS

Después de la debacle de Serbia en 1915 y el fiasco de Gallipoli, evacuada a principios del año, las expectativas de los Aliados en los Balcanes quedaron severamente recortadas, buscando tan solo mantener una presencia testimonial sobre la península y así apoyar las presiones que efectuaban las facciones proaliadas dentro de las hasta entonces neutrales Rumanía y Grecia, y de paso salvar la cara ante la opinión pública dando a entender que Serbia, el origen formal de la guerra mundial, no había sido abandonada a su suerte. Enfrente se les oponía el pequeño pero aguerrido ejército de Bulgaria, veterano de las guerras balcánicas de 1912-13. Debido a la calma de la zona tras la ocupación de Serbia, hasta la fecha los búlgaros solo contaban con una contribución militar restringida de sus socias Alemania y Austria-Hungría.

En parte por ese carácter de encrucijada de contrapuestos intereses varios, las fuerzas de los Aliados desplegadas en la Macedonia griega trataban de representar a todos los miembros de la coalición. Al núcleo inicial anglofrancés estacionado en Salónica y a los serbios refugiados en el invierno de 1915-16, se les sumaron en agosto 5.000 rusos y 11.000 italianos. Durante aquellas semanas el papel ambiguo y complicado de los griegos quedó de manifiesto por su decisión de entregar a los búlgaros el fuerte Rupel, que jugaba un estratégico papel cerrando el valle del río Struma. La influyente embajada británica en Atenas elevó sonoras quejas por la cesión y aumentaron las divergencias sobre la definitiva postura a tomar entre los dirigentes helenos.

Mientras, los búlgaros respondieron al amenazador incremento de tropas enemigas en Macedonia iniciando una ofensiva el 17 de agosto contra la ciudad de Florina, cerca de la encrucijada de las fronteras de Albania, Serbia y Grecia., en la que participaron 18.000 hombres. Florina cayó pronto, el 19, aunque las fuerzas servias en el exilio evitaron un desplome de la línea. La respuesta fue en principio débil, limitándose a algunos bombardeos de la costa de la Tracia occidental en poder de los búlgaros a cargo de unidades ligeras de la Royal Navy.

Hubo que esperar hasta septiembre para que el general Sarrail emprendiera una acción resolutiva: primero con un poco efectivo asalto a las colinas que formaban el dispositivo exterior de Florina, aunque más tarde, a base de perseverar lograra recuperar la ciudad el 17 de septiembre y, efímeramente, el dominante pico Kajmakcalan. El 14 de octubre se usaron con profusión proyectiles de gases tóxicos, con nulo resultado porque no se logró ni arrebatar un metro de trinchera a los búlgaros.

Por otro lado, era frecuente que las adversas condiciones climáticas e higiénicas causaran más trastornos que la propia actividad enemiga: por ejemplo, unos 300 soldados ingleses fallecieron después de haber contraído malaria en su nuevo destino. FOTO. ELEUTERIO VENIZELOS, JEFE DE LOS ALIADÓFILOS GRIEGOS

Los inacabables bandazos de la caótica política griega y el inseguro panorama subsiguiente decidieron a los Aliados a recurrir a un intervencionismo descarado, violentando definitivamente la ya maltrecha neutralidad del país. El 30 de noviembre un destacamento francobritánico se apoderó de El Pireo ante la negativa del rey Constantino I de autorizar el tránsito de pertrechos a través de la capital. Menudearon las escaramuzas y tiroteos en el lugar, seguidos de una frágil tregua. Simultáneamente se propició un golpe de estado alentando la formación de un gobierno provisional con sede en Salónica y presidido por el primer ministro Venizelos, enfrentado desde hacía años al rey.

Inicialmente este gabinete provisional no logró imponer su voluntad en el sur de Grecia, pero mientras tanto los británicos encontraron así un motivo más para continuar su estrategia de hechos consumados desembarcando en diversas islas del Egeo, como ocurrió en Esciros, uno de los nodos del cableado telegráfico.

20.8.10

POR EL VALLE DE LAS SOMBRAS: EL SOMME ( II PARTE )

MAPA. PROGRESIÓN DE LA BATALLA DEL SOMME HASTA SU FINALIZACIÓN EN NOVIEMBRE DE 1916
Los británicos mejoraron sus métodos a lo largo del verano con el empleo de barreras móviles de fuego artillero y el tiro de contrabatería más preciso.

El bosque de Leuze fue asegurado el 5 de septiembre y el día antes los franceses habían hecho lo propio con Bouchavesnes.

Pero el gran revulsivo se esperaba con la presentación en combate de un arma inédita: el tanque. Entraron en acción 49 de ellos el 15 de septiembre. Aunque su escaso número, limitaciones técnicas y su uso inadecuado actuando individualmente en funciones demasiado estáticas de apoyo inmediato a la infantería mermaron su efectividad, su efecto psicológico fue importante y sus posibilidades de desarrollo futuro quedaron de relieve. De modo inmediato su presencia permitió la captura de la villa de Flers y una profundización de casi 2 kilómetros durante la jornada. Precisamente durante aquellos duros enfrentamientos fue herido mortalmente Raymond Asquith , hijo del primer ministro británico. Haig quedó impresionado con la novedad y solicitó la producción inmediata de un millar de unidades.

Se insistió con los empujes: el 25 de septiembre los Aliados capturaron Combles y el 26 Thiepval, allí gracias a la contribución de 13 blindados. Esta progresión se vio comprometida desde finales de mes por el incremento de las lluvias que activaron los barrizales, transformados por los bombardeos en verdaderos lagos de lodo. El problema más grave no se daba tanto en la primera línea como en el área capturada detrás de ella en las semanas anteriores, descrita gráficamente como “una esponja, atravesada por torrentes de barro”. FOTO. EL GENERAL RAWLINSON, JEFE DEL 4º EJÉRCITO BRITÁNICO EN EL SOMME

El cambio en la dirección militar alemana a finales de agosto, con el nombramiento del dúo Hindenburg-Ludendorff, se tradujo en un ahorro del esfuerzo defensivo, recortando perímetros y abandonando las posiciones demasiado expuestas. El estreno de liderazgo hasta logró insuflar nuevos ánimos a las agotadas tropas. El 2 de octubre un contraataque alemán recobró el villorio de Le Sars, mostrando la combatividad de los germanos a pesar de todos los padecimientos acumulados; pero también su penuria de reservas, porque 5 días más tarde tuvieron que evacuarla de nuevo.

El triste panorama con el que se saldaba la feroz dilatación de la batalla a lo largo de 4 meses queda reflejado en las palabras de un sanitario canadiense, Earl Hembroff:

“ Muertos por todas partes, sobre todo destrozados, ya que los proyectiles insisten en sacarlos a la superficie. Cuerpos agarrotados, totalmente ennegrecidos por las bombas de humo. Un soldado raso británico abrazado a un boche, como en un combate mortal (…) y algunos ( supervivientes ) de los más grandes lloraban como niños “Otros en cambio maldecían la meteorología desfavorable y mantenían la necesidad de no dar tregua al acosado enemigo, a pesar del sufrimiento propio, como reflejó el general Rawlinson: “ El mal tiempo, que nos ha obligado a ir más lentos ha dado un respiro a los boches. Su artillería esta mejor organizada y su infantería combate con más tenacidad, pero siguen llegando desertores y cuanto más bombardeemos, más prisioneros y desertores tendremos. Por consiguiente, quisiera ser más o menos agresivo durante todo el invierno, pero no querría suavizar la situación el año que viene “Pero en el Somme el telón estaba a punto de caer: el 17 de noviembre la primera nevada cubrió los campos arrasados, y el último movimiento considerable de tropas tuvo lugar al día siguiente, junto a las riberas del Ancre. Después, el silencio tenso del invierno puso el epitafio a los 95.675 ingleses, 50.729 franceses y 164.055 alemanes muertos durante aquellos aciagos meses.

Algunas fuentes estiman las bajas totales de 630.000 por los Aliados y alrededor de 660.000 por los alemanes. El desglose estadístico publicado en 1922 por el ministerio de la Guerra británico  en su publicación ´Statistics of the military effort of the British Empire during the great war ´contabilizaba para el periodo julio-diciembre de 1916 unas bajas británicas de 21.947 oficiales  y 459.868 de clase de tropa, frente a bajas germanas de 4.879 oficiales y 231.315 de clase de tropa, pero no incluye sus pérdidas ante los franceses al sur del río.


28.7.10

ESPECIAL BIOGRAFIAS: OTTO VON BELOW


Otto Ernst Vinzent Leo von Below ( 1857-1944 ) nació el 18 de enero de 1857 en Danzig. Enrolado en el ejército prusiano en 1875, ingresó en la Academia de la Guerra en 1884 donde estudió hasta 1887. Entre 1905 y 1909 sirvió como comandante del decimonoveno regimiento de infantería. Tras ser ascendido a general de brigada y dirigir la cuatrigesimotercera brigada de infantería en 1909, se convirtió en comandante divisionario en Prusia Oriental en abril de 1912.

Al principio de la guerra Below, ahora general en pleno, tomó la dirección del primer cuerpo de la reserva, al que lideró con distinción en las campañas abiertas en Prusia Oriental, como Gumbinnen, Tannenberg, y la Primera batalla de los lagos Masúricos. Esto le proporcionó el mando del VIII ejército el 7 de noviembre de 1914 sucediendo al general Hermann von Francois. Below desempeño un papel principal en la Segunda batalla de los lagos Masurianos y recibió la medalla Pour le Mérite el 16 de febrero de 1915. Pasó a conducir el 26 de mayo el ejército del Niemen, con el cual conquistó Kurlandia en 1915. De vuelta al VIII ejército, permaneció en Kurlandia hasta 1916, cuando fue enviado a Macedonia para hacerse cargo de las divisiones alemanas y búlgaras agrupadas en el “ grupo de ejércitos Below “.

Seis meses más tarde fue transferido a Francia como jefe del VI ejército. Eso fue un breve paréntesis porque el 9 de septiembre de 1917 fue de nuevo trasladado, ahora al frente italiano, donde se convirtió en el comandante en jefe del recién formado XIV ejército austroalemán. Al mes siguiente Below alcanzó el mayor de los éxitos ofensivos en Caporetto ( o decimosegunda batalla del Isonzo ) destrozando virtualmente a los ejércitos italianos de la zona. Reconocido como uno de los mejores comandantes de campo alemanes fue nombrado coronel en jefe del noveno batallón de cazadores el 18 de noviembre de 1916; en 1917 fue condecorado con la orden del Aguila Negra y, el 27 de marzo con las hojas de roble para su Pour le Mérite.

El 1 de febrero de 1918 Below retorno a Francia como líder del nuevo XVII ejército en el sector Arras-Cambrai. Participando en la ofensiva de primavera y en las batallas defensivas del verano contra los Aliados, Below intercambió puestos en las últimas semanas de la guerra con el jefe del I ejército, general Bruno von Murda. Tras el armisticio, Below fue enviado a Kassel donde fue puesto al cargo del frente occidental interior, evitando un golpe revolucionario marxista. Desde enero a junio de 1919 mantuvo s última responsabilidad, el decimoséptimo cuerpo en Danzig. Fue destituido a fines de junio de 1919 despues de haber amenazado con encabezar un levantamiento contra la aceptación del Tratado de Versalles. Murió en Besenhausen, cerca de Gotinga, el 9 de marzo de 1944

Basado en la traducción personal de: “ The Kaiser´s Warlords “ de Ronald Pawly, 2003.