Durante el
verano de 1918 los guerrilleros árabes de Faisal y Lawrence habían proseguido con sus ya perfeccionadas y habituales incursiones de sabotaje, destruyendo más de
25 puentes en Palestina y Transjordania. Pero la acción principal de los
británicos se pospuso hasta que refrescase el clima, a primeros del otoño.
Así, el 19
de septiembre daría comienzo la ofensiva conocida más tarde como batalla de Lajjun
o Megiddo. Las posiciones turcas comprendían en el litoral al 8º ejército de
Djevad Pacha, al 7º ejército de Mustafá Kemal en el interior de Palestina, y el
área desértica de Transjordania y su ramal ferroviario al 4º ejército de Djemal
Kucuk. Este aparente despliegue ocultaba que en realidad el desgaste del
conflicto había pasado una elevada factura al potencial turco y sus efectivos reales
eran muy limitados, en total no superaban en total los 40.000 hombres y eso sumando los 6.000 soldados que
guardaban las vías férreas, el 2º ejército desplegado en Siria con solo 5.000
miembros, y por último, un puñado de reservas como el 146º regimiento alemán.
En cambio
las fuerzas Aliadas estaban llegando a la culminación numérica y
perfeccionamiento de tácticas. Allenby tenía a su disposición unos 70.000
hombres en buenas condiciones físicas y bien equipados: británicos y coloniales indios, australianos y neozelandeses,
y unos 550 cañones.
A las 4.30
horas del 19 de septiembre la esperada ofensiva se abrió junto al litoral mediterráneo
con el tiro de 400 cañones más la contribución de dos destructores desde el mar,
a lo largo de un frente de 25 kilómetros. Esta inusual concentración de
potencia artillera era inédita hasta la fecha en el frente palestino, y reportó
a los británicos unos pingües resultados. La 54º y 60º divisiones inglesas, la
3º y 7º indias y un pequeño contingente francés atravesaron las debilitadas
alambradas turcas mediante paneles de acero. El XXII cuerpo de ejército turco
de Rafet Bey se desmoronó en pocas horas. Aprovechando el frente abierto las
divisiones de caballería australianas 4º y 5º profundizaron velozmente en
dirección a Nazaret deshaciendo a los fugitivos en retirada, intentando
capturar el cuartel general de Von Sanders, que desconocía la gravedad de la
situación y el peligro que personalmente corría, debido al corte de las
comunicaciones por los ataques aéreos y artilleros. A las 6.30 del 20 de
septiembre la caballería británica irrumpió en la localidad de la que apenas
consiguió huir Von Sanders en pijama subido a un camión.
A lo largo
del día continuó la presurosa retirada de los restos del 8º ejército y del 7º ejército
turco que se vio obligado a hacerlo igualmente rápido para no ser flanqueado
por la derecha.
El vital
paso de Lajjun cayó en un golpe de mano del 2º de lanceros a las 3.00 horas del
21 de septiembre. Las fuerzas
móviles de caballería y vehículos blindados continuaron la etapa hasta Birket,
donde fueron rodeados 500 turcos, y a continuación hasta Afula, enclave
ferroviario donde tras una refriega capturaron a 75 alemanes y 200 turcos,
aparte de camiones y aviones. En esta tesitura muchos turcos que huían desde Jenin
se vieron copados. Los restos del grupo de ejércitos Ylderim buscaron replegarse
sobre Damasco, abandonando totalmente Palestina. Fueron castigados por ataques aéreos
constantes; en particular el 7º ejército que perdió en el paso de Wadi Far docenas
de camiones y piezas de artillería, evidenciando la desmoralización de sus
hombres, que no eran capaces de responder a las pasadas a baja altura de los
aviones británicos.
La 15º
brigada de caballería británica entró en Haifa el 23 de septiembre. El
Asien Korps de Von Oppern se colocó como retaguardia de refresco de los
supervivientes que convergían en el sur del lago Tiberidades. El contingente
turco-alemán del capitán Von Keyserling en Samakh trató desesperadamente de
proteger esta vía de escape, pero fue arrollado por la 4º brigada de caballería
australiana.
En
Transjordania, el 4º ejército turco empezó a verse afectado por los
desfavorables acontecimientos. Djemal Kucuk decidió esperar al II cuerpo que había
evacuado la estación de Maan. Este retraso permitió a los árabes de Lawrence tenderles
sangrientas emboscadas que culminaron el 27 de septiembre con la masacre en un oscuro
episodio de 250 alemanes y turcos que se habían rendido, amplificado al día
siguiente cuando los árabes rebeldes entraron en Deraa y asesinaron a los
soldados turcos heridos que languidecían en los andenes. Solo la llegada de la
10º brigada de caballería detuvo la matanza.
Después de
llegar a Damasco y enterado de la verdadera magnitud del desastre, Von Sanders consideró que
defender el sur de Siria era inviable. Solo disponía del Asien Korps de Von Oppeln,
y restos destrozados del 4º y 7º ejércitos turcos. Entretanto continuaban las
operaciones de limpieza por parte de los hombres de Allenby, que apresaron a
10.000 turcos y confiscaron depósitos de material en los últimos días del mes. Los
supervivientes abandonaban el sur de Siria, unos en ruta a Homs y otros por el
desfiladero de Barada, donde el 30 de septiembre sufrieron otro descalabro a
manos de la división australiana montada.
El 1 de
octubre la 5º división de caballería, la 3º brigada de caballería australiana
y los árabes de Lawrence entraron en Damasco dirigidos por el jerife Nasir, en representación de Husayn de La Meca y del emir Faisal.
Nasir fue el encargado de escenificar la victoria en la antigua capital del califato, acompañado por jefes tribales como Auda Abu Tayi y Nuri Shalaan, con un séquito de 1.500 paramilitares árabes. La entrada fue ordenada, puesto que los últimos soldados otomanos habían abandonado la ciudad el día anterior en ferrocarril. Apretadas multitudes expectantes contemplaban con sentimientos encontrados al nuevo poder.
Faisal llegaría el 3 de octubre, en un nuevo desfile, montando en un tradicional caballo alazán, a pesar de que se ofreció un llamativo coche Mercedes abandonado por los alemanes.
Sin embargo el entusiasmo de Faisal recibiría pronto un jarro de agua fría. También Allenby había acudido a la ciudad. Ambos se reunieron horas más tarde en un hotel y aparecieron las primeras discrepancias políticas. El general británico le informó, con Lawrence actuando de privilegiado interprete, que los territorios ganados, aunque formalmente bajo la soberanía hachemita, se repartían en la práctica en protectorados británicos y franceses. En Palestina, según la declaración Balfour la administración local carecería de cualquier contenido político. Mientras continuara el estado de guerra, Allenby sería el encargado de ejercer el mando en todas las zonas árabes arrebatadas a Estambul.
Más tarde, en el ayuntamiento Faisal fue aclamado otra vez, pero seguramente con un humor sombrío después de la entrevista que dibujaba un futuro complicado para las aspiraciones árabes.
El frente balcánico en Macedonia había permanecido casi estático desde 1916, salvo ocasionales golpes de mano. En Bulgaria, los problemas surgidos con el suministro y el desgaste bélico habían provocado la sustitución del gabinete Radoslavov por el de Aleksandar Malinov, sustentado por el partido demócrata, el nacional y el liberal progresista, desde el 21 de junio. El líder agrario Stamboliski, partidario de la neutralidad, fue sacado de la cárcel y puesto en un suave arresto domiciliario, en un gesto conciliador
Para el año 1918 los Aliados habían previsto una serie de ofensivas limitadas, pero el avance alemán en el frente occidental durante la primavera había obligado a suspenderlas. En junio de 1918 el general Guillaumont fue reemplazado al frente del llamado "ejército de Salónica" por Franchet d´Esperey, un veterano de la batalla del Marne. Los Aliados habían reunido unas 35 divisiones (ocho francesas, siete británicas, seis griegas, seis serbias y cuatro italianas, aunque de efectivos incompletos sobre todo a causa de las fiebres endémicas de la zona), con 650.000 hombres y las habían equipado y adiestrado convenientemente.El nuevo comandante solicitó nuevos recursos para una operación fulminante. Los franceses comenzaron a mover sigilosamente gran cantidad de artillería pesada hacia las montañas, mientras los británicos emprendían acciones de distracción más al este, en Tracia Occidental.
El visto bueno para iniciar el proceso llegó el 10 de septiembre, tras la victoria de Amiens y otros éxitos notables en el frente Occidental. Los búlgaros les oponían 17 divisiones, con el apoyo de dos divisiones turcas y algunos batallones de especialistas alemanes, coordinados por Von Mackensen.
La llamada campaña del Vardar empezó con el característico bombardeo previo en la madrugada del 14 al 15 de septiembre. A las 5.30 horas se pusieron en movimiento las fuerzas francesas, serbias e italianas. En un par de días lograron penetrar 10 kilómetros, y al tercer día la ruptura era total logrando profundizaciones de hasta 30 kilómetros respecto al frente original. Este conjunto de combates es conocido como la batalla de Dobro Pole. Carentes de reservas dignas de ese nombre y con todo del valle del Vardar expuesto, las tropas búlgaras empezaron a flaquear, y lo que es peor, a mostrar falta de voluntad de seguir resistiendo y de regresar a sus hogares. Todavía el 2º ejército búlgaro fue capaz de repeler el 19 de septiembre un ataque mixto de ingleses y griegos en Doiran aunque cedieron el pueblo. Esto permitió a los búlgaros intentar trasladar fuerzas al punto crítico en Macedonia para cortar el paso a los Aliados en el río Cherna. Sin embargo sus columnas fueron desbaratadas en el paso de Kosturino por las constantes y efectivas incursiones aéreas de la RAF.
El 22 de septiembre los serbios llegaron a Negotina, en el trascendental ferrocarril a Salónica, y el 25 de septiembre tropas coloniales francesas estaban tomando posiciones en las sierras alrededor de Skopje (Uskub) y el 26 tomaron Strutmisa, en el territorio búlgaro.
La situación en el interior de Bulgaria se precipitó ante las malas noticias, la incapacidad de Berlín y Viena para suministrar más ayuda, y las privaciones económicas. Se organizaron revueltas y consejos en varias ciudades. La mano de la legación norteamericana, que seguía funcionando puesto que EE.UU no había declarado la guerra a Bulgaria, tuvo algo que ver en estos sucesos. La noche del 26 de septiembre un oficial de estado mayor búlgaro acudió al campamento del general Milne solicitando una suspensión de hostilidades de dos días, y envió de una delegación de paz..
El día 29 de septiembre, mientras caía Skopje ante la caballería francesa, el gobierno de Malinov aceptaba las rigurosas condiciones impuestas para los Aliados para un armisticio: se comprometía a desmovilizar completamente su ejército salvo unos pocos destacamentos en la frontera con Turquía y en los ferrocarriles; permitía que tropas aliadas ocuparan puntos clave; entregaba su armamento, aceptaba que 100.000 de sus hombres permanecieran prisioneros por tiempo indeterminado. También había condiciones territoriales: Bulgaria evacuaba todas las zonas ocupadas que había reclamado como propias: lo que conservaba de Macedonia, y la Tracia griega. Dejaba su territorio a disposición de los Aliados para posteriores movimientos.
El armisticio entró en vigor al día siguiente. Bulgaria era el primer miembro de las Potencias Centrales en claudicar. No sería el último.
y los árabes de Lawrence entraron en Damasco dirigidos por el jerife Nasir, en representación de Husayn de La Meca y del emir Faisal.
Nasir fue el encargado de escenificar la victoria en la antigua capital del califato, acompañado por jefes tribales como Auda Abu Tayi y Nuri Shalaan, con un séquito de 1.500 paramilitares árabes. La entrada fue ordenada, puesto que los últimos soldados otomanos habían abandonado la ciudad el día anterior en ferrocarril. Apretadas multitudes expectantes contemplaban con sentimientos encontrados al nuevo poder.
Faisal llegaría el 3 de octubre, en un nuevo desfile, montando en un tradicional caballo alazán, a pesar de que se ofreció un llamativo coche Mercedes abandonado por los alemanes.
Sin embargo el entusiasmo de Faisal recibiría pronto un jarro de agua fría. También Allenby había acudido a la ciudad. Ambos se reunieron horas más tarde en un hotel y aparecieron las primeras discrepancias políticas. El general británico le informó, con Lawrence actuando de privilegiado interprete, que los territorios ganados, aunque formalmente bajo la soberanía hachemita, se repartían en la práctica en protectorados británicos y franceses. En Palestina, según la declaración Balfour la administración local carecería de cualquier contenido político. Mientras continuara el estado de guerra, Allenby sería el encargado de ejercer el mando en todas las zonas árabes arrebatadas a Estambul.
Más tarde, en el ayuntamiento Faisal fue aclamado otra vez, pero seguramente con un humor sombrío después de la entrevista que dibujaba un futuro complicado para las aspiraciones árabes.
El frente balcánico en Macedonia había permanecido casi estático desde 1916, salvo ocasionales golpes de mano. En Bulgaria, los problemas surgidos con el suministro y el desgaste bélico habían provocado la sustitución del gabinete Radoslavov por el de Aleksandar Malinov, sustentado por el partido demócrata, el nacional y el liberal progresista, desde el 21 de junio. El líder agrario Stamboliski, partidario de la neutralidad, fue sacado de la cárcel y puesto en un suave arresto domiciliario, en un gesto conciliador
Para el año 1918 los Aliados habían previsto una serie de ofensivas limitadas, pero el avance alemán en el frente occidental durante la primavera había obligado a suspenderlas. En junio de 1918 el general Guillaumont fue reemplazado al frente del llamado "ejército de Salónica" por Franchet d´Esperey, un veterano de la batalla del Marne. Los Aliados habían reunido unas 35 divisiones (ocho francesas, siete británicas, seis griegas, seis serbias y cuatro italianas, aunque de efectivos incompletos sobre todo a causa de las fiebres endémicas de la zona), con 650.000 hombres y las habían equipado y adiestrado convenientemente.El nuevo comandante solicitó nuevos recursos para una operación fulminante. Los franceses comenzaron a mover sigilosamente gran cantidad de artillería pesada hacia las montañas, mientras los británicos emprendían acciones de distracción más al este, en Tracia Occidental.
El visto bueno para iniciar el proceso llegó el 10 de septiembre, tras la victoria de Amiens y otros éxitos notables en el frente Occidental. Los búlgaros les oponían 17 divisiones, con el apoyo de dos divisiones turcas y algunos batallones de especialistas alemanes, coordinados por Von Mackensen.
La llamada campaña del Vardar empezó con el característico bombardeo previo en la madrugada del 14 al 15 de septiembre. A las 5.30 horas se pusieron en movimiento las fuerzas francesas, serbias e italianas. En un par de días lograron penetrar 10 kilómetros, y al tercer día la ruptura era total logrando profundizaciones de hasta 30 kilómetros respecto al frente original. Este conjunto de combates es conocido como la batalla de Dobro Pole. Carentes de reservas dignas de ese nombre y con todo del valle del Vardar expuesto, las tropas búlgaras empezaron a flaquear, y lo que es peor, a mostrar falta de voluntad de seguir resistiendo y de regresar a sus hogares. Todavía el 2º ejército búlgaro fue capaz de repeler el 19 de septiembre un ataque mixto de ingleses y griegos en Doiran aunque cedieron el pueblo. Esto permitió a los búlgaros intentar trasladar fuerzas al punto crítico en Macedonia para cortar el paso a los Aliados en el río Cherna. Sin embargo sus columnas fueron desbaratadas en el paso de Kosturino por las constantes y efectivas incursiones aéreas de la RAF.
El 22 de septiembre los serbios llegaron a Negotina, en el trascendental ferrocarril a Salónica, y el 25 de septiembre tropas coloniales francesas estaban tomando posiciones en las sierras alrededor de Skopje (Uskub) y el 26 tomaron Strutmisa, en el territorio búlgaro.
La situación en el interior de Bulgaria se precipitó ante las malas noticias, la incapacidad de Berlín y Viena para suministrar más ayuda, y las privaciones económicas. Se organizaron revueltas y consejos en varias ciudades. La mano de la legación norteamericana, que seguía funcionando puesto que EE.UU no había declarado la guerra a Bulgaria, tuvo algo que ver en estos sucesos. La noche del 26 de septiembre un oficial de estado mayor búlgaro acudió al campamento del general Milne solicitando una suspensión de hostilidades de dos días, y envió de una delegación de paz..
El día 29 de septiembre, mientras caía Skopje ante la caballería francesa, el gobierno de Malinov aceptaba las rigurosas condiciones impuestas para los Aliados para un armisticio: se comprometía a desmovilizar completamente su ejército salvo unos pocos destacamentos en la frontera con Turquía y en los ferrocarriles; permitía que tropas aliadas ocuparan puntos clave; entregaba su armamento, aceptaba que 100.000 de sus hombres permanecieran prisioneros por tiempo indeterminado. También había condiciones territoriales: Bulgaria evacuaba todas las zonas ocupadas que había reclamado como propias: lo que conservaba de Macedonia, y la Tracia griega. Dejaba su territorio a disposición de los Aliados para posteriores movimientos.
El armisticio entró en vigor al día siguiente. Bulgaria era el primer miembro de las Potencias Centrales en claudicar. No sería el último.
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