Después de
la revolución de marzo, Rusia mantuvo sus compromisos bélicos, afirmando que
era inadmisible buscar un acuerdo de paz mientras partes considerables del país
permanecieran bajo ocupación. Al mismo tiempo, el suministro armamentístico del
ejército había mejorado un tanto gracias a los convoyes por las difíciles vías
del Ártico y Pacífico, y el crecimiento
de la producción propia. Los nuevos dirigentes en Petrogrado ( como había sido
rebautizada San Petersburgo ) estimaban que el desgaste y el hartazgo bélico
sería compensado por el espíritu de la
recién implantada democracia parlamentaria.
FOTO. EL PRÍNCIPE LVOV, PRESIDENTE DEL GOBIERNO PROVISIONAL HASTA JULIO DE 1917
FOTO. EL PRÍNCIPE LVOV, PRESIDENTE DEL GOBIERNO PROVISIONAL HASTA JULIO DE 1917
Fuera del
consenso del Gobierno Provisional se mantenía el partido bolchevique de
tendencia marxista. Su líder Vladimir Ilich Ulianov, alias Lenin, había permanecido
exiliado en Zurich durante los años precedentes. Lenin pensaba que la renuncia
militar favorecería una fase más profunda de la revolución, el camino hacía el
comunismo. Los dirigentes bolcheviques, beneficiados por las amnistías habían
regresado a la capital y las ciudades principales. Los alemanes, interpretando
que la postura de Lenin podía beneficiares, estuvieron encantados de facilitar
su regreso y de 31 de sus colegas a través de territorio germano con el
denominado ”tren sellado”. El 16 de abril recalaba en Petrogrado. Desde un
comienzo, Lenin repudió al régimen instaurado en marzo y enunció en las “Tesis de
abril “ su rechazo a la guerra tildándola de imperialista y censurando al Gobierno
Provisional como capitalista.
Desde marzo,
la dualidad de poderes en Rusia se había acentuado. Los soviets de obreros y
soldados se multiplicaron y aplicaban sus propios programas, muchas veces
revisando o contradiciendo las disposiciones del Gobierno Provisional. En la
primera mitad de 1917 los social-revolucionarios y los mencheviques eran mayoría
en estos comités. En el primer congreso de los soviets celebrado en junio de
1917, de los 781 delegados, 285 eran
social-revolucionarios, 245 mencheviques y solo 105 correspondían a los
bolcheviques. Pero estos iban incrementando su influencia en base al lema “Paz,
pan y tierra” derivado de las proclamas de Lenin.
Las demandas
contrapuestas del Soviet de Petrogrado y el gabinete condujeron a manifestaciones de protesta y a una crisis ministerial en mayo, con la salida de los
ministros “cadetes” de tinte liberal como Miliukov y Guchkov y un mayor peso de
los ministros socialistas procedentes del Soviet. Entre ellos brillaba la estrella ascendente del
segundo Gobierno Provisional, Alexander
Kerensky, un abogado militante del pequeño partido trudovique, cercano a los
postulados de los eseristas.
FOTO. ALEXANDER KERENSKY, MINISTRO DE LA GUERRA DE RUSIA DESDE MAYO DE 1917
Después de ser ministro de Justicia en marzo, tras la formación del segundo gobierno provisional pasó a desempeñar el 16 de mayo la decisiva cartera del ministerio de la Guerra y Marina. Desde ese instante sostuvo que solo una gran ofensiva armada destinada a recuperar la emblemática Lemberg serviría de antídoto para superar las crecientes diferencias políticas internas.
El Estado Mayor compartía íntegramente el punto de vista del enérgico ministro, pero esta institución estaba sujeta a una grave disputa sobre la actitud a adoptar respecto a los comités que socavaban su autoridad y la disciplina. El generalísimo Alexeiev destituyó a Ruszki y Radko Dimitriev pensando que pecaban de debilidad ante los comités, y en el frente Brusilov destituyó a Iudenitch por el mismo motivo.
Pero a su vez el 4 de junio Alexeiev y sus ayudantes los generales Dragomirov y Gurko perdieron la confianza de Kerensky, que los consideraba demasiado severos y poco leales al programa democrático del Gobierno Provisional, y fueron sustituidos por Brusilov, convertido en nuevo comandante en jefe. Denikin pasó a ser jefe del frente Oeste, A. Gutor del Suroccidental, y el joven Kornilov designado para mandar el 8º ejército.
FOTO. ALEXANDER KERENSKY, MINISTRO DE LA GUERRA DE RUSIA DESDE MAYO DE 1917
Después de ser ministro de Justicia en marzo, tras la formación del segundo gobierno provisional pasó a desempeñar el 16 de mayo la decisiva cartera del ministerio de la Guerra y Marina. Desde ese instante sostuvo que solo una gran ofensiva armada destinada a recuperar la emblemática Lemberg serviría de antídoto para superar las crecientes diferencias políticas internas.
El Estado Mayor compartía íntegramente el punto de vista del enérgico ministro, pero esta institución estaba sujeta a una grave disputa sobre la actitud a adoptar respecto a los comités que socavaban su autoridad y la disciplina. El generalísimo Alexeiev destituyó a Ruszki y Radko Dimitriev pensando que pecaban de debilidad ante los comités, y en el frente Brusilov destituyó a Iudenitch por el mismo motivo.
Pero a su vez el 4 de junio Alexeiev y sus ayudantes los generales Dragomirov y Gurko perdieron la confianza de Kerensky, que los consideraba demasiado severos y poco leales al programa democrático del Gobierno Provisional, y fueron sustituidos por Brusilov, convertido en nuevo comandante en jefe. Denikin pasó a ser jefe del frente Oeste, A. Gutor del Suroccidental, y el joven Kornilov designado para mandar el 8º ejército.
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