6.2.11

CALLEJÓN SIN SALIDA EN EL ISONZO

El pulso particular que sostenían Italia y Austria-Hungría en los aledaños de los Alpes Julianos quedó momentáneamente en suspenso durante el invierno de 1915-16. Una gran acción preliminar entre el 1 y el 16 de marzo de 1916 , conocida como quinta batalla del Isonzo no aportó resultados tangibles. Los austriacos al mando del archiduque Eugenio aprovecharon el intervalo para recuperar posiciones en el Trentino. El XI y III ejércitos austrohúngaros desalojaron a partir del 15 de mayo a los italianos del 1º ejército del general R. Brusati, capturando la meseta de Asiago el 29 de mayo y exponiendo la llanura lombarda a una irrupción austro-húngara. Tan delicada fue la situación que el gobierno de Roma cursó urgentes peticiones de ayuda a Rusia solicitando una ofensiva de alivio en la retaguardia del enemigo. La demanda fue atendida y los austriacos se vieron obligados a retirar dos divisiones transfiriéndolas al frente oriental; a este hecho se sumaron las dificultades logísticas propias de un terreno tan montuoso, que acabaron paralizando la ofensiva de la monarquía dual. El 16 de junio los italianos lograron rehacerse parcialmente y retornar a la meseta de Asiago. El conjunto de pérdidas de esta campaña primaveral ascendió a 147.000 italianos ( de ellos 40.000 prisioneros ) y 81.000 austrohúngaros ( 26.000 prisioneros ) Dos meses después, engarzada dentro del planteamiento global de la coalición Aliada para efectuar un avance simultaneo en el verano de 1916, los mandos italianos desencadenaron el 4 de agosto la denominada sexta batalla del Isonzo, a lo largo de 24 kilómetros en las riberas de esta ensangrentada corriente fluvial. Planeada meticulosamente por el duque de Aosta, jefe del 3º ejército italiano, y por el muy cuestionado comandante en jefe, general Luigi Cadorna, famoso por su celo ordenancista, su estilo agrio y por culpar indiscriminadamente a la tropa de los fracasos acaecidos hasta la fecha, su propósito seguía siendo abrirse paso por la estratégica ruta Trieste-Laibach-Agram ( Zagreb ). Durante este enfrentamiento los italianos por fin despejaron el camino hacia la ciudad fronteriza de Gorizia, un objetivo calificado de principal y perseguido desde el año anterior, capturándola el 8 de agosto. Pero aún así la profundización territorial fue modesta, de entre 5-6 kilómetros, y como siempre, a un coste prohibitivo en pérdidas humanas, casi 20.000 muertos y 30.000 heridos entre sus filas, por otras tantas bajas austrohúngaras. Del 14 al 17 de septiembre los italianos volvieron a la carga en la séptima batalla del Isonzo, acción protagonizada por el 3º ejército. El frente de ataque se redujo a 10 kilómetros, un indicativo de las dificultades del país latino para reponer el enorme desgaste que suponía el tipo de lucha característico de las trincheras durante la Gran Guerra. Nuevos impulsos entre el 9 y el 12 de octubre dieron lugar a la denominada octava batalla del Isonzo, con el 2º y 3º ejércitos italianos enfrentados al V ejército austro-húngaro , y a un postrer esfuerzo entre el 1 y el 4 de noviembre conocido como la novena batalla del Isonzo. Tantos sacrificios continuados sumaron decenas de miles de bajas y fueron bastante estériles, porque apenas aportaron 3 kilómetros de perímetro ganado en torno a Gorizia. La región del Karst continuaba siendo esquiva para las huestes de Cadorna.