16.7.07

GALLIPOLI ( II )

La actuación del submarino alemán U-21 del comandante Otto Hersing desconcertó a las fuerzas navales aliadas que apoyaban con sus baterías a las tropas desembarcadas en la península. Recién llegado del Báltico después de un largo periplo, el 25 de mayo el U-21 torpedeó y hundió al acorazado británico de 12.000 toneladas " Triumph ", causándole un centenar de muertos. El efecto fue doblemente eficaz porque el naufragio fue perfectamente contemplado por los combatientes en Gallipolí. Wilhelm Tägert, uno de los oficiales germanos que auxiliaba a los otomanos testimoniaba: " El hundimiento del "Triumph" fue algo tran tremendo de ver, que por un momento se olvido la guerra en la costa. Los soldados que estaban en las dos líneas de trincheras, en las colinas de Gallipolí, salieron y quedaron a la vista unos de otros, olvidandolo todo, de tan intensa excitación, y observaron fascinados hasta que el "Triumph" se fue totalmente a pique; entonces regresaron de un salto a sus trincheras y siguieron disparándose mutuamente." MAPA. DESARROLLO DE LOS COMBATES EN GALLIPOLI.


Y Hersing no había hecho más que empezar. El 27 de mayo entre cabo Helles y Ari Burnu, en las mismas aguas donde se cobró su anterior víctima, le tocó el turno al veterano acorazado inglés "Majestic" de 15.000 toneladas, causándole medio centenar de muertos. Las aguas del Egeo y del Mármara se habían vuelto especialmente peligrosas debido a la proliferación de submarinos y torpederos de ambos bandos. La noche del 12 de mayo el destructor turco "Milich" consiguió infiltrarse en la bahía de Mudros, en la isla griega de Lemnos, y hundir al acorazado inglés "Goliath" con un saldo de 571 fallecidos. Los submarinos aliados tambien se cobraron su tributo, como el E-11 que hundió al acorazado turco "Barbarroja" el 8 de agosto con 253 de sus tripulantes. En total los submarinos aliados hundieron 12 transportes, 44 vapores y 59 pequeños veleros turcos, desorganizando el tráfico marítimo otomano entre Europa y Asia Menor, y lamentaron la pérdida de 8 sumergibles propios.
El 28 de junio se cruzaron contrataques simultáneos, en Chunuk Bair de los turcos contra el Anzac y de los británicos contra los turcos en Helles; ambos fracasaron. Estaba quedando claro que la pugna por la península había caído en el mismo estancamiento que el frente occidental, reproduciendo el mismo paisaje de atrincheramientos y avances insignificantes y costosos.


FOTO.UNA VISTA DE LOS MUELLES PROVISIONALES Y LOS CAMPAMENTOS ALIADOS EN CABO HELLES.



Para escapar del punto muerto los ingleses decidieron apelar una vez más a su dominio del mar, organizando un nuevo desembarco que tendría lugar en la bahía de Suvla, inmediatamente al norte de Ari Burnu y de la cala de los Anzac. El operativo estaba previsto para la noche del 6-7 de agosto, pero previamente se realizarían acciones de distracción para fijar a los turcos fuera del entorno de Suvla. Una de ellas correspondió a un feroz asalto de los australianos contra Lone Pine, una de las rebautizadas colinas del entorno del Chunuk Bair, que costó 1.700 bajas aliadas y alrededor de 5.000 turcas. La otra fue un movimiento en cabo Helles, totalmente fallido, que dejó 3.500 bajas británicas y 7.500 turcas. Con todo, se logró el propósito de poner pie en Suvla de manera incruenta; de hecho, los perplejos comandantes aliados no acertaron a ordenar un avance rápido que sin duda les hubiera dado la victoria, y se limitaron a profundizar un0s 800 metros desde las playas. Desde un primer momento hubo críticas respecto a esa actitud indolente, entre ellas la del general Aspinall-Oglander que declaraba: " la duda y el retraso del 7 y el 8 de agosto han conducido a que las ventajas conseguidas con el desembarco por sorpresa en Suvla se hayan desperdiciado. El IX cuerpo había jugado demasiado con el tiempo. Había perdido la oportunidad de conquistar el terreno elevado con mucha facilidad, pasando a ser entonces un combate entre fuerzas iguales, con las tropas británicas en la planicie abierta, bañada por el sol, y los turcos en posesión de todos los puntos de ventaja. Además, los turcos eran superiores como escaramuzeros y también en el uso de rifles con respecto a las jóvenes fuerzas del Nuevo Ejército, y una vez desvanecida la sorpresa, había pocas posibilidades de apuntarse un éxito".
Al mismo tiempo los australianos de Ari Burnu se deslizaron por la costa enlazando con los recién llegados a Suvla, y a continuación penetraron tierra adentro hacia Koja Chemen Tepe, otra de las colinas del entorno septentrional de Chunuk Bair. Allí se desarrolló una confusa pero furiosa batalla entre las laderas rocosas y los barrancos, que se prolongó hasta el 10 de agosto cuando finalmente un contrasalto turco a bayoneta calada acaudillado por Kemal aplastó a 3 batallones ingleses que trataban de retener la cima del Chunuk Bair. Durante unas horas los ingleses contemplaron desde ese punto las aguas de los Dardanelos, antes de ser desalojados y confinados de nuevo en la vertiente occidental de Gallipolí. A mediados de agosto el costo del desembarco en Suvla ascendía a 2.000 muertos y 10.000 heridos, que eran transferidos a los saturados hospitales de Egipto y Malta, previa escala en los buques hospitales que pululaban en el Egeo desde finales de abril. FOTO. MUSTAFA KEMAL JUNTO CON VARIOS OFICIALES DE LA 19 DIVISION TURCA.


El enojo que provocó en el ministerio de la Guerra británico la palpable falta de decisión en los acontecimientos de Suvla se tradujo en una cadena de destituciones que alcanzaron al general Stopford, comandante del IX cuerpo desplegado en Suvla, y varios de sus generales de división, y en una serie de amargas reflexiones sobre la falta de preparación de las tropas, como reflejaba Jack Churchill, miembro del Estado Mayor de Hamilton en Gallipolí: " Creo que se debe a su entrenamiento. Nunca antes habían visto un disparo. Hace un año que son soldados y durante ese periodo solo les enseñaron una cosa: la guerra de trincheras. Les han dicho que excaven por todas partes y les han inducido a esperar al enemigo (...) desembarcaron y avanzaron un kilómetro y medio y pensaron que habían hecho algo maravilloso(...) ¿estaba bien seguir tan lejos? ¿ Podían quedar aislados o caer de pronto en una trampa? Una bala ocasional ¿ era sólo un francotirador o una trinchera oculta repleta de enemigos que estaban esperándolos?" Estas palabras nos muestran lo profundamente que había calado en la mentalidad de los militares las lecciones de los combates de 1914-1915 en el frente occidental, pero lo inadecuadas que podían ser bajo otras circunstancias, al paralizar la iniciativa.




MAPA. RED DE TRINCHERAS OPUESTAS EN SUVLA A FINALES DE 1915


Un último y desesperado intento el 21 de agosto por parte de los ingleses de Suvla para desbordar las posiciones enemigas se estrelló en la denominada colina de la Cimitarra, dejando 5.000 bajas aliadas y 2.500 turcas. Hamilton se mostraba cada vez más deprimido en los mensajes que intercambiaba con Kitchener. La llegada de un nuevo jefe experimentado en los combates en Francia, Julian Byng, que se hizo cargo de la vacante en Suvla tampoco ayudó demasiado. Byng sostenía que eran precisos pesados bombardeos con munición de alto explosivo como los característicos del frente oeste si se quería reanudar con alguna posibilidad de éxito los embates contra las ahora bien consolidadas posiciones otomanas, y si no , más valía irse olvidando de poder lograr la victoria en Gallipolí. En realidad, desde septiembre de 1915 los dirigentes aliados comenzaron a desesperar de poder sacar algo en limpio del sueño convertido en pesadilla de los Dardanelos.

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