29.3.11

REVELACIÓN DEL PODER AÉREO

Aunque el aprovechamiento de la observación aérea empleando globos se remontaba a las campañas del Directorio francés a finales del siglo XVIII, las limitaciones de maniobrabilidad de este ingenio habían impedido un uso realmente práctico. Los británicos retomaron su empleo en la guerra boer de 1899-1902, y los alemanes por su parte creyeron aunar en los zeppelines el concepto de aerostato con la indispensable cualidad móvil para conseguir una correcta exploración, especialmente sobre los mares.

La reciente aparición del aeroplano en 1903 fue acogida con desigual interés por los planificadores militares, a pesar de los rápidos progresos en el radio de alcance máximo de los vuelos del nuevo invento. Menudeaban declaraciones tan desatinadas como la de Richard Haldane ( ministro de la guerra británico ) en 1910 diciendo textualmente " No consideramos que el aeroplano tenga utilidad en la guerra". Aunque antes de 1914 se le reconocían ciertas posibilidades para emprender reconocimientos en profundidad sobre la retaguardia enemiga ( tarea que era la carencia principal de los globos ) lo cierto es que no se confiaba todavía en su plena fiabilidad técnica y, desde luego, ni se vislumbraba su uso como elemento activo de combate, debido a las dificultades de los primeros aviones para portar el peso de municiones y la absoluta carencia de armas adaptadas a su configuración.

En definitiva, los planificadores de los ministerios y estados mayores solo efectuaron inversiones reducidas para equipar a los principales ejércitos con unas cuantas docenas de aviones. En vísperas de la conflagración los británicos disponían de 87 unidades, los franceses de 136 y los alemanes de 180 ( otras fuentes citan 250 ), todas pensadas para efectuar vuelos de vigilancia y exploración. Los modelos eran muy diversos así como variadas las empresas fabricantes, si bien alguna de ellas aportaba un número crecido de aparatos como ocurría con la Voisin en Francia o la Fokker en Alemania.

La consagración y utilidad en las misiones de reconocimiento quedaron patentes desde las primeras semanas de la guerra, incluso en casos de notable relevancia estratégica. Un piloto francés detectó sin género de dudas el giro hacia el sur del 1º y 2º ejércitos alemanes durante la batalla del Marne, o de la información aportada por aparatos modelo Taube a Hindenburg y que le permitieron a este aclarar su visión sobre la disposición del 2º ejército ruso en Prusia Oriental, antes del enfrentamiento en Tannenberg.

Como era de esperar, estas actuaciones "indiscretas" de los vigías aéreos suscitaron las correspondientes contramedidas. Se dispusieron estratagemas de enmascaramiento y ocultación para las columnas de tropas en marcha a decenas de kilómetros del frente y aparecieron las nuevas dotaciones de cañones anti-aéreos especializados, equipados con granadas de techo de altitud cada vez más elevado, y estallido fragmentado. Pero rápidamente se consideró que el mejor antídoto contra el avión era...otro avión. De este modo nacieron las fuerzas aéreas de caza.

Al principio los lances eran enfrentamientos individuales en los cuales los pilotos utilizaban armas de fuego ligeras para tratar de amedrentar, y más tarde derribar, a sus oponentes en el éter. Incluso menudearon ensayos con métodos estrafalarios o pintorescos, usando arpones, ganchos o hasta el lanzamiento de grandes piedras para intentar dañar la estructura del avión contrario.

Pero desde el comienzo de 1915 la ametralladora demostró ser el medio de combate mas apropiado entre aeroplanos, por su alta cadencia de tiro y su amplio alcance. Además, a veces bastaba con acertar en la carlinga al piloto enemigo sin necesidad de dañar el mecanismo de su avión. El procedimiento usual era que el piloto disparase con un revólver o si se trataba de un biplaza, que el copiloto emplease la ametralladora en posición lateral o de cola. No obstante al quedar separadas las funciones de tirador y piloto en los biplazas la persecución del adversario y la búsqueda de la posición de disparo óptima se veían grandemente dificultadas.

La posición más idónea era colocar la ametralladora delante del piloto, para que este pudiera compaginar las dos funciones esenciales como "cazador", pero surgía otro problema: la interposición de la hélice en la trayectoria de las ráfagas. Un procedimiento engorroso consistía en elevar la ametralladora sobre un trípode por encima de la hélice, pero eso obligaba igualmente a estirarse al piloto poniendo en peligro su estabilidad en la carlinga y la precisión de disparo.


FOTO. UN MONOPLANO FOKKER E-III, CONSIDERADO EL PRIMER CAZA CONCEBIDO COMO TAL

Los franceses aplicaron un chapucero pero eficaz truco, el mecanismo deflector. Blindaron las hélices con paneles metálicos a fin de preservarlas de la trayectoria coincidente de las balas de la ametralladora. Con este método, el piloto Roland Garros derribaría en un par de semanas cinco aparatos enemigos y se convertiría en el primer "as" de las fuerzas de caza en abril de 1915. Precisamente los alemanes supieron del método cuando lograron incautar la unidad de Garros después de un aterrizaje forzoso de la misma. La efectividad del emplazamiento de fuego delantero quedaba demostrada, pero Antonius Fokker, un ingeniero de origen holandés pero asentado profesionalmente en el país germano, logró superar el primitivo sistema francés para preservar la hélice. Creó, a partir de un invento previo del suizo Schneider, un fiable mecanismo interruptor que permitía el disparo solo durante el intervalo entre el paso de las aspas de la hélice. Con esta incorporación armamentística, las 337 unidades fabricadas del Fokker Eindecker en sus series E-I, E-II y sobre todo la serie E-III ( en servicio a partir de agosto ) otorgaron temporalmente la supremacía del aire a los teutones hasta principios de 1916, cuando la introducción de los cazas franceses Nieuport 11 y Spad VII proporcionó ventaja a los Aliados.

FOTO. OTRA VISTA DE UN FOKKER E

En este periodo de progresivo afianzamiento del elemento aéreo hasta la segunda mitad de 1916, dentro del incipiente Fliegertruppen ( la fuerza aérea alemana, rebautizada luego como Deutsche Luftstreitkrafte ) se hizo notar la influencia del teniente Max Immelmann defendiendo la importancia del duelo individual y la maniobra, a la que aportó un giro con subida y viraje en pérdida. Pero sobre todo  destacó la influencia del as alemán O.  Boelcke, jefe del Jasta 2 ( escuadrón de caza ). Sostuvo la necesidad de reunir una élite de pilotos en  una escuadra ( Jagdstaffel o Jasta ). Fue una figura con una fuerte carga propagandística, ensalzada al nivel heroico. Son famosos los principios del dictado Boelcke, un conjunto de reglas básicas de enfrentamiento aéreo:  buscar una posición ventajosa desde arriba, el disparo dentro de alcance, lograr la sorpresa, enfrentar al enemigo, hacer luchar al Jasta como una unidad, obedeciendo las señales de los jefes.

Reequipado durante la batalla del Somme con los nuevos biplanos Albatros D-I y D-IIel Jasta 2 pudo desafiar otra vez a los Aliados en igualdad de condiciones. Entre los discípulos más devotos y aplicados de las reglas de Boelcke se hallaba un joven aristócrata silesiano, Manfred Von Richthofen, llamado pronto superar a su maestro, y convertirse en uno de los iconos más célebres de la Primera Guerra Mundial cuando se convirtió primero en líder del Jasta 11 en enero de 1917 y mas tarde en jefe del Jagdgeschwader I. Paralelamente, en Francia destacaban entre los ases del combate aéreo individual Fonk, defensor de la aproximación indirecta, y el capitán Guynemer. A nivel organizativo y doctrinal la mayor referencia fue el marqués de Rose, que ya antes de la guerra había sostenido la necesidad de disponer de aparatos armados ( aunque de un modo rudimentario con fusiles ), la adopción  del sistema de disparo sincronizado a primeros de 1916 y la formación de grupos de caza reuniendo a los mejores pilotos para posibilitar la "ofensiva total" en Verdun. Por parte británica, serían el capitán A. Ball y Mannock del RFC los que enunciaron la importancia del ataque desde arriba, el fuego a corta distancia, el uso del resplandor del sol y de las nubes para ocultarse, y la importancia de la buena forma del piloto, sin emplear los estimulantes o la bebida.

En otro aspecto de aplicaciones novedosas, durante la campaña de los Dardanelos los británicos inauguraron el empleo del avión torpedero  cuando un aparato del RNAS (Royal Navy Air Service) hundió un mercante turco.


5.3.11

ESPECIAL: EL EJÉRCITO BÚLGARO

FOTO. HOMBRES DE LA 7º DIVISIÓN BÚLGARA
Debido a su tormentosa historia desde la recuperación de la independencia en 1878, y a pesar de su reducida extensión y recursos materiales, Bulgaria era considerada la “Prusia” de los Balcanes. Después de la guerra ruso-turca de 1877, el congreso de Berlín del verano de 1878 frustró las expectativas de una Gran Bulgaria al sustituirla por el pequeño principado de Bulgaria ( obligado a prestar vasallaje al gobierno de Estambul hasta 1908 ) y además desgajado de la provincia de Rumelia oriental, de mayoría étnica búlgara, aunque los dirigentes de Sofia lograrían anexionarla en 1885. De este modo se alimentó el irredentismo, primero dirigido contra el imperio turco otomano y más tarde contra sus vecinos balcánicos cristianos por la posesión de Macedonia, cuyos habitantes eran catalogados de "búlgaros del oeste". En esas condiciones el ejército fue un organismo indispensable para mantener la integridad nacional y sostener las cambiantes fronteras, gozando de un fuerte arraigo y prestigio entre la población.

FOTO. EL GENERAL NEREZOV, COMANDANTE DE LA 9º DIVISIÓN JUNTO CON DELEGADOS ALEMANES.
El zar Fernando I ostentaba la máxima autoridad del ejército búlgaro ( “Bulgarska Voyska” ) pero el Teniente General Nikola Zhekov era el comandante operativo. Las fuerzas armadas reunían un total de 390.000 hombress. Estaban compuestas por el ejército en activo ( “ Deystvuyushta Armiya” ) de 85.000 soldados en ejercicio entre los 21 y los 23 años; el ejército de la Reserva ( “Reserna Armiya” ) con 250.000 hombres entre los 24 y los 40 años; y la Milicia Nacional ( “ Narodno Opolecnie” ) con 59.000 hombres entre los 41 y los 46 años.

IMAGEN. GRABADO REPRESENTANDO A OFICIALES Y SOLDADOS BÚLGAROS DEL PERIODO.

El país estaba dividido en tres regiones militares.

- la primera, con sede en Sofía, abarcaba la Bulgaria occidental.
- La segunda, con sede en Plodiv, se extendía por la Bulgaria meridional.
- La tercera, con sede en Ruse, comprendía la Bulgaria septentrional.

Más tarde se añadió una cuarta región con los territorios de la Macedonia serbia, ocupados y anexionados por los búlgaros desde finales de 1915, con sede en Üskub ( nombre búlgaro de Skopje )


MAPA. LAS REGIONES MILITARES BÚLGARAS ( INCLUIDA LA 4ª, CREADA TRAS LA OCUPACIÓN DE LA MACEDONIA SERVIA EN 1915)

Existían 15 divisiones de las cuales 13 eran de infantería ( una de ellas reconvertida en división de montaña en noviembre de 1916 ) y dos de caballería. Para las campañas se las agrupó en cuatro ejércitos:

El 1º ejército estaba bajo el mando del Teniente General Climent Boyadshiev, sucedido en 1916 por el Teniente General Dimit Geshov. Se desplegó en Macedonia bajo la supervisión del grupo de ejércitos del general alemán Mackensen.

El 2º ejército, al mando del Teniente General Georgi Todorov se acantonaba en la Macedonia suroriental.

FOTO. TROPAS BÚLGARAS EN EL FRENTE DE MACEDONIA

El 3º ejército, bajo el mando Stefan Toshev, sucedido en 1916 por el Teniente general Nerezov permanecía apostado en el norte de Bulgaria y se transformó en septiembre de 1916 al entrar en conflicto con Rumania, en el ejército del Danubio, en combinación con tropas alemanas y turcas. Participó en la conquista de la región costera rumana de Dobrudja, arrebatada a Bulgaria durante la II guerra Balcánica en 1913.

El 4º ejército del Teniente General Savov actuó como fuerza de ocupación en la parte griega de la Tracia occidental. Aparte de actuar en los ejércitos nacionales, seis divisiones estuvieron integradas temporalmente en el XI ejército alemán durante la conquista de Serbia.

 FOTO. AUTO BLINDADO AUSTIN II RUSO CAPTURADO POR LOS BÚLGAROS DURANTE LA CAMPAÑA EN DOBRUDJA, EL 17-XI-1916

Respecto a las divisiones, su dotación completa de hombres era de 24.000 efectivos, organizados en dos brigadas de infantería, cada una con dos regimientos, sumando así cuatro regimientos por división. Un regimiento contaba con 4.583 hombres ( por tanto 18.332 efectivos el total de regimientos divisionales ). Las cuatro compañías de un batallón reunían cada una 263 hombres, lo que 1.057 soldados por batallón. El regimiento se completaba con una compañía de ametralladoras de 80 hombres y una compañía de trabajadores no combatientes de 180 hombres.


IMAGEN. DIVERSOS UNIFORMES USADOS POR EL EJERCITO BÚLGARO EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL ( Original Osprey )


Aparte de los regimientos de infantería convencional, las divisiones contenían un regimiento de artillería de 1.959 miembros, compañías de policía militar ( “Polska Zhandermeriya” ), un batallón de ingenieros, un compañía médica, un batallón de caballería y una compañía de suministros.

En lo tocante a las divisiones de caballería, estas se componían de de dos brigadas, cada una con dos regimientos de 657 miembros. Un regimiento contaba con cuatro escuadrones de 141 hombres cada uno, incluyendo en sus filas personal no combatiente y ametralladoras. La división se completaba con un regimiento de artillería a caballo ( de tres batallones de tres baterías ) y compañías de señales, médica y de abastecimiento.


La mayoría de los fusiles y carabinas empleados eran Mannlicher austriacos 8 mm de los modelos 1890 y 1895, aparte de unos 50.000 Nagant M1891 rusos adquiridos durante las guerras balcánicas.

"LOST BULGARIA" EXCEPCIONAL GALERÍA DE FOTOS DEL EJÉRCITO BÚLGARO EN LA I GM