15.7.07

EXPEDICIONES RUSAS EN ARMENIA. KUT-EL-AMARA (I ): AVANCE BRITANICO EN IRAK.

En el extremo oriental del mar Negro, pasada la penosa lucha de Sarikamish, el resto del invierno de 1914-1915 se consumió en una febril reorganización en las agrestes comarcas de la Transcaucasia. Enver Pasha reconstruyó el quebrantado III ejército otomano y lanzó algunos contingentes con la misión de ocupar Tabriz, en el Azerbayan persa. Los rusos de Iudenitch apelaron a las levas entre las poblaciones nativas para rehacer sus desgastadas divisiones. La mayoría de esos nuevos reclutas eran armenios, que mantenían una secular rivalidad con los turcos recrudecida en las últimas décadas debido al auge del nacionalismo reivindicativo armenio.

En primavera Iudenitch tenía a su disposición 130.000 hombres de infantería y 35.000 de caballería gracias a la adición de cuatro regimientos cosacos y dos de dragones, lo que mejoraba grandemente su movilidad. Asimismo se habilitó un completo e inédito sistema telefónico y se restauraron caminos y enlaces ferroviarios estratégicos. Para salvar las distancias entre las estaciones terminales y las posiciones avanzadas se hizo acopio de miles de mulas, bueyes y camellos. Llegada la primavera de 1915 el primer paso lo emprendió la 36º división turca, secundada por miles de jinetes irregulares kurdos, cruzando la frontera turco-persa y apoderándose de Dilman. Pero las rapacidades y abusos de los merodeadores kurdos durante su marcha despertaron la indignación entre la población cristiana armenia, que cristalizó en la rebelión de los residentes de Van, a orillas del lago del mismo nombre, en el mes de abril. Los turcos se apresuraron a bloquear la ciudad, pero el IV cuerpo de ejército caucásico del general Oganovski se movió igualmente en auxilio de los rebeldes armenios. La división de caballería caucásica y la III brigada de cosacos del Baikal se desplazaron por ferrocarril hasta Tabriz y una vez alli desplegaron un vasto movimiento envolvente limpiando de adversarios las comarcas entre Dilman y Van. MAPA. LA ZONA TRASCAUCASICA Y LA ARMENIA TURCA


A finales de mayo Oganovski liberó Van del asedio y envió a sus hombres circundando el lago por las orillas norte y sur. Muchos armenios formaron una milicia improvisada que les apoyaban. Superado el impacto inicial del desembarco aliado en Gallipoli, Enver decidió detener esta progresión rusa. A partir del III ejército seleccionó una poderosa fuerza comandada por Abdul Kerim, que estaría asesorada por un oficial alemán, el comandante Guse. Constaba de las divisiones 17º, 28º, 29º,36º, 37º, 51º y 52º, amén de dos divisiones de caballería y una pléyade de irregulares árabes y kurdos. Los rusos infravaloraron las dimensiones de la nueva amenaza que se dibujaba ante ellos. Continuaron confiadamente su avance en el mes de junio, entrando en Malazgirt y Tutak, en la parte septentrional del lago Van, mientras una columna de cosacos y armenios quedaba detenida en la parte sur.

Entre el 12 y el 16 de julio de 1915 Oganovski desalojó a los turcos de una línea fortificada en las colinas de Belican, a 25 kilómetros al oeste de Malazgirt. Pero el 23 de julio le abandonó la suerte cuando los cosacos del Don fueron aplastados en el flanco derecho ruso; fue necesario reagruparse apresurádamente en Malazgirt. Los 10.000 hombres de infantería y 5.000 de caballería que se juntaron en la ciudad estaban amenazados por 35.000 turcos. Parecía que no había nada que hacer y Malazgirt se evacuó e 26 de julio. Las recientes conquistas al sur del lago Van hubieron también de ser evacuadas el 4 de agosto.

Este brusco cambio de la fortuna reanimó a Enver, que indicó a Kerim la posibilidad, bastante aventurada, de lanzar una contrainvasión y cruzar la frontera. Los turcos efectivamente acamparon en Eleskirt y Karakilisse, en la misma linde entre ambos imperios, pero no acertaron a dar caza a Oganovski; y en cualquier caso Iudenitch se preparaba cuidadosamente para cerrar los flancos del movimiento enemigo, desplazando a 22.000 soldados y 36 cañones conducidos por Baratov en el noroeste, y a los efectivos evacuados de Van reunidos en el IV cuerpo Caucásico de Charpentier que surgía ante el flanco derecho turco. Solo la prudencia de Abdul Kerim que recelaba de las intenciones últimas del aparente repliegue ruso evitó que los turcos quedaran copados en la frontera. Kerim evacuó Karakilisse en un solo día, justo a tiempo de eludir lo peor del contrataque ruso; pero incluso así cedió 6.000 prisioneros y buena parte de su artillería. El IV cuerpo Caucásico hasta recuperó Van, pero Iudenitch prefirió no exponerse de nuevo y detuvo su empuje.

Estos relativos éxitos en el sur no sirvieron para contrarrestar el terrible desastre sufrido por las huestes zaristas en Polonia y Kurlandia ese mismo verano de 1915. El Gran Duque Nicolás, relevado de la dirección allí, encontró nuevo destino como "virrey" de los intereses del imperio en el mar Negro. Instalado en su nuevo puesto en Tiflis el 24 de septiembre una de sus primeras preocupaciones fue resolver el papel ambiguo de Persia, cuya neutralidad no era respetada por ninguno de los beligerantes. A tal fin el Gran Duque creó una fuerza móvil apta para recorrer los grandes espacios desolados de Persia, fundamentalmente caballería de la división montada Caucásica, la 1ª división de cosacos del Cáucaso y 2 regimientos de cosacos del Kubán, aparte de algunos batallones de infantería "opolchenie" ( reclutas de 1915 ); en total 14.000 hombres y 30 piezas de artillería de montaña y convencionales.

Simultáneamente a estas empresas militares tuvo lugar una sucesión de terribles masacres de la población civil armenia. Los disturbios antiarmenios se arrastraban en el interior del imperio turco desde fines del siglo XIX, debido a la creciente conciencia nacionalista de la minoría armenia enfrentada a los mayoritarios turcos, diferencias aumentadas por la divergencia religiosa entre el cristianismo de los primeros frente al islamismo de los segundos. Fueron especialmente masivos los actos de violencia en 1894-1897 bajo el gobierno del sultán Hammid II, que costaron la vida a decenas de miles armenios, como en la durísima represión de las protestas en la ciudad costera de Samsum, iniciadas por una subida de tributación discriminatoria para los cristianos. Las persecuciones se renovaron en Cilicia en 1909, aunque los armenios, agrupados en organizaciones políticas clandestinas como el Armenagán, el Hunchukia, etc, no cejaron en su agitación, ante la complacencia de San Petersburgo, que se consideraba el natural protector de los pueblos cristianos del imperio otomano. Una vez declarada la guerra en noviembre de 1914, según las leyes de conscripción decretadas a finales de ese año la mayoría de los hombres armenios ( entre los 18-45 años ) fue alistada en las divisiones turcas, pero solo se les adjudicaron trabajos comunes y no se les entregaron armas, debido a las suspicacias que despertaban.

El 12 de abril de 1915 una incursión turca trato de reconquistar Basora, la cabeza de puente establecida por los ingleses el año anterior en el delta mesopotámico; 12.000 turcos combatieron contra 4.000 angloindios en Shaiba y fueron vencidos, dejando 3.200 bajas. Algunas semanas más tarde, a comienzos de mayo, el general John Nixon, jefe expedicionario inglés en Irak, planeó capturar Bagdad, sin tener en cuenta el incremento que últimamente estaban realizando los turcos de su presencia en la zona. A su subordinado Charles Towshend, un curtido veterano del ejército colonial en la India, le fue encomendada esta misión con 15.000 hombres y varios cañoneros fluviales de apoyo de la clase  Cadmus (1.070 toneladas, y armados con seis cañones de 105 mm y 3 ametralladoras): el Espiegle, el Clio y el Odin . Se inició prometedóramente el 31 de mayo con la conquista de Qurna, y el 3 de junio de Amara, ambas en el valle del río Tigris y en la ruta hacía el codiciado objetivo.

En paralelo, por el valle del Éufrates se desplazaba otra pequeña columna angloindia al mando de George Gorringe, que entró en Nasiriya, a 160 kilómetros al norte de Basora, el 24 de julio. A pesar del agobiante calor y las enfermedades, que afectaron al propio Townshend, a finales de agosto se planificaba el asalto a Kut-el-amara, ciudad fortificada rodeada de lagunas pantanosas típicas de los llanos del sur de Irak. Townshend no las tenía todas consigo debido a la cortedad de sus efectivos, ahora reducidos a 10.000 hombres de a pie . Podía contar, eso sí, con un millar de jinetes, ya que la existencia de las amplias planicies desérticas a los margenes de las franjas cultivados de los ríos permitían la cómoda evolución de la caballería y su uso a cierta escala, favorecida además de por la menor potencia de fuego de los contendientes en el teatro mesopotámico, en comparación con otros escenarios bélicos. A pesar de sus dudas, Townshend emprendió el embate contra Kut-el-Amara los días 27 y 28 de septiembre, tomándola con relativa facilidad al precio de 1.200 bajas angloindias y 5.300 turcas.

No obstante, el comandante turco de la plaza, Nurud-din-pasha se había replegado cautamente hacía Ctesifonte conservando el grueso de sus unidades y con la expectativa de recibir considerables refuerzos. Los británicos le siguieron hasta allí ( a solo 32 kilómetros al sur de Bagdad ) y el 11 de noviembre de 1915 trataron de abatir el último obstáculo en su camino: contaban con 11.000 hombres y 30 piezas de artillería que se enfrentaron a 18.000 turcos dotados con 45 cañones. Reiteradas embestidas de los angloindios no dieron ningún fruto, y el 25 de noviembre los exhaustos hombres de Townshend se batieron presurosamente en retirada , de vuelta a Kut-el-Amara el 3 de diciembre. Fue el turno para que los turcos contraatacaran y el 7 de diciembre pusieran bajo sitio esta localidad, levantando a su alrededor un sólido complejo atrincherado. Otros 30.000 soldados otomanos se incorporaron al asedio bajo la dirección del mariscal alemán Von der Goltz. Las esperanzas de los angustiados británicos de Kut se cifraban en la llegada de una columna de socorro que ni siquiera estaba organizada.

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