8.5.11

ACTUACIONES DE LOS SUBMARINOS ALEMANES EN 1916

La campaña submarina alemana se había apuntado una serie de éxitos a finales de 1915, a pesar de los condicionantes impuestos por Berlin tras el caso "Lusitania". Fueron hundidas un total 1.300.000 toneladas de cargueros aliados o neutrales en comercio con ellos. Esta impresionante cifra, con todo, podía ser asumida en vista de las construcciones navales británicas, 650.000 toneladas en el mismo periodo. Casi más dañinos eran los efectos indirectos de la amenaza submarina al repercutir gravemente sobre el coste de los fletes ( hasta diez veces superiores a los precios de 1914 ) y los sobrecostos derivados en combustible y tiempo al tener que navegar en zig zag o alargar las rutas marítimas más importantes para evitar el acecho de los sumergibles enemigos. En el mes de enero de 1916 el almirante Holtzendorff volvió a poner sobre el tapete la necesidad de anular las restricciones que pesaban sobre la actuación de los submarinos. Estimaba que con este procedimiento se podrían hundir en el Atlántico Norte y el Mediterráneo 631.000 toneladas al mes de cargueros aliados. Sosteniendo ese esfuerzo durante medio año se podría yugular el abastecimiento básico de Gran Bretaña. Se disponía de 46 unterseeboote y los astilleros proveerían de 100 unidades adicionales a lo largo del año. El informe se trató en el Cuartel General de Pless el 4 de marzo y fue recibido favorablemente, pero un nuevo desencuentro con EE.UU a resultas del torpedeamiento del paquebote "Sussex" de 1.117 toneladas que navegaba por el canal de la Mancha y el fallecimiento de pasajeros norteamericanos ( y del compositor español Enrique Granados y su esposa ) cambió la primera apreciación. El amago de una ruptura diplomática en la nota del presidente Wilson del 20 de abril, exigiendo que los submarinos procedieran según al método de detención, registro y evacuación de los cargueros surtió efecto. Los almirantes alemanes consideraban este método impracticable y arriesgado, y por tanto inasumible para sus tripulaciones, pero el gobierno alemán no estaba dispuesto (todavía ) a afrontar una posible implicación de EE.UU en la guerra si se aceptaba la campaña sin restricciones que prometía el éxito en el mar. El 24 de abril canceló sus planes. De este modo solo se mantuvieron en activo contra el tráfico la menguada flotilla de Flandes, la destacada en el Mediterráneo y la que operaba contra la navegación hacia los puertos rusos en las aguas del Ártico. En cierto manera, se repetía el escenario de 1915 que tanto frustró a Tirpitz y lo condujo a la renuncia en aquel entonces, con el agravante de que en 1916 si se disponía de un número de submarinos oceánicos capaz de mantener la presión en el nivel necesario. Durante los tres primeros trimestres del año el tonelaje hundido tuvo un promedio de 140.000 toneladas al mes, y en el último trimestre se disparó a las 320.000 toneladas mensuales. TABLA. TONELAJE ALIADO HUNDIDO POR LOS SUBMARINOS ALEMANES EN 1916 Es decir, una espectacular cifra de 2.200.000 toneladas hundidas en el cómputo anual. La moderada contrapartida fue la pérdida de 22 submarinos alemanes. La ausencia de medidas antisubmarinas específicas y eficaces aparte de los rudos método de la embestida contra el casco o del disparo a cañón, ( otras medidas como las cargas de profundidad o las minas sensibles del tipo H II aún estaban en fase de estudio y fabricación) explican la magnitud de los daños que obviamente habrían experimentado un alza si se hubiera autorizado una campaña sin restricciones. Pero el ya mencionado temor a una intervención norteamericana frenaba esta prometedora estrategia de la Potencias Centrales. En el escenario mediterráneo, no obstante, la fuerza submarina se mostró muy activa. A principios de 1916 la Deutsche U-flotille del capitán Waldemar Kophamel basada en la costa austro-húngara estaba compuesta por cinco eficaces unidades, los U-21, U-33, U-35, U-38 y U-39. A mediados de 1916 fueron reforzados con seis unidades del tipo UB II. Estas fueron desmontadas en piezas, transportadas por ferrocarril al puerto de Pola y ensambladas allí. Por el mismo procedimiento se incorporaron tres unidades del tipo UC II. Los UB-4,UB-42, UB-45 y UC-23 partirían más tarde hacia Estambul. Aparte, otro grupo de sumergibles germanos utilizando la ruta de los estrechos de Gibraltar y Otranto y esquivando a las patrullas de vigilancia aliada se unieron a la flotilla de Kophamel. Fueron el U-32, U-63, U-64, U-65, U-72 y el U-73. Los periplos más fructíferos se lo apuntó el que es sin discusión el as de ases de los submarinistas alemanes de ambas guerras mundiales, Lothar von Arnauld de la Pereire al mando del U-35 que consiguió hundir 57.148 toneladas en su salida del 9 de junio al 3 de julio ( y permitiéndose de paso una breve visita diplomática el 21-22 de junio a Cartagena donde entregó una carta de Guillermo II dirigida a Alfonso XIII expresándole su satisfacción por el trato a los alemanes huidos de Camerún e internados en España ). En su siguiente salida de Cattaro entre el 14 de septiembre y el 9 de octubre batió su propia marca con un registro de 66.747 toneladas. FOTO. EL JOVEN COMANDANTE ( 28 AÑOS ) DEL UB-47, WOLFGANG STEINBAUER A la cacería en el Mare Nostrum se sumó un recién llegado, el UB-47 de Wolfgang Steinbauer, que entre agosto y octubre de 1916 despachó al fondo del Mediterráneo central y del Egeo 24.426 toneladas de mercantes aliados. Lograría una espléndida propina cuando el 27 de diciembre sorprendió al acorazado francés predreadnought "Galois", de 14.500 toneladas y lo despachó a las profundidades, salvándose la mayor parte de la dotación.