13.8.19

EL IMPERIO TURCO ARROJA LA TOALLA



El armisticio búlgaro del 30 de septiembre tuvo graves repercusiones para los turcos. Tracia Oriental quedaba expuesta a un golpe Aliado, y las comunicaciones con Alemania cortadas haciendo casi imposible la llegada de los insustituibles pertrechos germanos. Los últimos fracasos en Siria, la llegada del nuevo canciller Von Baden y sus tanteos de paz a Wilson, las visibles vacilaciones de Berlín además de la ruptura de la línea Hindenburg en el frente occidental en la primera quincena de octubre, provocaron una seria agitación en el gobierno otomano. El día 8 de octubre dimitía el triunvirato de la CUP unionista ( Enver, Talat y Cemal) que había guiado al país durante toda aquella época turbulenta. Durante una semana se mantuvo un compás de espera ante las dificultades de hallar a un estadista con ánimo para enfrentarse ante tan complicado panorama. Finalmente Ahmed Izzet Pachá, que había dirigido a las tropas en el Cáucaso formó un gobierno cuya finalidad era tratar de llegar a un entendimiento con los Aliados. Para ello decidió emplear como enviado al jefe británico prisionero de mayor grado que se tenía bajo custodia, el general Charles Townshed, el defensor de Kut El Amara. Viajó inmediatamente a Lesbos, donde transmitió la  voluntad turca de acabar la guerra. A continuación se invitó a una delegación a viajar a la cercana isla de Lemnos, al puerto de Mudros, donde estaba una de las bases de la Mediterranean Fleet para entregarle un informe con las condiciones para un alto el fuego. Tras cuatro día de negociaciones se fijaron los términos del acuerdo. 


                                   FOTO. AHMED IZZET PACHÁ

Finalmente el 30 de octubre, a bordo del predreadnought Agamemnon. Las condiciones imponía a los turcos debían abrir los estrechos del Bósforo y los Dardanelos a las flotas Aliadas, entregando los fuertes anexos que tanto se habían resistido en la campaña de 1915. Las fuerzas armadas del imperio debían ser desmovilizadas, y entregarse los efectivos navales. Las redes de comunicación (telégrafo, radio) quedarían bajo control de personal británico y francés designado al efecto. Todos los prisioneros de guerra Aliados tenían que ser liberados, incluyendo a ciudadanos otomanos de origen armenio; en cambio los prisioneros de guerra turcos seguirían retenidos. Una clausula ambigua dejaba abierta la posibilidad abierta a que tropas de los ya virtuales vencedores ocuparan cualquier punto estratégico que considerasen conveniente. Se mencionaban Cilicia y las provincias armenias en particular.

Según lo acordado a las doce del mediodía del 31 de octubre, cesaron las hostilidades en Oriente Medio, Karabaj, Daguestan y el Egeo. En la noche del 1 de noviembre los dimisionarios jefes de los Jóvenes Turcos se trasladaron a un buque alemán para marchar al exilio en Odessa y a continuación a Berlín. Más tarde, Enver partiría al Asia Central donde hallaría la muerte en 1922 combatiendo contra los bolcheviques. Sus otros dos compañeros de triunvirato fueron asesinados por terroristas armenios en esas fechas.

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