1.5.07

ACCION EN LODZ. ASEDIO DE PRZEMYSL

FOTO. A LA DERECHA, PRISIONEROS RUSOS CAPTURADOS EN LODZ, A LA IZQUIERDA SOLDADOS ALEMANES CUSTODIÁNDOLOS.

El esfuerzo de guerra comenzaba en noviembre de 1914 a lastrar a los contendientes del frente Oriental, especialmente a Rusia.

El general Brusilov declaró recordando aquellos dias: "Transcurridos 3 meses de guerra la mayor parte de nuestros oficiales y soldados entrenados se habían perdido (...) el ejército se convirtió más y más en una especie de milicia mal entrenada". Los reemplazos rusos, aunque abundantes, estaban poco motivados para una campaña larga. Se hacían notar notables deficiencias incluso en suministros básicos de alimentos ( era común que los soldados dedicasen parte del tiempo a cosechar patatas en lugares donde estaban estacionados ). Asimismo, las dificultades eran moneda habitual a la hora de reponer las piezas de artillería y las ametralladoras averiadas o destruidas, e incluso faltaban de municiones ligeras. Los problemas alcanzaban también a la dirección operativa, minada por los fallos de comunicación en los momentos críticos, exceso de recurso a la improvisación, etc.

Intentando recuperar la iniciativa frente a los alemanes, el jefe de la Stavka, el Gran Duque Nicolás ( tío paterno del zar ) y el ministro de la guerra, Sukhomlinov, apartaron al desafortunado general Zhilinski del mando del frente noroeste sustituyéndolo por el de su mismo empleo Ruzski. Adoptando un estilo mas agresivo a mediados de noviembre los rusos se aprestaron a probar suerte de nuevo en Prusia Oriental, a pesar de la llegada del duro invierno.

En el otro lado, Hindenburg había sido informado por Ludendorff de que no cabía esperar un incremento sustancial de los efectivos destinados al frente del Este, puesto que Falkenhayn había rechazado en una reunión previa celebrada en Berlín con el mismo Ludendorff dar prioridad al sector oriental. Tal vez para endulzar esta amarga noticia, Hindenburg y su Estado Mayor fueron promovidos a la jefatura del recién creado "Ober Ost", el puesto que unificaba la tareas de planificación contra Rusia.

Ante los primeros signos de preparativos enemigos, los alemanes, conscientes de la importancia de mantener la iniciativa para lograr la victoria, se anticiparon nuevamente a la lenta jugada rusa. En un alarde de eficacia logística y de uso inteligente de la red de ferrocarriles el IX ejército de Mackensen fue trasladado velozmente desde el sur de Polonia a Gnesen, en Prusia Occidental. El 11 de noviembre el IX ejército penetró en área hostil, empujando al reconstituido 2º ejército ruso, ahora al mando de Scheidemann, hacia la importante localidad polaco-rusa de Lodz. Alarmado, Scheidemann intercambio mensajes con la Stavka sugiriendo una retirada mas profunda, lo cual fue descartado el 18 de noviembre.

Lodz contenía importantes almacenes de suministro que permitieron reequipar a los maltrechos hombres del 2º ejército ruso. Simultáneamente, tenia lugar una adecuada concentración de fuerzas a iniciativa de Plehve, jefe del 5º ejército ruso que permitió reunir una imponente masa de efectivos frenando a Mackensen, que confiadamente había marchado contra sus adversarios, para acabar viendo como tres divisiones de su flanco izquierdo quedaban aisladas al este de Lodz. Hoffman, tercero en el escalafon del "Ober Ost" anotó expresivamente el 22-XI: "nuestro flanco izquierdo ha sido golpeado. ¿Como podemos reconducir las cosas y salvar la situación?: No lo sé todavía. La cuestión esta en el filo de la navaja". FOTO: EL GENERAL SCHEFFER-BOYADEL, JEFE DEL XXV CUERPO.

Inesperadamente, el talento de los oficiales germanos volvió a ponerse de relieve. El general Scheffer-Boyadel, que dirigía al casi bloqueado XXV cuerpo, consiguió deslizar increíblemente a sus divisiones entre las lineas rusas aprovechando la ya característica confusión y caos organizativo de sus enemigos en los momentos álgidos; aparte de la ruptura del cerco, Scheffer capturó 16.000 prisioneros que logró trasladar hasta el campo propio. Un aturdido Ruzski apenas pudo hacer otra cosa que mover a sus vapuleadas huestes, que habían encajado mas de 100.000 bajas, hacia el interior de Polonia a fines de noviembre. Algunos asaltos alemanes en diciembre solo pudieron ser contenidos con dificultad, y en cualquier caso, una ancha franja fronteriza de la Polonia rusa estaba perdida.

FOTO. INFANTERIA RUSA CRUZANDO EL RIO VISTULA EN DICIEMBRE DE 1914

Las consecuencias inmediatas fueron una nueva promoción de Hindenburg y Ludendorff a mariscal de campo y teniente general, respectivamente, ascendidos personalmente por el mismísimo káiser, que viajó para la ocasión a la sede del "Oberost" en Posen.



En los Cárpatos se mantenía un precario equilibrio entre los rusos y los austrohúngaros. pero era la situación de  la estratégica ciudad de Przemysl la que acaparaba la atención. Antes de la guerra estaba poblada por ucranianos y polacos, con hasta un tercio de habitantes judíos. Sus obras de fortificación habían empezado después de 1815 de la mano de Franz von Scholl, pero fue a partir de 1861 cuando se levantaron los anillos exteriores. Su construcción fue llevada a cabo por Daniel von Satis-Soglio, mediante una serie de fuertes de acero y hormigón. El trabajo fue continuado y ampliado por Moritz Ritter von Brunner, que blindó los emplazamientos artilleros y las plataformas de control de tiro. El recinto fortificado de Przemysl había sido sitiado por lo rusos brevemente, en septiembre. Cuando empezó el segundo asedio el 11 de noviembre, en la ciudad el general H. Kusmanek von Burgneustatten, un alemán de Transilvania, comandaba una guarnición de 130.767 hombres con 21.484 caballos. La mayoría de los civiles habían escapado, pero todavía se encontraban en ella 30.000 habitantes y unos 2.000 prisioneros rusos.

Los austrohúngaros lanzaron patrullas agresivas, como la exitosa salida del teniente general Arpad Tamas el 14 de noviembre empleando 15 batallones golpeando hacía Irpin, al este del perímetro. Pero los problemas por la falta de ropa de abrigo de invierno pronto se hicieron notar. Las incursiones se fueron volviendo cada vez más arriesgadas.

Mientras la acción victoriosa de Limanowa efectuada por XIV cuerpo tirolés, ayudado por el VI cuerpo y una división húngara del Honved, sobre el 3º ejército ruso abrió la esperanza a una ruptura próxima del asedio. El día 15 de diciembre desde Przemysl 24 batallones de infantería y tres escuadrones de caballería irrumpieron osadamente sobre el cinturón de asedio ruso, pero tuvieron que renunciar al comprobarse la imposibilidad del 3º ejército austrohúngaro de enlazar con ellos debido a que los rusos lo habían frenado a 40 kilómetros de la ciudad.

El cerco ruso se fue recrudeciendo con fuertes combates en torno al IV distrito.  Después de la tregua navideña, los cálculos de las provisiones estimaban que se agotarían el 18 de febrero de 1915, si bien el sacrificio de 10.000 equinos podían alargarlas unas semanas. La guarnición disponible había descendido hasta los 127.811 soldados austrohúngaros a principios de 1915. Además estaba el problema de las enfermedades, que en marzo afectaban a 12.140 hombres.

Entretanto, los rusos habían construido vías ferroviarias alrededor del perímetro, conjurando así la posibilidad de incursiones exitosas. No obstante la 23º división del Honved efectuó una desesperada y catastrófica salida el 19 de marzo. Su fracaso precipitó el colapso final. Los depósitos de armamento y la estación de radio fueron volados por los defensores, que capitularon el día 22 de marzo de 1915. Nueve generales, 93 oficiales superiores, 7.500 oficiales y 117.000 soldados pasaron al cautiverio. Incluso más grave que estas pérdidas materiales fue el efecto que tuvo este desenlace sobre la opinión pública de la monarquía dual, que había seguido con gran expectación los avatares del sitio de Przemysl.

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