21.8.16

EL CÁUCASO A MEDIADOS DE 1918

En febrero de 1918 movimientos preliminares para retomar el control de los territorios ocupados por los rusos en los años precedentes. Los hitos más destacados fueron la entrada pacífica el día 24 en Trebisonda, y en Erzurum el 11 de marzo, apoderándose de grandes depósitos de alimentos dejados atrás por el ejército ruso en disolución. Hacía el día 24 de marzo había alcanzado la frontera existente en 1914. No se detuvieron ahí, sino que penetraron en los distritos de Batumi (el 18 de abril), Kars (el 25 de abril) y Ardahan perdidos desde 1878 y que el tratado de Brest-Litovsk reconocía de nuevo como turcos. En los plebiscitos  efectuados bajo control de Estambul, se obtuvieron mayorías de hasta el 97,5% favorables a la reincorporación. El 11 de agosto la anexión fue refrendada por el sultán Mehmed VI.

La intervención también se hizo notar en Georgia, Armenia y Azerbayán, que el tratado acababa de reconocer como independientes y dominados por la inestabilidad. El interés del gobierno turco de Enver se centraba en Baku, principal ciudad de la zona y centro petrolífero del recién desaparecido imperio ruso. La localidad estaba bajo un confuso condominio de los bolcheviques, que controlaban a los obreros rusos, y nacionalistas armenios del Dashnak, reunidos en el soviet o comuna de Baku. En marzo de 1918 se produjeron violentas persecuciones contra los musulmanes azeríes residentes en parte de los barrios, saldados con unos 10.000 muertos y miles de refugiados. Estos organizaron un poder alternativo en las pequeñas ciudades y zonas rurales donde eran mayoritarios,solicitando la protección turca. El 4 de junio de 1918 los azeríes y turcos firmaron un tratado de alianza, a cambio del apoyo turco para aplastar a los bolcheviques. Estas actividades del gobierno otomano molestaron en Berlín, que hubiera preferido ver a las  divisiones estacionadas en el Cáucaso concentradas frente a los Aliados en Palestina e Irak. Los políticos de Estambul arguían que la toma de Baku, aparte de consolidar los intereses de su país en la zona, serviría de trampolín para echar a los ingleses de Persia y recuperar Bagdad más adelante. Además, de momento el frente palestino permanecía en calma.

Para esta ambiciosa misión, Enver alistó el llamado “Ejército islámico del Cáucaso”, poniendo al frente del mismo a su hermanastro Nuri Pachá, un veterano del levantamiento senussi contra los italianos e ingleses en Cirenaica y el desierto egipcio. No obstante, el llamamiento de voluntarios encontró una discreta acogida y fue necesario reforzarlo con soldados regulares turcos. 


FOTO. NURI PASHA ( A LA DERECHA) CON UN AYUDANTE EN BAKU,  TRAS LA  TOMA DE LA CIUDAD

 Un primer intento sobre Baku el 5 de agosto fue rechazado por los cañones bolcheviques y por la inesperada aparición de un destacamento británico procedente de Persia. Tras recibir más regimientos de refuerzo, Nuri consiguió finalmente apoderarse del destacado centro petrolífero el 15 de septiembre de 1918. De este modo el imperio turco afianzaba su influencia sobre el naciente Azerbayán. Sin embargo este halagüeño panorama se vio interrumpido por las malas noticias que justo en aquellos  días empezaban a llegar del frente palestino.

Por su parte las tropas alemanas llegaron a Novorosisk en junio persiguiendo a los acorazados "Volia" y "Svobodnaya Rossiya". El primero fue devuelto a Sebastopol y el segundo fue autohundido con torpedos el 19 de junio para no ser entregado. Al enrarecerse las relaciones con los bolcheviques por los incumplimientos del tratado,  los alemanes entraron  en tratos con los rusos blancos de Krasnov. Además, utilizando los servicios del príncipe Matchabelli y otros exiliados georgianos extendieron su presencia a Georgia, donde el gobierno del menchevique de Tcherelli intentaba congraciarse con Alemania y afirmar su independencia frente a los bolcheviques de Rusia y las pretensiones de Estambul.

19.8.16

CUARTA CARTA DE LUDENDORFF:" OPERACIÓN GNEISENAU " ( BATALLA DE NOYON)

El mando alemán tuvo que afrontar el problema derivado del amplio saliente creado por el éxito parcial de la operación Blücher, vulnerable al hostigamiento de la aviación y a los cañones de largo alcance franceses.

Aunque Ludendorff barajó adoptar la postura defensiva,  la descartó  porque pensaba que eran “demasiado débiles para no atacar” .También pensaba que continuar con la racha de asaltos  tendría un efecto estimulante sobre sus decaídos socios de Viena y Estambul.

Finalmente quedo acordado activar el plan “Gneiseanu”, protagonizado por el XVIII ejército de Von Hutier en la zona Noyon-Montdidier, donde debía enfrentarse a partir del 9 de junio a los franceses del 1º ejército de Debeney y sobre todo al 3º de Humbert, ambos coordinados por el general Fayolle.

Sus aviadores comunicaron las concentraciones enemigas a principios de junio. Los preparativos tuvieron tal premura que no pudieron circunscribirse a marchas nocturnas de enmascaramiento. Foch y Petain fueron informados por la inteligencia que 45 divisiones alemanas estaban listas para actuar entre el Oise y el Somme. Ambos jefes estaban cuestionados desde los sucesos del 27 de mayo, y a pesar del apoyo de Clemenceau, eran conscientes de que otra debacle parecida provocaría su cese y tal vez la caída del gobierno.
Fayolle había organizado la defensa en profundidad. Para atender las peticiones de este, Petain y Foch recuperaron varias divisiones prestadas a los británicos y persuadiendo a Pershing para movilizar 5 divisiones americanas que hasta el momento permanecían detrás del sector británico.




Gracias a todas estas medidas Humbert pudo alcanzar a fecha de 4 de junio 7 divisiones en primera línea y 5 en la segunda, aparte de una reserva de 7 divisiones de infantería y 3 de caballería.


Tanto Fayolle como Humbert eran partidarios de una defensa elástica, su red se extendía en una profundidad de 9 kilómetros. Respecto a las fuerzas de Hutier, estas verdaderamente solo disponían de 11 divisiones en línea respaldadas por una reserva de 7 divisiones de calidad variable. De hecho, completar sus cifras solo había sido posible apelando a 23.000 reclutas del reemplazo de 1899 y 60.000 hombres procedentes de varios servicios auxiliares. Tener que recurrir a semejantes procedimientos extraordinarios ya indicaban que Ludendorff  encontraba cada vez más complicado reunir los contingentes necesarios para mantener el frenético ritmo ofensivo. Desde el punto de vista del equipamiento, “Gneisenau” contaría con 625 baterías de artillería y de unos 500 aviones. Algunas de las divisiones estaban afectadas por el brote de gripe que se acentuaría tristemente meses más tarde.





En la noche del 9 de junio la mayoría de las divisiones alemanas acudieron a las áreas de concentración, mientras la característica barrera de artillería ideada por Brunchmuller caía entre los puestos adelantados del adversario, utilizando proyectiles de alto explosivo y gas mostaza. El primer escalón de Sturmtruppen salió a las 3.45 de la madrugada a lo largo de un sector de 25 kilómetros de largo, salpicado de colinas y bosquecillos. La niebla protegió  pero ralentizó el avance. A pesar de ello, a las 6 de la mañana, el flanco izquierdo de Von  Hutier había alcanzado el río Oise. El comandante alemán había concentrado su potencia esencial  entre Rollot y Thiescourt, en el centro de su despliegue. Ciertamente la primera línea francesa se había desmoronado en tres horas. Las vanguardias empezaron a infiltrarse en el valle del Aronde. Pero las reservas francesas estaban acudiendo velozmente y muchos tramos aún eran sostenidas por defensores que se mantenían firmes. Al anochecer el XVIII ejército alemán había penetrado unos 10 kilómetros, un resultado estimable pero alejado de una ruptura decisiva.


Tampoco el día 10 de junio trajo un cambio trascendental. En su flanco izquierdo los hombres de Von Hutier se hicieron fuertes en la margen occidental del Oise, lo que obligó a Fayolle a retrasar su flanco derecho hasta las viejas posiciones de 1914. Pero los alemanes no pudieron explotar esta ventaja en tanto su propio centro no avanzara. Y la oportunidad se esfumó.




FOTO. EL GENERAL FAYOLLE

Fayolle había decidido contratar con cinco divisiones ( las de infantería 129º, la 152º, la 165º y la 48º) apoyadas por la 1ª división aérea, puestas todas ellas a disposición de Mangin, rescatado de su ostracismo para la ocasión. La pregunta era cuando desencadenar la jugada. Las divisiones estarían respaldadas por cuatro grupos de blindados Schneider, Saint Chamond que sumaban 163 vehículos. Fayolle prefería esperar hasta completar los preparativos. Mangin quería actuar cuanto antes. En la tarde del 10 de junio las divisiones comprometidas estaban todavía en tránsito o llegando a sus puntos de concentración. Foch dio su beneplácito a la puesta en acción al día siguiente, como hizo público en su despacho diario: “Las operaciones de mañana representan el fin de la batalla defensiva que hemos librado por más de dos meses. Deberían marcar el freno definitivo a los alemanes y la reanudación de la ofensiva por nuestra parte. Deben triunfar. Hagamos que todos entiendan esto”.

Así ocurrió. A las 11 de la mañana del 11 de junio el centro del XVIII ejército fue embestido desde tres puntos diferentes: Courcelles, Saint Martin y especialmente sobre Mery. En pocas horas los germanos fueron desalojados del valle del Aronde. Al mismo tiempo se apagaba un débil intento del VII ejército de Boehn al suroeste de Soissons. Poco después Von Hutier recibió órdenes de pasar a la defensiva.


El saldo de pérdidas era de 40.000 bajas francesas por 25.000 alemanas. “Gneiseanu” fue menos sangrienta que las operaciones anteriores, pero también de menor duración, y para los atacantes, con menos ganancias territoriales.




6.8.16

ÚLTIMA EXPEDICIÓN DE LOS HABSBURGO: LA BATALLA DEL SOLSTICIO O II BATALLA DEL PIAVE

El frente italiano en Piave-Alpes al este del lago Di Garda había permanecido en calma mientras la tormenta estallaba en Francia. Precisamente las tropas alemanas que habían participado en Caporetto habían sido transferidas para participar en la campaña de primavera. 

Tanto Viena como Roma, conscientes de sus limitaciones, hubieran preferido permanecer a la expectativa del desenlace de los sucesos en Francia, pero se vieron presionadas por sus respectivos socios a impulsar acciones suplementarias en sus propios escenarios. La más decidida fue Austria-Hungría, a pesar de que sus posibilidades logísticas estaban languideciendo: escasez de alimentos para las tropas, falta de caballos y mulas, desgaste de locomotoras y vehículos desprovistos de piezas de repuesto. Con todo, podía alinear una respetable fuerza de unas 60 divisiones (algunas fuentes las reducen a 55 realmente operativas) El jefe del estado mayor, Arz von Straussenberg empezó su planificación en febrero de 1918 tras una reunión con una delegación alemana en Bolzano, para que la campaña austriaca coincidiera con el esfuerzo supremo de Ludendorff. 

¿ Cuál sería su planteamiento de avance? A primera vista un esfuerzo concentrado desde el Trentino parecía el más apetecible para flanquear al enemigo, pero tropezaba con el inconveniente de depender de una sola línea ferroviaria a través de los Alpes en el valle del alto Adigio y el valle de Sugano. La propuesta era sostenida por el general a cargo del XI ejército en la zona, el antiguo jefe de estado mayor Conrad von Hotzendoff. Finalmente se eligió acompañar ese movimiento, dirigido hacía Castelfranco con otro simultaneo de cruce del Piave por el VI ejército y V ejércitos austrohúngaros. La intención era converger sobre Padua, copando a las tropas enemigas, imponiendo a Italia un armisticio. Entonces, tal vez, los austrohúngaros podrían reforzar a sus aliados alemanes en el noreste de Francia. Si el gobierno italiano seguía combatiendo a pesar de todo, seguramente parte de las tropas americanas en Europa serían desviadas a Italia para sostenerla en su necesidad, con lo que el alivio para los alemanes se  produciría igualmente.

La pinza de los Alpes puesta en marcha el 15 de junio, con escaso éxito, disminuyendo ya al día siguiente. En el Piave, bajo la dirección de Von Bojna la cosa pareció arrancar de manera más prometedora, gracias al esfuerzo de las Sturmtruppen austriacas, fundadas por oficiales formados en unidades alemanas. El VI ejército en Montello y el V ejército en la proximidad de la desembocadura consiguieron establecer cabezas de puente al oeste de la corriente, en algunos puntos con 5 kilómetros de profundidad. Hacia el día 18 habían conseguido soldarlas y establecer una posición de unos 20 kilómetros a lo largo de la ribera occidental.

FOTO.   ARDITI EN FOSSALTA DI PIAVE, JUNIO DE 1918

 Pero las reservas para explotar este incipiente éxito no existían, y la crecida del Piave dificultaba el abastecimiento que además debía enfrentarse al hostigamiento de la aviación italiana, dueña del espacio aéreo. Armando Díaz y su jefe de estado mayor, Badoglio, pusieron en marcha un firme contraataque italiano  en Montello esa misma fecha, encabezado por la tropa más profesionalizada de Italia, los Arditi, fundados el año anterior y ampliados como parte del programa de recuperación tras la debacle de Caporetto, hizo comprender a mando austrohúngaro que la operación había fallado. Los días 21 y 22 de junio las fuerzas austrohúngaras abandonaron las posiciones obtenidas y se retiraron de vuelta al este del río. Los italianos se contentaron con haber frenado al adversario, y solo al mes siguiente realizaron algunas incursiones al este del Piave. No obstante, esta batalla del Solsticio, como también fue llamada en Italia, marcaba una clara recuperación de las capacidades de combate italianas, puestas en entredicho desde Caporetto; y para la monarquía Dual una comprobación de su impotencia, sin capacidad para nuevas iniciativas. Las bajas estimadas eran de 90.000 para los italianos,  y 150.000 para los austrohúngaros.  
FOTO. MIEMBROS DE LA IX UNIDAD DE ASALTO DESPUÉS DE LA TOMA DE COL MOSCHIN,  16 DE JUNIO DE 1918. A LA IZQUIERDA CON BASTÓN, EL COMANDANTE GIOVANNI MESSE, FUTURO MARISCAL EN LA SGM.


El destino final del imperio de los Habsburgo quedaba ahora totalmente supeditado a la suerte de los embates de Ludendorff en el frente Occidental.